Lejos de cambiar su eje de cara a las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, Donald Trump se mantiene detenido en el tiempo. El republicano decidió conservar gran parte de los ejes de la campaña que lo llevó a ser el 45º presidente de los Estados Unidos, sobre todo en materia de relaciones exteriores, economía y seguridad nacional.
“America First” y las relaciones exteriores
El actual presidente, el demócrata Joe Biden, se caracterizó por un asistencialismo voraz como lineamiento de su estrategia geopolítica. Tanto en Ucrania como en Israel y Taiwán, Estados Unidos realizó enormes desembolsos de ayuda económica y financiera hacia estos tres países, como un modo de defender sus intereses en los principales conflictos internacionales.
Donald Trump, en cambio, propone todo lo contrario. Tal y como hizo en su período al mando de la Casa Blanca, el republicano buscará priorizar al país por sobre cualquier agenda mundial. Entre 2017 y 2021, retiró a EE.UU. del Acuerdo de París y del pacto nuclear con Irán y las principales potencias del globo.
En la actualidad, sigue siendo crítico del alineamiento de Washington con las Naciones Unidas y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con el argumento de que los estadounidenses sostienen gran parte del esfuerzo económico que implican estas organizaciones mundiales.
Trump reprobó el continuo apoyo de Biden y los aliados europeos hacia Ucrania, el cual extendió la guerra con Rusia durante más de dos años. El magnate propone interceder entre Kiev y Moscú en una negociación que ponga fin a los enfrentamientos y, de esta forma, al enorme flujo de dinero que atraviesa el Atlántico hacia Europa.
Respecto a Israel. Trump aboga por la paz y porque Israel detenga el conflicto en Gaza, después de perder “la guerra de la imagen”. De la misma forma que propone un tratado en el este europeo, buscará interceder entre las fuerzas árabes e israelíes para encontrar una solución pacífica al dilema de los “dos Estados”.
Taiwán, por su parte, enfrentará un dilema si Donald Trump triunfa en las elecciones. El expresidente sugiere que la isla asiática pague por la protección militar estadounidense mientras China amenaza, con ejercicios marítimos e intimidaciones públicas, la soberanía de Taipei.
El comercio, migración y otras propuestas de Trump
La postura económica de los Estados Unidos de Trump es una forma más de construir o deshacer relaciones internacionales. El republicano propone una renegociación de los vínculos comerciales en busca de mayores beneficios para el país y una serie de medidas puertas adentro. Recortes fiscales a las compañías y millonarios que inviertan en el país e incentivar el desarrollo económico, como es el caso de los aranceles especiales para los vehículos producidos en territorio estadounidense.
Esta medida apunta a que Elon Musk y otros empresarios amplíen su posicionamiento en el país y desistan de incursionar en el nearshoring que viene beneficiando a México, la cual surtió efecto y Tesla frenó la construcción de una planta de producción en Nuevo León.
Otra propuesta que podría perjudicar a México es el retorno del Muro, una idea que impulsó en la campaña de 2016 y quedó inconclusa. La mega construcción es tan solo uno de los enfoques para detener el flujo migratorio que proviene del sur de la frontera. El endurecimiento de los requerimientos para las visas, las deportaciones masivas de migrantes indocumentados y la imposición de aranceles en los países de origen buscan controlar la inmigración ilegal.
Para dar continuidad a la baja del gasto público y al aumento de los ingresos estatales, Trump anhela el desmantelamiento del Affordable Care Act (Obamacare) y la llegada de planes de seguro más baratos para personas de menor poder adquisitivo, aunque con menos cobertura. De esta forma, busca que el costo del sistema de salud recaiga sobre el sector privado y no sobre el Estado nacional.
Respecto al medioambiente, Estados Unidos seguiría fuera de los tratados mundiales y localmente liberaría las restricciones federales en materia de explotación de hidrocarburos, contrario a lo que sucede en el resto del mundo.
Las iniciativas de Donald Trump buscan posicionar a Estados Unidos como una nación más competitiva y menos dependiente de acuerdos internacionales que considera desfavorables. Resta saber si el electorado respaldará nuevamente las ideas del republicano como hizo en 2016 o recordará el voto demócrata que depositó en la urna en 2020.