Etchegoyen: “Brasil y Argentina tienen más convergencias que divergencias”

El general Sérgio Westphalen Etchegoyen, exjefe del Estado Mayor del Ejército Brasileño y ministro del Gabinete de Seguridad Institucional durante el gobierno de Michel Temer, advierte que Brasil y Argentina tienen ante sí una enorme oportunidad dada la complementariedad de sus desarrollos tecnológicos y sus intereses comunes en el Atlántico Sur. Por Mariano Roca.

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"Hoy se puede causar daños a una sociedad, a una Estado o a una región sin una agresión armada", señala el general Sérgio Westphalen Etchegoyen, formado en la Academia Militar das Agulhas Negras y con una larga trayectoria en el Ejército brasileño, además de haber sido asesor del exministro de Defensa, Nelson Jobim, y ministro del expresidente Michel Temer. "El conflicto bélico está siendo reemplazado por conflictos en otros universos", añade este militar retirado, en diálogo con DEF, en una conversación en la que recorre las cuestiones más candentes del tablero geopolítico internacional y su impacto en nuestra región.

El general Etchegoyen tiene una
El general Etchegoyen tiene una larga trayectoria en el Ejército brasileño. Foto: Fernando Calzada.

-En un escenario en el que el multilateralismo está en declinación y vuelve a aflorar el poder las potencias en distintas regionales del planeta, ¿usted cree que corre riesgo el orden democrático liberal?
-Estamos viviendo un intento de reacomodamiento en la distribución de poder en el mundo. Se terminó la bipolaridad de la Guerra Fría. El derrumbe de la Unión Soviética, la recuperación de Rusia, la ascensión de China, las decisiones norteamericanas y el desarrollo de la franja del Pacífico en el este asiático generaron reacciones, que yo considero que son naturales en un momento de redistribución de poder en el tablero del ajedrez mundial. Los altibajos de la democracia son parte de todo esto. Cuando EE. UU. cambia sus actitudes políticas a partir de la llegada del presidente Trump al poder, no lo hace porque los ciudadanos estén cansados o hartos. En Brasil tenemos una expresión que dice: "Para mantenerse en la misma situación, uno tiene que cambiar muchísimo". O sea, para mantenerse como la superpotencia, EE. UU. tiene que cambiar, y como tiene una élite que piensa, entiende y sabe "jugar" el juego estratégico de largo plazo, buscan soluciones que favorezcan a EE. UU. Pero no creo que esté en riesgo el concepto de "democracia liberal".

-¿Cómo observa, en el actual escenario, el rol de Europa y de la OTAN?

-Europa vive una gran discusión interna. Con la creación de la OTAN, muchos de los países europeos delegaron parte de su defensa y soberanía en la Alianza Atlántica. Hoy existe un consorcio que reúne distintas capacidades militares en beneficio de una asociación de países. Ahora bien, incluso en una asociación pacífica de países, hay divergencias e intereses no coincidentes. Lo que tenemos hoy en Europa es una gran potencia económica, que es Alemania, y una gran potencia militar, que es Francia. Lo que sucede, entonces, es que quien cuenta con el poder militar no tiene la capacidad económica y, viceversa, quien cuenta con la capacidad económica no tiene el poder militar.

Sudamérica concentra el 25 %
Sudamérica concentra el 25 % de las tierras cultivables del planeta. Foto: Fernando Calzada.

-¿Cómo impacta en la región sudamericana la enorme influencia de China y su choque de intereses con EE. UU.?
-Es un momento particularmente complejo, pero abre una ventaja de oportunidad fantástica para Brasil y Argentina y, en consecuencia, para Sudamérica. China ha venido ocupando en Sudamérica los vacíos que ha ido dejando EE. UU. Y en cuestiones de estrategia, no hay vacíos de poder. Si uno deja un espacio vacío, rápidamente es ocupado por otro. Hoy China tenía la liquidez para ocupar ese vacío. La política externa de EE. UU. está muy preocupada por lo que sucede en el hemisferio norte. La ventana que se abre para nuestros países deriva del siguiente hecho de la realidad: el mundo seguirá dependiendo de tres elementos básicos: , que son los alimentos, el agua y la energía. Sudamérica, donde vive solo el 6 % de la población mundial, tiene un superávit estratégico: cubre un 12 % de la superficie terrestre y concentra al menos un 25 % de las tierras cultivables, el 25 % de las reservas de agua dulce conocidas y, lo que es aún más importante, es autosuficiente en energía y puede exportar energía en sus distintas formas. Nuestras élites y nuestros gobiernos tienen que tener en cuenta que esta es la gran riqueza que vamos a dejar a las futuras generaciones. Si bien estamos alejados de las grandes decisiones internacionales, si logramos profundizar las relaciones y alinear nuestros intereses para trabajar juntos, es posible construir un cluster que reúna lo que va a necesitar el mundo.

Sudamérica concentra el 25 % de las tierras cultivables del planeta, el 25 % de las reservas de agua dulce conocidas y puede exportar energía en sus diversas formas.

