Al frente de Gendarmería desde diciembre de 2015, el comandante general Gerardo Otero es además presidente de la Comunidad de Policías de América (Ameripol).
Otero ha emprendido un trabajo de modernización y adecuación de sus operaciones a los nuevos desafíos que enfrenta la Argentina en materia de seguridad. Para que la tarea sea efectiva, aboga por "romper los prejuicios y la desconfianza entre las Fuerzas de Seguridad" y profundizar la cooperación tanto a nivel nacional como regional.
La lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, la conformación del nuevo Comando Antiterrorista y el combate a las nuevas modalidades de delito informático figuran entre los objetivos centrales de la fuerza que lidera, que está próxima a cumplir sus 80 años.
-¿Qué es Ameripol y cuáles son sus vínculos institucionales con la Organización de Estados Americanos (OEA)?
-Ameripol es un mecanismo de cooperación hemisférica que busca dar respuesta en materia de seguridad. El organismo se creó hace diez años, en Bogotá, por iniciativa de un grupo de visionarios, integrado por jefes de distintas fuerzas –dentro de las cuales se encontraba Gendarmería Nacional Argentina–, quienes vislumbraron la necesidad que existía en el continente de un trabajo mancomunado de las fuerzas policiales y de seguridad. De alguna manera, nos convertimos en garantes del libre ejercicio de los derechos y libertades públicas. Hoy estamos en la búsqueda de la institucionalización. Nosotros partimos de instituciones subordinadas al poder político y, por ende, esta macroorganización [Ameripol] debe estar también subordinada a un organismo internacional. La OEA nos daría una personería jurídica internacional y permitiría una presencia política que nos controle y supervise, pero también nos acompañe. Institucionalizarnos nos otorgaría una legitimidad mayor y, por sobre todas las cosas, transmitiría tranquilidad a los ciudadanos y a los Estados.
-¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrenta Ameripol?
-El delito carece de fronteras y de escrúpulos, pero no de recursos económicos. La economía no se circunscribe a lo dinerario, a los efectos y a los medios, sino también a la posibilidad de que, al trabajar en bloque, podamos llegar con mucha rapidez y contundencia a través de las comunicaciones. Aquí nos hemos concentrado en dar respuestas. Realizamos operativos en forma permanente, de los que no siempre participa necesariamente la totalidad de los integrantes de Ameripol. En algunas ocasiones, la problemática de los delitos tratados lleva a la necesidad de conformar pequeños bloques o a la interacción de países e instituciones vecinos que necesitan abordar determinadas cuestiones en forma conjunta.
-¿Existe cooperación con otros organismos similares a nivel internacional?
-Sí, por ejemplo, en el caso de Europol (Oficina Europea de Policía), una organización que está muy cerca de nosotros y con la que hemos desarrollado intercambios, a pesar de que Ameripol aún no esté institucionalizada. Europol ve el potencial, las capacidades y los hechos concretos que estamos llevando adelante en materia de seguridad, capacitación, intercambio científico y aspectos doctrinarios. Creemos que es muy bueno generar una matriz de trabajo común, que esté acompañada de un vocabulario compartido. Eso nos va a dar la fortaleza para tener una visión prospectiva de los hechos, y no ir siempre detrás de ellos. Tenemos que hacer un trabajo inteligente y proactivo, a través de un acuerdo entre todos nuestros países, para poder llevar adelante una política de seguridad que trascienda las diferencias ideológicas y entre países. No podemos perder tiempo, porque somos las fuerzas de seguridad las que tenemos que atender día a día una problemática que preocupa al ciudadano.
-¿Cuál es la situación de Gendarmería en materia de cooperación internacional?
-Hoy Gendarmería está en plenitud respecto de la cooperación internacional. Esto sucede, por un lado, porque el Ministerio de Seguridad de la Nación propicia este tipo de experiencias, pero también porque nosotros estamos absolutamente convencidos de que debemos intercambiar experiencias con otros países e incluso observar situaciones no tan positivas, ya que todo ello nos permite hacer un diagnóstico, desarrollarnos y ver dónde estamos posicionados. Hoy el mundo está interconectado, ya no existen fronteras, y todos estamos preocupados por lo que sucede en otros lugares del planeta porque puede llegar a afectar a nuestros países, a nuestros ciudadanos y a nuestras propias organizaciones.
CONOCIMIENTO, TECNOLOGÍA Y CONTROL DE GESTIÓN
-¿Cómo evalúa el trabajo de Gendarmería en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado?
