Estados Unidos ya cuenta con un nuevo desarrollo para asegurar su dominio en el aire, que fue probado con éxito el año pasado. Se trata de un láser de alta energía montado en un helicóptero Apache AH-64 para derribar determinados objetivos. El arma fue desarrollada por la empresa Raytheon, proveedora de las Fuerzas Armadas norteamericanas. Los especialistas coinciden en que el láser ofrece una solución menos costosa que los misiles, a la hora de realizar derribos.
A pesar de ser una primera prueba (por lo menos, la primera dada a conocer públicamente), ya se levantaron algunas voces opositoras que cuestionan la legalidad de esta nueva arma. De acuerdo con el Protocolo IV del Convenio de Ginebra (año 1995), las armas láser no pueden utilizarse contra seres humanos. Puntualmente, el Protocolo prohíbe en su artículo 1 emplear o transferir a un Estado, o a cualquier otra entidad, armas láser específicamente concebidas para causar ceguera permanente.
Cabe destacar que Estados Unidos ya realizó varias pruebas con este tipo de desarrollos. Por ejemplo, en 2014 la marina norteamericana operó en el golfo Pérsico un láser capaz de generar un haz de 30 kilovatios, seis millones de veces más que un puntero láser de venta legal de 0,005 vatios. En aquella oportunidad, el contraalmirante Matthew Klunder explicó en una conferencia de prensa en el Pentágono que una de las ventajas del sistema láser por sobre los sistemas de armas tradicionales era su costo, ya que el precio del disparo de un misil podía ser de hasta 2 millones de dólares cada uno, mientras que el del sistema de láser era solo el precio de la electricidad necesaria para alimentar el dispositivo: 59 centavos de dólar por disparo.
La prueba del láser de alta energía fue en White Sands Missile Range, un área de experimentación militar del Ejército norteamericano en el desierto de Nuevo México. Allí se realizó, con éxito, el primer disparo de precisión. De acuerdo a la empresa, el desarrollo alcanzó y golpeó a un objetivo no tripulado.
La prueba fue conducida por Raytheon y la Oficina de Administración del Programa Apache del Ejército de EE. UU., en colaboración con el Comando de Operaciones Especiales de este mismo país.
Para una mejor información sobre la orientación, el conocimiento de la situación y el control del haz, se montó una variante del Sistema Multi-Spectral Targeting (un avanzado sensor de infrarrojos electro-óptico) con un láser. Según explica Raytheon, el láser rastreó y dirigió la energía en "un número" de blancos.
"Fue la primera vez que un sistema láser totalmente integrado disparó con éxito a un objetivo desde una aeronave de ala rotatoria sobre una amplia variedad de regímenes de vuelo, altitudes y velocidades de aire, demostrando la viabilidad del ataque con láser desde un Apache", explica la compañía en su sitio web.
El sistema rastreó y dirigió la energía sobre un objetivo estacionario en un rango inclinado –la línea entre dos puntos en diferentes niveles– de 1,4 km. Esta prueba también apuntó a recoger datos sobre el impacto de la vibración y el flujo descendente del rotor, entre otra información importante, para poder elaborar futuros sistemas láser de alta energía.
"Esta recopilación de datos muestra que estamos en el buen camino", explica Art Morrish, vicepresidente de Conceptos Avanzados y Tecnologías de Raytheon Space y Airborne Systems, en el comunicado publicado en el sitio de la Compañía.
La misma empresa, además, ya probó con éxito la instalación de un láser montado en un bugui, preparado para derribar drones enemigos en terrenos desérticos. El objetivo es, al igual que en el caso anterior, reducir los costos que implican el tener que usar misiles para derribar drones.
El sistema funciona con una batería que le otorga 4 horas de autonomía, pero también se le puede agregar un generador para lograr total independencia energética.
"Conduces el vehículo a donde sea que vayas, paras y disparas el láser al cielo. Eso es lo que lo vuelve genial para proteger bases de operaciones de avanzada y sitios en donde los convoys tienen que parar", explicó Art Morrish, vicepresidente de Conceptos Avanzados y Tecnología en Raytheon. "El próximo paso es lograr que se pueda disparar mientras se está en movimiento", añadió.
En el agua y en el aire
En enero de este año, la Marina de los EE. UU. le otorgó a Lockheed Martin un contrato por más de 150 millones de dólares para el desarrollo, fabricación y entrega de dos cañones láser de 150 kilovatios de potencia por disparo. Uno permanecerá en tierra para realizar pruebas, y el otro, que será el primero en su tipo que EE. UU. lanza al mar, se instalará a bordo del destructor Arleigh Burke en 2020.
El sistema, denominado LaWS, las siglas en inglés de Sistema de Armamento Láser, es multipropósito y puede ser desplegado en tierra, mar y aire. En 2014 fue probado con éxito en el buque anfibio USS Ponce en el Golfo Pérsico contra amenazas asimétricas.
En un comunicado publicado tras la prueba, el contraalmirante Matthew L. Klunder, jefe de investigación naval, sostuvo: "Las armas láser son poderosas, asequibles y van a jugar un rol vital en el futuro de las operaciones de combate naval". Además, detalló que el armamento logró destruir los blancos designados con una letalidad "casi instantánea", en condiciones de fuertes vientos, humedad y altas temperaturas.
Klunder además destacó la relevancia que cobra este tipo de sistemas en un contexto de recortes presupuestarios en la defensa. "A menos de un dólar por tiro, no hay dudas del valor de LaWS", aseguró.
Lockheed Martin también consiguió un abultado contrato, por 26,3 millones de dólares, con el Laboratorio de Investigaciones de la Fuerza Aérea de EE. UU. en noviembre pasado para el diseño, desarrollo y producción de un láser de alta energía para ser puesto a prueba a bordo de un avión caza en 2021.
La compra se dio en el marco del programa SHiELD de la Fuerza Aérea, que concentra las pruebas de armamento láser con el fin de conseguir sistemas pequeños, ágiles y poderosos para fortalecer sus capacidades de defensa tierra-aire y aire-aire.
Tendencia mundial
No solo EE. UU. avanza en la puesta en marcha de armas láser. El año pasado, el viceministro de Defensa ruso, Yuri Borísov, explicó que el Ejército de su país había completado su arsenal con armamento láser.
"El viceministro explicó que el funcionamiento de esta clase de armas se basa en nuevos principios físicos que no habían sido utilizados previamente en la fabricación de armas convencionales o de destrucción masiva. Dependiendo de su principio de acción, se pueden dividir en armas láser, de radiofrecuencia, cinéticas entre otras", describe el sitio de RT, el canal de televisión internacional ruso.
China también cuenta con especialistas que trabajan en proyectos de este tipo. De hecho, en una feria de defensa que tuvo lugar en Dubai, el gigante asiático presentó en sociedad su sistema láser Silent Hunter de 50-70 kW, capaz de desactivar motores de vehículos a una milla de distancia (1,6 km). El Silent Hunter, plantean los especialistas, puede convertirse en un sistema de defensa contra misiles o artillería enemiga, por ejemplo.
En otra ocasión, en Sudáfrica, China presentó un láser de 30 kW montado sobre un vehículo terrestre, cuya función podría ser la destrucción de aeronaves enemigas.
Parece algo salido de las pantallas de cine, pero ya son una realidad. Las fuerzas armadas de las principales potencias están implementando las armas láser para lograr una ansiada reducción en los costos de la guerra, así como mayores niveles de precisión y efectividad en combate.
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*La versión original de esta nota fue publicada en la Revista DEF N.° 116.