-Para analizar el vínculo entre Brasil y Argentina, usted utiliza un concepto que es el de la "dictadura de la geografía". ¿Qué significa?
-Debido a lo que yo denomino "la dictadura de la geografía", Brasil y Argentina están condenados a ser vecinos y lo que tienen que decidir es si desean ser buenos o malos vecinos. Si nos unimos y nos ponemos de acuerdo, tenemos una superficie que nos permite controlar todo el Atlántico Sur. No significa que neguemos el acceso a nadie, sino que se trata de proteger nuestro patrimonio. Yo creo que falta una estrategia de parte de nuestros políticos porque todavía no han percibido la importancia de nuestra posición. Brasil y Argentina tienen muchas más convergencias que divergencias. Necesitamos alinear los intereses comunes y la protección de nuestras soberanías e inducir a los países sudamericanos a que hagan lo mismo. Tenemos que dejar claro al mundo que una agresión a un país sudamericano es una agresión a Sudamérica. Un país sudamericano amenazado es una Sudamérica amenazada.

La cooperación militar es un
La cooperación militar es un capítulo central de la relación bilateral argentino-brasileña.  Foto: Archivo DEF.

-¿Por qué cree que no prosperaron la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y el Consejo Sudamericano de Defensa, del que Brasil fue un gran promotor?
-A mí me parece que eran iniciativas ideológicas. Nosotros hemos vivido en Brasil un intento de gobernar con dogmas ideológicos, que son similares a las creencias religiosas, y no son susceptibles de ser discutidos. Los dirigentes pensaban que, si no lograban explicar la realidad a partir de esos dogmas, era porque la realidad estaba equivocada. Intentar gobernar países tan complejos desde el punto de vista económico y social a partir de posiciones dogmáticas no funciona. Eso hizo que se perdiera mucho tiempo.

“Estamos viviendo un reacomodamiento del
“Estamos viviendo un reacomodamiento del poder global”. Foto: Fernando Calzada.

-¿Cuál es su visión del sistema multilateral de toma de decisiones que hoy está puesto en discusión por las principales potencias?
-Yo tengo una posición muy crítica sobre el sistema internacional y sus instrumentos. Naciones Unidas vive, en algún punto, sostenida por su burocracia y por los intereses de los países que la mantienen. Se ha convertido en una criatura tan poderosa que no desaparecerá, pero es posible que pierda relevancia si no encara una reforma integral y no se aggiorna.

-En su momento Brasil planteó su ambición de ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Se mantiene vigente esa pretensión?
-Es una cuestión difícil de resolver, pero se mantiene vigente. La posición actual de Itamaraty –y yo concuerdo con ella– es hacer un esfuerzo por mantener el tema en discusión. Basta recordar cuántas veces el Consejo de Seguridad ha sido sobrepasado en cuestiones de su competencia, y las potencias han ignorado completamente las reglas, como ha ocurrido en los Balcanes y en Siria, por ejemplo. Si uno insiste con el tema de la reforma de las instituciones de la ONU, es posible que se logre algún tipo de cambio en la gobernanza internacional.

Necesitamos alinearnos y defender los intereses comunes de Argentina y Brasil para proteger nuestra soberanía e inducir a los demás países sudamericanos a hacer lo mismo.

-¿Qué tipo de complementariedad se puede dar entre Argentina y Brasil en materia tecnológica?
-Los brasileños no conocen la capacidad tecnológica de la Argentina. Tenemos un bloque económico que necesita reforzarse, y hay temas estratégicos. Por ejemplo, tenemos que decidir cómo proteger nuestro universo cibernético y preguntarnos si vamos a contratar protección extranjera o vamos a tener nuestro propio modelo. En el desarrollo del sector aeroespacial, las capacidades que tiene INVAP son fantásticas en la producción de satélites, pero les faltan otras aptitudes e infraestructuras que tiene Brasil, como el centro privilegiado de lanzamiento espacial de Alcántara, en Maranhão, o el desarrollo de los vectores y el combustible. En el sector nuclear, Brasil se preocupó por su capacidad de enriquecer uranio, mientras que Argentina se preocupó por agregar valor en el desarrollo de reactores. Tenemos que plantear reuniones entre autoridades políticas, que sean seguidas de visitas a las empresas y centros de tecnología para que empecemos este intercambio de experiencias. No se va a producir en el corto plazo, pero hay que iniciar este camino.

INVAP es una empresa argentina
INVAP es una empresa argentina clave para profundizar los vínculos con Brasil. Foto: Archivo DEF.

-A nivel continental, ¿cómo ve el rol de las FF. AA. en el combate al narcotráfico y a la criminalidad organizada?
-El crimen organizado es la principal amenaza a la integridad social de un país. Cuando sufrimos una amenaza de esta magnitud, el Estado tiene el deber de utilizar todos los instrumentos que tiene a su alcance y a su disposición. Cada institución tiene capacidades y talentos que se pueden complementar, y los militares tienen una capacidad de planeamiento, de inteligencia y de logística que no tienen las Policías. En Brasil, estamos haciendo un esfuerzo muy grande en lograr integrar la estructura del Estado a nivel vertical (municipios, Estados, gobierno federal) y horizontal (con sus vecinos). Cada país tiene su estructura de seguridad pública peculiar para combatir el crimen. Lo que es importante es que los países sean capaces de conformar plataformas para que esas estructuras se conecten con las estructuras de los países vecinos. Debemos encontrar soluciones que, respetando nuestras soberanías, sean eficaces en el combate al crimen. Tal vez la iniciativa más fuerte que se puede lograr en este sentido, considerando las capacidades tecnológicas argentinas y la complementariedad con Argentina, sea construir juntos un sistema de control de fronteras. Si logramos dar un paso como este, estaríamos dando una gran demostración al mundo y a la Región.

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