Desde la separación de Taiwán, el gigante asiático lleva décadas persiguiendo la idea de la unificación de las dos Chinas. Xi Jinping viene impulsando la expansión de China hacia Taipéi y con vistas al mar de China Meridional a través de amenazas públicas y ensayos marítimos que rodean la isla durante días.
Ante una hipotética guerra, el Pentágono desarrolló Hellscape, un plan de defensa para la isla principal de Taiwán, que involucra de lleno los recursos estadounidenses en la disputa geopolítica en Asia.
La estrategia del Pentágono para defender Asia
La campaña geopolítica de Xi Jinping para ganar territorio e influencia en Asia encuentra su principal oposición en Estados Unidos. Washington viene gestando una red de alianzas para limitar la expansión china en el mar de China Meridional y en Taiwán, interés histórico del Partido Comunista de China desde que la revolución se hizo con el poder y el gobierno caído se refugió en Taipéi a partir de 1949.
La idea de un solo país es la ambición más concreta de la China continental y la llevó a intervenir en las elecciones que se desarrollaron en Taiwán a principios de 2024. Con el triunfo de Lai Ching-te, defensor de la independencia taiwanesa, China orquestó Joint Sword 2024, un ejercicio que castigó la expresión democrática en la isla y la decisión de perpetuar el separatismo.
Unos 16 buques de la guardia costera, 19 navíos de guerra y 49 aviones de combate pertenecientes a las Fuerzas Armadas realizaron un cerco a Taipéi a través de nueve zonas de ejercicio que se extendieron durante dos días. Los ensayos aéreos y marítimos consumaron un paso más hacia el plan de modernización de Xi Jinping, que, entre otras cosas, contempla absorber a Taiwán para 2049, en el centenario del ascenso del comunismo al poder.
Para Estados Unidos, la amenaza china en la región asiática es seria y, por ello, el Pentágono ideó Hellscape, una intervención directa ante la inminente invasión a Taiwán. El almirante Samuel Paparo, jefe del Mando Indopacífico, dio detalles del alcance de esta operación defensiva.
El funcionario estadounidense indicó que quiere “convertir el estrecho de Taiwán en un infierno sin tripulación, utilizando una serie de capacidades clasificadas, para poder hacerles la vida completamente miserable durante un mes”.
Al desgastar a China por tierra, mar y aire, Paparo busca retrasar la conquista de Taipéi y ganar tiempo para que Estados Unidos y sus aliados reúnan los recursos militares en la región para intervenir en la guerra. El plan contempla que la presencia de drones enjambre logre obstruir las operaciones aéreas y ayude a guiar misiles aliados hacia la Armada china durante un tiempo determinado.
Los obstáculos para el éxito de Hellscape
Los vehículos aéreos no tripulados cumplen un rol cada vez más importante en las distintas guerras, como en Ucrania y Medio Oriente. China entendió el nuevo rumbo de las guerras modernas y comenzó a ampliar su inventario de drones, muchos de ellos copia de los estadounidenses MQ-9 Reaper o del Global Hawk. Más baratos, sin tanto tiempo de desarrollo y producidos en masa, los chinos tienen un gran potencial en la guerra a pocos kilómetros de sus costas.
El Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz publicó un informe que sitúa a China y Turquía como los máximos exportadores de drones, relegando a potencias tecnológicas como Estados Unidos y la India.
Además, el crecimiento y la consolidación de China como una potencia militar están acompañados de otros desarrollos. La Armada del Ejército Popular de Liberación tiene 234 buques de guerra, de los cuales tres son portaaviones, frente a los 208 buques y 11 portaaviones en posesión estadounidense. El gigante asiático también supera a los americanos en cantidad de aviones.
La superioridad aérea y naval de China es una realidad, y Washington debe recuperar una industria armamentística que tuvo gran protagonismo durante buena parte del siglo XX y principios del XXI, lo cual no es tarea fácil considerando la necesidad de garantizar los tiempos de investigación, desarrollo e incluso testeo de los nuevos sistemas de armas.
Replicator, la respuesta estadounidense a la supremacía militar china
Para hacer realidad Hellscape, la subsecretaria de Defensa, Kathleen Hicks, anunció la nueva iniciativa “Replicator”. Este nuevo proyecto consiste en “sistemas autónomos destruibles”, es decir, drones y otros vehículos kamikazes manejados con inteligencia artificial.
Con estos sistemas, de bajo costo e integrados en enjambres de miles, la cartera de Defensa espera poder contrarrestar la superioridad numérica de China y un factor clave como es la distancia operativa. El presupuesto militar incluyó una partida de mil millones de dólares para los años fiscales 2024 y 2025 para la primera ronda del sistema Replicator, que se espera que esté operativo para finales del año que viene y el primer semestre de 2026.
El proyecto de drones y embarcaciones Prime, con munición merodeadora funcional a las operaciones furtivas, ya tiene a AeroVironment como contratista. Esta empresa hizo sus primeras entregas en agosto y comenzó a operar en el Indopacífico en entrenamientos con unidades.
El esfuerzo de Washington no se limita a eso, ya que busca dotar a su infantería de municiones semiautónomas de acecho y ataque a baja altitud (Lasso) para operaciones furtivas. Además, el Cuerpo de Marines piensa dotarse de los drones kamikazes Organic Precision Fire Light y, de la misma forma, Estados Unidos provee a Taiwán de 291 drones kamikaze Altius 600M-V y 720 municiones de merodeo Switchblade-300 para asegurar una base para el plan de defensa Hellscape.