“En los talleres se busca concientizar de una forma más efectiva respecto del cambio climático, y la necesidad de tomar acciones, en pos de mitigar y adaptarse a sus efectos”, explica Pablo Lucángeli Obes, un joven ingeniero Industrial especializado en desarrollo Sustentable y docente de los talleres de Climate Interactive en Argentina.
Esta iniciativa, que combina simuladores con un juego de dinámica de roles, está siendo usada –cada vez más– en organizaciones como universidades, escuelas y empresas. Climate Interactive es una herramienta desarrollada en Estados Unidos y propone dos simuladores: uno enfocado en la dinámica de los países con respecto a las negociaciones por el cambio climático y, otro, centrado en las soluciones, cuyo objetivo es concientizar sobre los impactos del calentamiento global.
Recientemente, Lucángeli Obes brindó este taller en el marco de la Diplomatura en Seguridad Humana para el Desarrollo Sostenible, organizada por la Fundación Criteria y la Universidad del Cema. Allí, donde Lucángeli también fue docente, varios alumnos se introdujeron en esta dinámica de juegos de roles. “Luego de poner a los participantes en contexto y habiendo separado a las personas en distintos bloques de países (Estados Unidos, Unión Europea, China, India, otros países desarrollados y países en vía de desarrollo), se comienza a negociar un acuerdo climático con los elementos con los que cuenta cada bloque”, explica el ingeniero de 33 años.
Climate Interactive es una herramienta desarrollada en Estados Unidos y propone dos simuladores: uno enfocado en la dinámica de los países con respecto a las negociaciones por el cambio climático y, otro, centrado en las soluciones, cuyo objetivo es concientizar sobre los impactos del calentamiento global.
El material con el que cuenta cada bloque se ajusta a la realidad y se va actualizando de acuerdo a los cambios por los que pasa cada Estado. El objetivo al que apuntan los participantes es el mismo que el establecido por el Acuerdo de París: mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de los 2 °C sobre los niveles preindustriales. Además, al ser un juego de roles, los participantes se involucran con la temática.
“Todo lo armado se carga en el simulador que, con toda una ciencia detrás, puede evaluar lo que sucederá en el futuro. De esa manera, se logra capacitar a los alumnos”, dice el docente; además, comenta que antes de comenzar, los participantes reciben una clase sobre cambio climático y el modo en que afectan las emisiones de dióxido de carbono y el metano al planeta.
Luego de la explicación, las personas reciben el material y comienzan a negociar. Cada uno con sus intereses, deben acordar el año en el que frenarán las emisiones y a qué tasa de reducción. Éstos y otros parámetros son volcados al simulador; además, los participantes también deben comunicar si tomarán dinero del fondo verde.
“Sobre el final del juego, se separa a la gente según sus sentimientos. En el taller se trata de bajar todo a tierra. Los participantes se terminan involucrando. La última vez, por ejemplo, uno de ellos manifestaba que tenía fe en que el capitalismo lograría resolver el problema del calentamiento global”, recuerda Lucángeli Obes quien, a su vez, manifiesta que el hecho de que sean los mismos participantes los que deben resolver el problema desde distintos roles y, luego, son ellos quienes comprueban si han logrado el objetivo, o no, los ayuda a tomar conciencia de la complejidad del problema y la necesidad de que todos participen en pos de resolverlo.
En definitiva, los distintos talleres brindados por la organización permiten, entre otros objetivos, entender la complejidad geopolítica alrededor de las discusiones de los países respecto del cambio climático, identificar a los principales responsables del cambio y comprender las principales acciones o rubros en donde se debe actuar.
Los distintos talleres brindados permiten, entre otros objetivos, entender la complejidad geopolítica alrededor de las discusiones de los países respecto del cambio climático, identificar a los principales responsables del cambio, y comprender las principales acciones o rubros donde se debe actuar.
Un proyecto que no busca dejar, sino reducir la huella
“En lo personal, conocer la existencia de estos talleres fue el cierre de una búsqueda por resignificar a mi profesión”, confiesa Pablo, quien durante el proceso pudo conocer más a fondo la importancia de la sustentabilidad y el desarrollo sostenible, estudiando tanto en la Universidad Di Tella como en el MIT en Estados Unidos.
Durante su paso por Estados Unidos, conoció la propuesta de Climate Interactive, creadora de los talleres que hoy son dictados por él: “Los organizadores me contactaron con Eduardo Fracassi, quien ya viene dictando los talleres desde hace varios años en Argentina y Sudamérica. Eduardo se convirtió en mi mentor para desarrollarme en la temática”.
Para el ingeniero, la importancia de este tipo de actividades radica en varios motivos: “Para empezar, el tema del cambio climático es algo que nos afecta hoy en gran escala: inundaciones, sequías, incendios, y otros fenómenos climáticos cada vez más severos”. Estos problemas, en definitiva, generan otros que impactan en las economías de los países y en la población.
El tema del cambio climático es algo que nos afecta hoy en gran escala: inundaciones, sequías, incendios, y otros fenómenos climáticos cada vez más severos.
“Estas problemáticas irán aumentando, en la medida en que no actuemos. No sólo se necesita gente que accione directamente, sino también individuos que levanten la voz, dado que gran parte de la solución está en los gobiernos y en las grandes empresas”, explica y deja en claro que el desafío que enfrentan –junto a Fracassi y José Antonio David (quienes impulsan Climate Interactive en el país)– es llegar a las principales Universidades de Argentina y empezar a trabajar con las empresas.
“En estos momentos, estamos buscando dar el salto de convertirnos en una organización que concientice y capacite utilizando estos talleres como herramienta. El sueño es generar facilitadores en todas las universidades como así también en muchas empresas”, finaliza.
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