El ministro de Defensa de Guatemala, general Henry David Sáenz Ramos, visitó la provincia de Mendoza para participar de la XVI Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas.
Durante el encuentro, los funcionarios abordaron los desafíos que enfrenta la región a la hora de combatir al crimen organizado internacional. Justamente, durante la conferencia de prensa, el ministro de Defensa argentino, Luis Petri, y otros funcionarios –entre ellos, Sáenz Ramos– hablaron de la necesidad de fortalecer los sistemas de defensa en torno a la cooperación ante nuevas amenazas, como el narcotráfico, las organizaciones terroristas y la trata de personas.
“La realidad es que vivimos en un hemisferio en el que el crimen organizado se ha constituido en la amenaza principal, y las fuerzas policiales no tienen capacidades necesarias para hacerle frente de manera efectiva”, dijo Petri en la conferencia.
“El crimen organizado no respeta fronteras”
Mientras acompañaba a Luis Petri en la conferencia, el ministro guatemalteco no tardó en tomar la palabra. “Estamos enfocados en temas importantes. Quiero manifestar dos líneas de acción al respecto. Primero, estamos reconociendo agentes exógenos comunes a todos los pueblos, me refiero al crimen organizado internacional, que no respeta fronteras, marcos jurídicos ni pueblos”, contó.
Para el titular de Defensa centroamericano, en cuanto al enfoque endógeno, las autoridades (con los mismos valores) deben contrarrestar esas amenazas a partir del trabajo conjunto.
“Guatemala puede estar a muchos kilómetros, pero es un paso obligado de Norteamérica a Sudamérica. Es en estos foros donde podemos estrechar lazos, unir intereses y manifestar que nuestros valores de democracia y libertad siguen el mismo camino”, cerró.
“Lo que está haciendo El Salvador no nos ha perjudicado”
-Guatemala lidia con las maras, ¿cómo las enfrentan?
-Desde el inicio del gobierno del presidente Bernardo Arévalo, se implementó una estrategia enlazada en la seguridad democrática. Con ella, las fuerzas de seguridad pública se están haciendo cargo de las amenazas presentes en Guatemala.
Eso permitió que se centrasen en la extorsión, en esas amenazas que salían desde las cárceles para toda la ciudadanía en general. El Ministerio de Gobernación –que, en Guatemala, es el del Interior– está haciendo el trabajo. Y ha avanzado buena parte y logrado reducir los índices, que estaban muy elevados.
Eso ha hecho que la institucionalidad mejore y se fortalezca. Aún queda camino por recorrer y se está controlando la amenaza de la extorsión y de los delincuentes denominados mareros.
-¿Cómo actúa el crimen organizado en Guatemala? ¿Las FF. AA. son usadas para combatirlo?
-En Guatemala, el crimen organizado se manifiesta con la extorsión, y no tanto con secuestros y otras actividades criminales. Estas son opciones rápidas y baratas y, en dos horas, le dan a la víctima la posibilidad de poder reaccionar. En otros países, se manifiesta de otra manera.
¿Qué hizo Guatemala con las Fuerzas Armadas? Nosotros sí tenemos potestad de actuar en las fronteras, así que las hemos reforzado de tal manera que lo que está haciendo El Salvador no nos ha perjudicado en mayor presencia delincuencial.
Hemos logrado hacer un cerco y los vecinos también han colaborado a la hora de dar información y ubicar a los delincuentes.
Entre fronteras y desplazados
-¿Los conflictos en México los afectan de alguna manera?
-Totalmente. Hace poco, hemos sido receptores de más de 500 desplazados por los enfrentamientos entre carteles en México, en la frontera con Guatemala. Eso hizo que, como Ejército, tengamos la necesidad de reforzarnos, no solo con elementos humanos, sino también con materiales como drones y muchas unidades de inteligencia, con el objetivo de asegurar a nuestra población ubicada en esa zona. La frontera siempre es un lugar de alto riesgo; eso se manifiesta por diferentes motivos del crimen organizado.
Hemos recibido y atendido humanitariamente a los hermanos mexicanos. La mayoría ya regresó a su casa. A la fecha, contamos con 176, aproximadamente, en suelo guatemalteco.
Además, tenemos presencia en el límite con nuestras fuerzas especiales y de vigilancia.
-Entonces, debe ser un gran esfuerzo el que llevan adelante las Fuerzas Armadas.
-Totalmente. Nosotros tenemos mucha montaña. Nuestro territorio es todo montañoso y con pura selva. Allí se hacen difíciles las operaciones militares. Sin embargo, somos expertos y conocedores del terreno.
Tuvimos la necesidad de incrementar nuestra presencia con unidades regulares, de fuerzas especiales y reconocimientos aéreos, y nos ha resultado porque se mantuvo la seguridad de los ciudadanos en el territorio.
“Lo que debería distinguir a los soldados profesionales de los bárbaros es el respeto a los derechos humanos”
-En ocasiones, los militares terminan pagando judicialmente lo que se les ordena para asegurar la paz…
-En cualquier parte del mundo, un militar está formado para cumplir una misión. Se enfoca en su cumplimiento. Con el tiempo, se termina la necesidad y el soldado es el responsable de lo bueno y lo malo que sucedió.
Eso es histórico. ¿Qué tenemos que aprender nosotros de la historia para no estar condenados a repetirla? En Guatemala, estamos haciendo una campaña muy fuerte de respeto a los derechos humanos.
Este año, construimos una escuela de derechos humanos en la que el Comité Internacional de la Cruz Roja nos brinda cursos de “entrenador de entrenadores”. También estamos teniendo maestrías y posgrados en derechos humanos. Lo que debería distinguir a los soldados profesionales de los bárbaros es el respeto a los derechos humanos y a los ciudadanos.
El nivel de estrés de una operación militar no debe ser un condicionante. Mi profesionalismo va a hacer que mi razón determine el respeto al ciudadano y el poder y el uso de la fuerza al criminal.
-Guatemala es parte de la ruta del narcotráfico. ¿Qué papel tiene su ministerio?
-Somos protagonistas. El presidente nos delegó, en coordinación con el Ministerio del Interior, coordinarnos y complementarnos para las operaciones antinarcóticas, no solo en territorio nacional, sino también en aguas jurisdiccionales y en nuestro espacio aéreo.
Eso permitió que, en nueve meses, hayamos hecho un decomiso de ilícitos mayor del que se hizo en años anteriores. Hemos tenido éxito.
La coordinación y complementariedad de las fuerzas de seguridad pública con las armadas ha sido un éxito. Somos países con recursos limitados y podemos decidir y utilizar mejor esos pocos recursos que tenemos.
-¿Cuál es su balance del encuentro de ministros que tuvo lugar en Mendoza?
-Cuando hablamos de terreno, de aguas y de ciberespacio, también estamos hablando, a nivel mundial, del crimen organizado. Si los agentes del crimen organizado se unen para hacer mal a la ciudadanía común, la de a pie, la que se levanta a trabajar por su día a día, lo pueden hacer. Claro, tienen la facilidad de no respetar fronteras ni leyes. Nosotros estamos obligados a encontrar un lenguaje común para poder combatirlos en las mismas dimensiones; a coordinar de mejor manera las zonas riesgosas, que son las fronteras; y, respetando la ley, a ser más dinámicos en su uso.