Cae la tarde en la Base Naval Mar del Plata. Entre los robustos y grises barcos de guerra destaca una figura esbelta y refinada. Es el NDS Evolution, el catamarán de una familia argentina construido en Francia que partirá hacia la Antártida la siguiente mañana. Transportará a científicos, marinos, aventureros y entusiastas del Continente Blanco de diferentes nacionalidades que integran la misión Antartic Explorers, una expedición privada que combina objetivos científicos, ecológicos, históricos y de divulgación.
Durante la navegación, que durará aproximadamente un mes y medio, Antartic Explorers visitará las islas Malvinas, la isla de los Estados –donde donarán al Faro del Fin del Mundo un sonar AIS, para la ayuda en la navegación marítima–, el Pasaje de Drake, la isla del Elefante, las islas Shetlands del Sur, 25 de Mayo, Livingston, Decepción y de la Media Luna, el cabo Siffrey y la Península Antártica, donde visitarán algunas bases argentinas. Todo esto, claro, puede ser modificado por las condiciones de navegación de un mar tan complicado como el Antártico.
DEF estuvo presente durante el alistamiento final de la expedición y dialogó con los integrantes de esta misión histórica. Además, realizará un seguimiento exclusivo en las redes de la revista con todas las novedades y actualización de los principales acontecimientos. Aquí, la palabra de los protagonistas.
El NDS Evolution es el catamarán de una familia argentina construido en Francia que partirá hacia la Antártida la siguiente mañana.
La misión
“Es una larga historia”, dice Laurence de la Ferrière, exploradora y alpinista francesa, para referirse a cómo se involucró en la expedición. “En un principio teníamos la idea de partir tras las huellas de un navío español que naufragó en la Antártida en 1819, el San Telmo. Pero, después ampliamos la búsqueda para seguir los rastros de los primeros navegantes que descubrieron la Antártida”, agrega esta verdadera pionera antártica, quien hoy ostenta el récord de ser la primera mujer en cruzar sola y esquiando todo el continente blanco.
Los datos históricos que puedan recolectar no serán menores, ya que este año se cumplen 200 años del presunto descubrimiento del sexto continente, fecha en la que no se ponen de acuerdo españoles, ingleses y rusos. Se trata de un dato clave para los reclamos de soberanía cuando se revise el Tratado Antártico en el año 2048.
Antartic Explorers también tiene objetivos ecológicos y de concientización ambiental. Quien está al frente de estos aspectos es Eric Loizeau, marinero, montañista y conferencista, comprometido con la protección de los océanos. “Estoy en el programa de lucha contra la polución del plástico y queremos continuar el programa en la Antártida”, comenta Loizeau. En particular, el trabajo consiste en tomar muestras de mar para analizar si esta región del mundo, a la que se considera libre de polución, está en realidad contaminada con plástico.
“En un principio teníamos la idea de partir tras las huellas de un navío español que naufragó en la Antártida en 1819, el San Telmo. Pero, después ampliamos la búsqueda para seguir los rastros de los primeros navegantes que descubrieron la Antártida”, contó Laurence de la Ferrière
La misión se completa con otros franceses –Raphael Domjan, ecoexplorador que realizará una navegación en un kayac solar; Hélène Dubrasquet, bióloga marina que estudia la diversidad de las algas marinas antárticas; y Bertrand Delapierre, documentalista– y con los argentinos Eugenio Facchin, capitán de navío (R) de la Armada Argentina con amplia experiencia en navegación Antártica, así como Alejandro Ivanissevich y María José Sbarbi Osuna, aventureros ecoempresarios y dueños del catamarán en el que navegarán.
Gracias al apoyo de Futuroscope, un importante parque de atracciones francés especializado en ciencia y tecnología, durante toda la travesía se va a transmitir la información recolectada a niños en etapa escolar en Francia. “Futuroscope organizó un gran programa pedagógico para que podamos brindar la información antártica y para que puedan estar en intercambio en directo con nosotros a través de imágenes y texto”, detalla de la Ferrière. “Les ponemos a su disposición los elementos para que puedan aprender y apropiarse de la historia, porque, en un futuro, ellos serán quienes construirán la nueva historia antártica”, completa.
El barco
Alejandro Ivanissevich y María José Sbarbi Osuna se definen como “emprendedores ecológicos, aventureros y navegantes”. Son dueños de la empresa 360 Energy, dedicada a la energía fotovoltaica, y dieron la vuelta al mundo en su anterior velero, el NDS Darwin. Cuando construyeron su actual barco, el NDS Evolution, diseñado para navegar por los polos, decidieron conservar la sigla NDS, que viene de la frase de Darwin “Needs develop skills”, “la necesidad desarrolla habilidades”.
Por esas casualidades (¿o causalidades?) de la vida, lo que iba a ser un viaje particular a la Antártida se terminó transformando en una misión científico-ambiental de gran trascendencia. El año pasado, María José había participado en un rally de autos eléctricos a lo largo de la ruta 40. Entre los competidores estaba Eric Loizeau, quien participaba como tripulante de un automóvil Tesla de un equipo francés. Allí se conocieron y María José le contó su idea de navegar hacia el Continente Blanco. Meses más tarde, Loizeau, que estaba trabajando en la preparación de una expedición antártica, la recontactó para ver qué había pasado con aquel viaje programado por Alejandro y María José. El destino quiso que el viaje familiar estuviera demorado y ambas voluntades se combinaron. Así nació “Antartic Explorers”.
Los barcos más adaptados para navegar en estas zonas son los rompehielos, pero el NDS Evolution navegará durante los meses de verano, cuando la presencia de hielos es menor.
Ahora bien, ¿cómo es navegar en aguas tan complicadas como las antárticas a bordo de un catamarán? Alejandro Ivannisevish reconoce que “tal vez, los barcos más adaptados para navegar en estas zonas son los rompehielos, pero el NDS Evolution navegará durante los meses de verano, cuando la presencia de hielos es menor”. En particular, el primer tercio de los dos cascos del catamarán están reforzados en aluminio, lo que le da mejor resistencia a los témpanos. Además, el barco se construyó con un sistema de calefacción y habitabilidad especialmente pensado para la Antártida, con la instalación eléctrica correspondiente. Según Ivannisevich, el principal desafío de esta navegación será evitar que queden hielos entre los dos cascos. “Sería un problema que se atasquen pequeños témpanos entre los cascos”, comenta.
La tripulación concluye con el alistamiento de motores e instrumental y con la carga de alimentos. Todos los integrantes de la misión colaboraron. Cuando llegue la etapa antártica, los más experimentados se turnarán en guardias para prevenir el acercamiento de témpanos. Pero falta. La mañana siguiente la nave sale del área de dársenas guiada por un práctico, cruza el límite de las escolleras norte y sur del puerto de Mar del Plata y, una vez mar adentro, pone proa al Sur. Su próximo destino: Puerto Argentino, Malvinas.
LEA MÁS