-Podría simplificar diciendo que, en función de las estadísticas, Gendarmería es la fuerza de seguridad que secuestra actualmente el 70 % de la droga que es incautada en el país. Sin embargo, limitarme a ello sería quedarme en algo muy elemental, en función de las expectativas y los deseos que tenemos como institución. Lo más importante de nuestro presente es el cambio cultural que estamos logrando y el concepto que aplicamos para rediseñar las distintas direcciones y áreas de la fuerza. Tenemos un plan hacia 2038, cuando Gendarmería cumplirá 100 años. Sin conocimiento, tecnología y control de gestión, la institución quedaría deambulando por cosas muy elementales. Nosotros estamos trabajando con método científico, con ciencias y especialidades que antes no se utilizaban, y elaboramos un sistema de trabajo. Hoy no compramos una cámara fotográfica por la cámara en sí misma; eso debe responder a un plan preestablecido.
-¿Cómo está hoy la fuerza a nivel tecnológico?
-Siempre faltan medios. Debemos partir de una realidad y saber con qué dinero contamos. El Estado tiene muchas necesidades y nosotros tenemos que ser racionales. Esa racionalidad nos debe llevar a distribuir eficientemente los medios con los que contamos. Yo concibo a Gendarmería como una gran fuerza especial constituida por pequeñas fuerzas especiales. Eso quiere decir el máximo conocimiento, la mejor preparación de sus efectivos, la tecnología adecuada para llevar adelante su actividad y un expertise que parta de la base de un control permanente sobre esa gestión. La criminalística y los estudios forenses, tal como evidenció la investigación del caso Nisman, demuestran el nivel que tiene nuestra fuerza. Hoy estamos trabajando para certificarlo a nivel internacional. No caben dudas de que estamos jugando en las grandes ligas en criminalística y estudios forenses. Estamos transitando el buen camino porque queremos ser los mejores.
-¿Cuál es el nivel de cooperación con las otras fuerzas de seguridad?
-Una de las cuestiones centrales sobre las que ha venido bregando la gestión de Gobierno es por romper los prejuicios y la desconfianza entre las Fuerzas de Seguridad para comenzar a transitar un camino conjunto. La única manera de combatir el delito es haciéndolo en conjunto. Debemos hacerlo entre todos, y no me refiero solamente a las instituciones de seguridad. Debemos entender la seguridad como un problema social que exige la presencia de un montón de actores. Nosotros cubrimos solo una faceta: por momentos, prevenimos; y por otros, tenemos una actuación más represiva de los delitos. Ahora bien, debemos tener en cuenta el rol de la educación, el trabajo, las organizaciones barriales, la Iglesia, el gobierno, el municipio, el vecino y la familia. Si creemos que las fuerzas de seguridad son la única respuesta al conflicto, estamos en problemas. Decir eso sería simplificar una cuestión que tiene otra raíz, otra problemática. Nosotros atendemos la situación o llevamos tranquilidad solo en un momento determinado.
FRONTERAS CADA VEZ MÁS DINÁMICAS
-En su momento, se cuestionó que los gendarmes hubieran sido trasladados de las fronteras a zonas del Conurbano para hacer frente a la situación de inseguridad. ¿Cuál es la situación actual?
-Las instituciones tienen que ser dinámicas, y si la ciudadanía necesita que demos una respuesta en situaciones que antes no existían, debemos tener la versatilidad de poder atender a esas demandas. Partamos de la base de que la frontera es dinámica. A mi entender, debemos cambiar el concepto cerrado de frontera. Si no, para tomar una metáfora futbolera, es como pararnos bajo el arco y creer que así vamos a ganar el partido. La frontera es aquella línea que todos conocemos, donde esencialmente trabaja Gendarmería, pero también es la profundidad del territorio. Cualquier hecho que se produce en la frontera tiene repercusión en el interior del país y en las grandes ciudades. Si miramos las estadísticas, vemos que los procedimientos no siempre parten de un hecho que sucede en la frontera. El caso de Itatí es un ejemplo: surgió de un hecho –diría, un hecho casi menor– en una villa miseria y terminó en un caso de gran repercusión.
-¿No sería, entonces, una cuestión de cantidad de gendarmes en la frontera?
-Cuando se dice que los gendarmes se fueron de la frontera, yo respondo que no es cierto. La pregunta debe ser replanteada. Muchas veces, la respuesta no es sumar gente si el recurso carece de la preparación, de los conocimientos básicos y de los medios adecuados. En cambio, si tenemos un recurso preparado y con los medios adecuados, eso permite actuar con mayor eficacia. Un ejemplo concreto: en 300 kilómetros cuadrados, en tres elementos que teníamos en el norte, había un solo vehículo. Hoy tienen buena capacitación y recursos.
-Por su historia, Gendarmería ha estado siempre muy presente en las comunidades de frontera. ¿Cómo se trabaja hoy en el plano social con esas poblaciones?
