En la actualidad, no hay región en el mundo que esté exenta de las tensiones que alimentan el conflicto entre Estados e intereses. Muchos especialistas coinciden en una predicción: la actualidad parecería estar por llegar a un punto de quiebre: ¿estamos en la víspera de una Tercera Guerra Mundial?
Para responder este interrogante, DEF convocó a Andrei Serbin Pont, Fabián Calle y Leandro Ocón, voces autorizadas en el ámbito geopolítico, para conocer sus miradas sobre la posibilidad de un nuevo conflicto armado que podría involucrar a varios países, muchos de ellos considerados potencias militares.
Tercera Guerra Mundial, sí o no, bajo la lupa de Andrei Serbin Pont
Para el especialista en seguridad y defensa y director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), Andrei Serbin Pont, es fundamental considerar qué es lo que entendemos por Tercera Guerra Mundial: “En este momento, estamos viendo un conflicto convencional a gran escala en Europa y operaciones como las que se están dando en Gaza. Se suma el asesinato del líder de Hamás, la promesa de lo que aparentemente sea otro gran ataque por parte de Irán contra Israel, las tensiones en el Indopacífico y el conflicto en África con la emboscada que hicieron a Wagner”, resaltó.
“En síntesis, una serie de instancias armadas muy claras. Muchas de ellas ya están intervinculadas. Si nos basamos en una definición un poco más laxa, creo que empezamos a entrar en esa categoría”, precisó Serbin Pont.
Para el experto, no solo estamos en un contexto de conflicto global, sino que además, en él, se introducen nuevas dimensiones, como el accionar de actores externos que apuntan a impactar en los procesos electorales de otros países. De hecho, fue contundente: “Se está dando por sentado que Irán y Rusia son proactivos en ese accionar”.
Además, para el miembro de la CRIES, la situación es aún más crítica que en otros momentos porque los mecanismos multilaterales, como la ONU, no están logrando cumplir con su función. “En tiempos de paz eran mucho más útiles. Ahora, en guerra, las definiciones se están dando por otro lado”, advirtió.
Nueva guerra, nuevos medios
En palabras de Andrei Serbin Pont, a diferencia de los conflictos armados del pasado, en el presente se introducen nuevos medios y recursos: “La revolución que se dio en términos de la guerra no fue militar, sino comunicacional. Ahora se da la proliferación masiva de los drones, el fácil acceso a las redes que tiene todo el personal, los memes que se generan y la musicalización”.
“Personalmente, me parece fascinante el concepto de musicalizar los videos de ataques con drones: es muy crudo, porque una cosa era ver la cámara de la bomba y que, antes de impactar, se cortara la señal. Hoy me despierto a la mañana y veo en el feed un dron ucraniano que le tira una granada a un soldado ruso cuyos pedazos casi impactan en el dron”, contó.
Además, otro aspecto clave es que la humanidad fue testigo del impacto que causó la bomba nuclear. Por eso, insiste Serbin Pont, los conflictos no se dan entre potencias nucleares: “Yo creo que EE. UU. y Rusia tienen en claro que esa línea no se puede cruzar”.
La opinión de Fabián Calle: “No hay espacio para la traición”
“Como solemos decir: la Tercera Guerra Mundial es con armas nucleares, la cuarta es con palos”, dijo a DEF Fabián Calle, politólogo y miembro del CARI, durante su análisis sobre qué es lo que puede ocurrir y cuáles son los miedos de las principales potencias.
¿Qué pasó en el mundo para que lleguemos a este punto de tensión? “No hubo disputas en los últimos 30 años porque existió un solo actor. Entonces, todos trataban de adecuarse. A su vez, hasta 2016, China mantuvo su estrategia de ascenso sigiloso. Sin embargo, eso fue cambiando porque el mundo dejó de ser unipolar para transformarse en bipolar”, explicó, al tiempo que agregó que, en ese panorama, se suma un nuevo ingrediente vinculado a la competencia estratégica: “Volvemos, en cierta forma, a la Guerra Fría, aunque es diferente porque, económicamente, China es muy superior a la Unión Soviética. Otra gran diferencia para tener en cuenta: por entonces, la URSS y EE. UU. no fueron socios comerciales y financieros”.
En síntesis, si el mundo aún no entró en un conflicto armado global es, para Calle, porque existen dos grandes potencias. En cambio, en la Primera y Segunda Guerra Mundial, el mundo era multipolar. “La bipolaridad reduce la posibilidad de choque directo porque hay poco margen de maniobra. No hay espacio para la traición. Hoy hay un mundo bipolar, y eso es el moderador”, dijo.
¿Y si nadie frena a tiempo?
