Un escenario multipolar en el que EE.UU., Rusia y China aparecen como fuerzas dominantes, la evidencia de una nueva carrera armamentista y los cambios tecnológicos aceleran las múltiples formas de confrontación entre las potencias. "En todo el mundo han surgido liderazgos fuertes y personalistas, de tinte nacionalista, tal el caso de las tres grandes potencias, lo cual conduce a un debilitamiento del multilateralismo", advierte Irma Argüello, quien sostiene que "el uso de tecnologías avanzadas marca la diferencia entre el actual momento histórico y experiencias anteriores de enfrentamiento entre potencias".
En un ámbito que la presidenta de la Fundación NPSGlobal conoce a la perfección, como el de los asuntos nucleares globales, también se están verificando situaciones preocupantes que revierten la distensión entre EE.UU. y la entonces Unión Soviética de los últimos años de la Guerra Fría. Conversamos con ella sobre el nuevo panorama internacional y sobre cómo se inserta nuestro país, con una capacidad militar muy debilitada, en un escenario global cambiante y volátil.
-¿Qué podría ocurrir de confirmarse la ruptura de los acuerdos entre EE.UU. y Rusia en temas control de armas y desarme nuclear?
-La estabilidad mundial está basada en un mínimo entendimiento entre las grandes potencias. En este sentido, los acuerdos bilaterales entre EE.UU. y la Unión Soviética -y, posteriormente, Rusia- han sido y continúan siendo esenciales. Un hecho muy negativo es la casi segura ruptura del Tratado INF (Intermediate-Range Nuclear Forces). Se trata de un acuerdo bilateral que ha permitido la destrucción de los misiles balísticos y crucero, nucleares y convencionales, de corto y medio alcance, de ambas potencias. En honor a la verdad, hubo denuncias cruzadas de violaciones al Tratado. Sin embargo, en mi opinión la decisión unilateral de EE.UU. de retirarse es cuestionable. Washington ha venido denunciando hace tiempo desarrollos misilísticos por parte de Rusia que contravienen los compromisos del INF. También, según Moscú, la instalación de defensas misilísticas estadounidenses en Polonia y Rumania contraviene el INF. La administración Trump ya ha dado el paso para retirarse del tratado, aunque el momento decisivo será en agosto, cuando la suspensión temporal pase a ser permanente. Si esto ocurre, la seguridad internacional, sobre todo la de Europa, se verá muy afectada. La mejor opción sería llegar a un acuerdo consensuado antes de que esto ocurra, manteniendo las bases del Tratado, ya que posteriormente sería muy difícil de recomponerlo.
-¿Qué consecuencias puede traer esta confrontación entre potencias?
-Se puede configurar un escenario de segunda "guerra fría", mucho más compleja que la anterior, con más actores relevantes, China por caso, y esta vez con un rol central de actores no estatales. Ya son claros los signos de una nueva carrera armamentista, que abarca desde lo convencional hasta lo nuclear. Por ejemplo, todos los Estados con armas nucleares están realizando fuertes inversiones en modernización de sus arsenales y las armas nucleares recobran relevancia en sus doctrinas de seguridad, tanto a nivel de los países como de sus alianzas, tal es el caso de la OTAN. Un hecho que llevaría a una situación aún más caótica que la actual en términos de seguridad es que en 2021 no se llegue a un acuerdo entre EEUU y Rusia para la renovación del tratado bilateral sucesor del START, que regula la paulatina reducción del arsenal nuclear estratégico de ambos países, en un esquema de mutua verificación. Si esto ocurriera, el mundo entraría en un gran nivel de incertidumbre, ya que este tratado es clave en el control y reducción de los arsenales de las dos potencias, que concentran por sí solas el 90% de las armas nucleares del mundo. En el peor escenario, el mundo se quedaría sin el INF y sin el nuevo START, lo que lo dejaría huérfano de un control que obligara a ambos Estados a la reducción paulatina de su armamento nuclear. Si bien los cinco Estados parte del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) -EE. UU., Rusia, China, el Reino Unido y Francia- están obligados a mantener negociaciones de buena fe para el desarme, esto no se ha cumplido en la práctica y es lo que reclaman los países sin poderío nuclear. Sumado a esto, cabe recordar que existen cuatro países nuclearmente armados que no son parte del TNP: India, Pakistan, Israel y Corea del Norte. Así y todo, el TNP, con 191 países integrantes, sigue siendo la base del orden nuclear actual y, como tal, debe ser preservado.
Brasil sería el único caso en el mundo de un Estado sin armas nucleares que contaría con un submarino de propulsión nuclear.
-Con respecto a América del Sur, ¿cuáles son las particularidades de Brasil y su proyecto de submarino nuclear?
-Es un proyecto que ha generado muchas resistencias internacionales, pero no es proliferante per se. Lo cierto es que Brasil sería el único caso en el mundo de un Estado sin armas nucleares que contaría con un submarino de propulsión nuclear. Debemos aclarar que la propulsión nuclear no está prohibida por el TNP y tampoco implica que el submarino tenga armamento nuclear. El desafío es diseñar un método de verificación para el combustible nuclear del reactor del submarino, de modo de dar cumplimiento a las obligaciones que Brasil tiene en el marco del TNP como "Estado sin armas nucleares". Me refiero al acuerdo de salvaguardias totales con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Es decir, se debe asegurar que el submarino cumpla su función específica, lo que implica estar sumergido por tiempos largos y, a la vez, se controle que el material nuclear no sea derivado a otros fines. Lo inédito del caso es que todos los demás Estados poseedores de submarinos nucleares no están obligados a tales salvaguardias, sea porque están reconocidos como legales poseedores de armas nucleares dentro el TNP o por no ser partes.