-Nosotros buscamos trascender en el tiempo a través de la evolución y el progreso de la fuerza, pero la otra cara de la institución, la que nos hace aún más fuertes, es el concepto humanitario que tiene Gendarmería de su función. A través de los años y en las situaciones más críticas, Gendarmería siempre estuvo cerca del maestro, del partero y del enfermero, por citar algunos ejemplos. Tenemos la imagen del gendarme que lleva leña a un poblador y del gendarme que acerca un camión sanitario para ayudar al vecino. Eso es Gendarmería en estado puro. Somos una institución que se creó para dar una respuesta social: los orígenes de la historia nos llevan a los conflictos que existían con un conjunto de delincuentes en los territorios nacionales del norte, y la respuesta no fue solo en materia de seguridad, sino en el concepto solidario, que está a flor de piel en la fuerza. Al ser la única expresión del Estado presente en esas zonas, aun con modestos recursos, se acompañaba a los compatriotas. Después dimos más entidad a esa faceta y con total convicción. Nuestra mayor tarea social la hacemos en silencio porque forma parte de nuestra esencia.
CIBERDELITO, TERRORISMO Y NUEVAS AMENAZAS
-¿Cuáles son las mayores amenazas delictivas no tradicionales?
-Un tema central es el ciberdelito y, conectado con él, la denominada "internet profunda" (deep web). Tenemos que afrontarlo de dos maneras: por un lado, con la investigación propiamente dicha y el trabajo de inteligencia que se hace sobre este tipo de delitos; por otro, con la mejor preparación en el trabajo forense. Nosotros estamos creciendo y consolidándonos. Hemos generado un Departamento de Delitos Informáticos y vamos próximamente hacia una Dirección. Estamos capacitando personal y hemos incorporado nuevas herramientas tecnológicas. Ese es el camino. Queremos ser una institución competitiva. En este sentido, estoy convencido de que es sana la competencia entre distintas fuerzas e instituciones. Es lo mejor que puede sucedernos porque, en mi opinión, es saludable el control por oposición entre las instituciones. Eso no quiere decir que seamos enemigos. Todos trabajamos contra un enemigo común; y cada uno debe demostrar que es mejor que el otro. Es lo que yo propicio desde mi responsabilidad. Quiero que Gendarmería tenga el mejor sistema para combatir el ciberdelito. Y todos deben buscar ese mismo objetivo.
Estamos jugando en las grandes ligas en criminalística y estudios forenses
-¿El ciberdelito borra la distinción entre seguridad interior y exterior? ¿Hay riesgo de manejarse al filo de la ley que distingue la responsabilidad en cada una de esas materias?
-Hay leyes y son las que rigen nuestro accionar. El delito debe ser combatido siempre respetando lo que establecen las normas. Hoy el delito atraviesa las fronteras y, por eso, son tan importantes organizaciones, como Ameripol, Europol o Interpol. En ese contexto, tomando a Gendarmería como punto de referencia, nosotros buscamos coordinar con otros países cuando descubrimos en las redes actitudes que no responden al Estado de derecho y constituyen un delito. Y si es necesario, en función de la información que recogemos o de alertas que detectamos sobre un posible accionar –por ejemplo, la amenaza de un atentado que puede afectar a otro país–, transmitimos la información para que el país interesado pueda desarrollar una defensa ante esa circunstancia.
-¿Cómo se trabaja con la Justicia Federal en las investigaciones y operativos?
-Como auxiliares de la Justicia, nosotros hemos tenido una saludable colaboración tanto con el Ministerio Público Fiscal como con la Justicia Federal y con todas las organizaciones del Estado que contribuyen a que cumplamos con nuestro trabajo. Hoy estamos totalmente comprometidos y nos vemos acompañados en el trabajo. Los jueces y fiscales buscan a Gendarmería porque estamos a la altura de las circunstancias para dar respuesta a sus necesidades. Muchas veces, la investigación de un delito lleva a descubrir otros, como puede ser la trata de personas o la pedofilia. En una oportunidad, estábamos detrás de una causa por drogas en una provincia y, a través de las escuchas y de la investigación, nos enteramos de un homicidio. En esos casos, se da conocimiento al juez de inmediato.
-Gendarmería ha conformado recientemente un nuevo Comando Antiterrorista. ¿En qué consiste y cómo está integrado?
-El Comando Antiterrorista está constituido por una serie de elementos que no son solo fuerzas especiales ni investigadores. Eso sería simplificar la misión. Este Comando incluye también a ingenieros, traductores, antropólogos, sociólogos y especialistas en determinación de perfiles. Este sistema virtuoso está amplificado en Buenos Aires, pero en el interior del país se reproduce en pequeñas unidades con las mismas capacidades. Desarrollamos un sistema inédito, en el que fusionamos disciplinas y especialistas, con un alto valor agregado, un ejemplo para cualquier institución. No solo es una estructura dinámica, versátil, profesional, interdisciplinaria, sino también bilingüe, ya que puede realizar perfectamente sus funciones en español e inglés. Hoy el terrorismo no tiene límites y exige interactuar con otras instituciones.
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*La versión original de esta nota fue publicada en la revista DEF N. 121