Para Fabián Calle, en el presente, nos enfrentamos a lo que en Ciencias Políticas se denomina chicken game, un juego que surgió en la juventud estadounidense post Segunda Guerra Mundial: “Consistía en agarrar dos autos, a 800 metros de distancia, y lanzarlos el uno contra el otro. El que frenaba o doblaba primero era la gallina. Otra modalidad se realizaba en un barranco: el primero que se detenía era la gallina. Entonces, obviamente, las potencias no quieren enfrentarse bélicamente porque, desde 1950, cualquier guerra es nuclear. ¿Cuál es el problema? Que el ser humano no se maneja con costo-beneficio. Si no, no hubiéramos ido a la guerra contra la OTAN. En aquel momento, ¿sabíamos que íbamos a perder? Sí. Entonces, ¿por qué fuimos? Por honor, orgullo y patriotismo”.
En esa línea, advirtió que cualquier crisis en un escenario nuclear puede escalar. Por eso, bajo su mirada, estos años son los de máxima tensión. Sobre todo, considerando que existe una guerra en Europa de altísima intensidad, con Ucrania apoyada por la OTAN y una Rusia que usa todo lo que tiene.
En ese contexto, para el politólogo, hay dos cosas que no van a suceder: Rusia no va a poder conquistar Ucrania y Ucrania no va a poder recuperar todo su territorio. Aun así, concluyó: “Sin duda, este es uno de los peores momentos geopolíticos de los últimos 40 años”.
Intereses económicos vs. geopolíticos
Según Leandro Ocón, doctor en Ciencia Política, especialista en estrategia y geopolítica, antes de llegar a una conclusión, hay que pensar en el modo en el que definimos el concepto de guerra. “Lo primero que puedo decir es que, si vamos a pensar en una Tercera Guerra Mundial en los términos de las anteriores, estamos equivocados. Hoy es un mundo globalizado, con otras tecnologías, y los seres humanos se vinculan de otra manera. Si tengo que ir a las definiciones más básicas de conflicto, puedo decir que siempre hay una puja de intereses. Lo que ocurre en la actualidad es que están mezclados: el aliado estratégico comercial de Estados Unidos es China”, detalló.
Durante el encuentro, Ocón explicó que, en los anteriores conflictos mundiales, no existía el número de empresas multinacionales que hay en el presente. Por eso, pensar en una guerra mundial en términos de las del pasado, destruiría la economía, y “eso no le conviene a nadie”: “Si hay que resguardar los intereses propios, un conflicto de alta intensidad entre las grandes potencias es incompatible”.
Para él, en un choque entre potencias, los Estados ponen a disposición de los intereses vitales de una nación todos sus recursos, ya sea civiles o militares, y eso impacta negativamente en el estilo de vida. Por eso, según él, estamos en un escenario de gestión de la conflictividad y virulencia.
“Me parece que eso se parece más al futuro. Escenarios inestables con idas y venidas territoriales. Creo que lo que vemos en el conflicto en Ucrania es parecido a lo que va a pasar en los próximos años en áreas de choque de zonas de influencia geopolítica. Países como Taiwán y Japón están viendo esto y saben que en el escenario del Pacífico son ellos”, añadió.
“El juego de poder va a actuar a través de corporaciones”
Para Leandro Ocón, el presente se ajusta más a una teoría de la violencia que a una de la guerra: “Si definimos el presente en términos clásicos de dos países uniformados, que sería un conflicto convencional, hay menos guerra. Pero, si consideramos los escenarios de virulencia y qué tipo de armas se usan… Antes no existía la bomba nuclear y hasta 1945 no se pensó en su uso. En ese contexto, hoy estaríamos en el año 1933: ¿qué va a venir? No lo sabemos”.
Siguiendo esa línea, resaltó que, en el escenario que se viene, prevalecerá la gestión, sobre todo con el objetivo de alcanzar un equilibrio.
“Todo va a rondar en torno a la incomodidad. Hay un libro de Henry Kissinger muy bueno que habla sobre China. El autor explica que el gran problema de Occidente es que pensamos que la guerra y los conflictos son como el ajedrez. Los chinos, en cambio, creen que son como el go. Son dos formas distintas de entender el juego de poder y de conflicto. Nosotros estamos esperando todo el tiempo a ver quién es el que ganó”, comentó.
Y concluyó: “La regla va a ser la incomodidad. Si, de golpe, hay una persona que controla todo, será difícil negociar con ella, pero, si hay mucho caos, también es un problema. En el medio, es donde el juego de poder va a actuar a través de corporaciones. La gente estará esperando un jaque mate que no ocurrirá”.