-¿Qué rol le cabrá a la Agencia Argentino-Brasileña de Contabilidad y Control de los Materiales Nucleares (ABACC)?
-La ABACC funciona a la par del Organismo Internacional de Energía Atómica, en la verificación de los materiales e instalaciones nucleares en ambos países. Recordemos la acción de ABACC es un ejemplo a nivel mundial, siendo un caso exitoso y único de verificación mutua entre dos Estados. Sin embargo, en la práctica ocurre a una doble verificación, la de ABACC y la del OIEA, lo que implica en mi opinión, a una duplicación de esfuerzos. Sería muy deseable lograr que el OIEA delegue en la ABACC la verificación, manteniendo su rol de control final del proceso. Es claro que la ABACC es un activo compartido por ambos países, que debe ser protegido y fortalecido. El nuevo gobierno de Jair Bolsonaro abre interrogantes respecto de la política nuclear brasileña a mediano y largo plazo. Sin embargo, a pesar de contar con una fuerte presencia militar en el gabinete, no visualizo que en el corto plazo que esto derive en cambios de política o intenciones de proliferación. Mucho dependerá también del manejo político del gobierno argentino, que deberá estar a la altura de las circunstancias en la defensa de nuestros objetivos frente a la contraparte brasileña.
-Analizando la situación de la defensa en Argentina, ¿cuál es el balance que hace de las últimas tres décadas?
-Creo que a través de las décadas se han tomado muchas decisiones políticas erróneas, basadas en cuestiones ideológicas, contrarias a los intereses nacionales. En ese orden de cosas, y haciendo prevalecer tales ideologías, se llegó a instalar la creencia de la mera existencia de las FF.AA. como un hecho autoritario y ofensivo hacia la sociedad. Se tergiversó autoridad con autoritarismo. Lo mismo ocurrió, en la práctica con otras instituciones claves para el funcionamiento republicano. En un concepto amplio de "defensa" , un caso emblemático es el abolicionismo instalado en el Poder Judicial, que deja en los hechos a la sociedad indefensa frente a la delincuencia. Las consecuencias fueron nefastas. Volviendo a lo específico. en Argentina hubo una sistemática destrucción de las FF.AA., de sus capacidades y de su autoestima, situación que es esencial revertir en forma coherente y ordenada. Se creo una ficticia división entre Defensa y Seguridad que las vació de razón de ser y contenido. Hoy se requiere un plan estratégico de largo plazo que responda a un concepto moderno de Defensa y Seguridad que, por el momento, no lo veo. Por ejemplo, tanto las ventas de activos y propiedades militares, como la compra de equipamiento operativo se deberían hacer encuadradas en ese plan, y no fuera de él.
Hoy las amenazas son complejas e incluyen actores no estatales, el crimen organizado, el narcotráfico y el terrorismo internacional, así como agresiones mixtas.
-¿Cómo observa el debate sobre el involucramiento de las FF. AA. frente a hipótesis de conflicto no tradicionales?
-En la teoría moderna, es preferible hablar de escenarios de riesgo más que de hipótesis de conflicto. Al respecto, lo que se dio en Argentina fue la imposición de una ideología, con tiente de venganza frente a todo signo de autoridad, y con eje principal en las FFAA. Cuando se pretendió acotar el papel del instrumento militar a la defensa frente a agresiones militares por parte de otros Estados, como figura en el decreto 727/06 reglamentario de la Ley de Defensa Nacional, se optó por un enfoque arcaico en el mundo. Hoy las amenazas a una nación son complejas: incluyen actores no estatales, crimen organizado, narcotráfico y terrorismo trasnacional, muchas veces combinados, así como también las agresiones mixtas en las que participan Estados como sponsors de dichos actores no estatales. El caso Venezuela es típico: un Estado tomado por el narcotráfico, que es la puerta de entrada del terrorismo islámico en la región. En este contexto, limitar a las FF.AA. a un rol acotado, frente a escenarios de bajísima o nula probabilidad de ocurrencia, es un error estratégico que lleva sin dudas a la indefensión de nuestro país. Por eso, considero como un paso positivo el cambio de mentalidad que la derogación de dicho decreto y su reemplazo por el Decreto 683/18 que atiende estos riesgos, así como también la publicación de una nueva Directiva de Política de Defensa Nacional a través del Decreto 703/18. Sin embargo, veo todo esto como un puntapié inicial, ya que todavía falta mucho por hacer.
-¿Qué es lo que falta en Argentina para avanzar en una política de defensa acorde a los tiempos que corren?
-El principal problema es que este tema no es percibido por la política como central en la agenda nacional, cuando en rigor debería serlo. Para avanzar, habría que lograr consensos básicos que sean respetados por los distintos actores, de modo dar continuidad a las políticas de Estado independientemente del gobierno de turno. Así funcionan los países evolucionados. En este sentido, la idoneidad y experiencia de los que conduzcan la defensa y seguridad es fundamental. Se trata de replicar lo que hacen los que les va bien y tienen una cultura afín a la nuestra, que los hay también en la región. De no ir por esta línea, visualizo que nuestro potencial se reduce considerablemente en todos los temas esenciales al interés nacional. Agrego que hoy veo un notable daño a nuestras instituciones y abarca a los tres poderes de la república. Esto es la consecuencia de un plan ideológico que nos viene carcomiendo hace años. Si nos quedamos obnubilados por la ideología o por intencionalidad disolventes, como ocurrió en el tema de la defensa en las últimas décadas, nuestro futuro como nación estará muy comprometido. Es importante que los gobernantes reflexionen y actúen con grandeza, trabajando por el interés común y armando los consensos básicos acordes a las inminentes necesidades de la Argentina presente y futura.
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