Entre la guerra y la paz, el exigente entrenamiento que reciben los cascos azules argentinos

“El mantenimiento de la paz no es un trabajo para soldados, pero solo los soldados saben hacerlo”, dicen, desde el Centro Argentino de Entrenamiento Conjunto para Operaciones de Paz (CAECOPAZ), un organismo reconocido a nivel mundial que funciona bajo la órbita del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

La frase citada, explican, pertenece a Dag Hammarskjöld, secretario general de Naciones Unidas (ONU) en la década del 50, y resume el paradójico desafío que deben enfrentar los efectivos militares que, por razones de servicio, son destinados al CAECOPAZ para dictar los diferentes cursos que exige la ONU a quienes deben ser desplegados en sus misiones de todo el mundo: a ellos, llegan oficiales, suboficiales y soldados del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea Argentina, y, en poco tiempo, deben convertir a esos individuos, preparados y adiestrados para la guerra, en efectivos capaces de mantener la paz.

¿Cómo logran ese propósito? Para responder este interrogante, DEF visitó el CAECOPAZ, en Campo de Mayo, y dialogó con su director, el coronel del Ejército Argentino Ignacio Oscar Ortiz. “Nuestra calidad, experiencia y las facilidades de las instalaciones es lo que más nos representa”, resume.

En palabras del coronel Ortiz, las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas poseen distintas etapas. En términos generales, se podría decir que la primera se centra en la imposición de la paz. Luego, además de mantenerla, hay que construirla.

“Nosotros siempre estamos presentes en la etapa de mantenimiento de la paz”, cuenta el oficial, al tiempo que específica que el momento de imposición está relacionado con una cuestión de fuerza: “Sucede cuando dos países hacen un cese del fuego. Entonces, se firma un memorándum, se hace la carta de entendimiento y se establece una línea, para ello podrían basarse en un río, por ejemplo”.

Tomando esa línea, la desmilitarización ocupa dos kilómetros de un lado y dos del otro. Entonces, los efectivos de nuestras FF. AA. se despliegan en ese terreno, en el marco de la ONU, con el objetivo de controlarlo. “Es, por ejemplo, lo que venimos haciendo en Chipre desde hace unos años”, agrega y aclara: “Cuando eso está establecido, recién en ese momento Argentina puede participar con tropas a partir de una invitación de Naciones Unidas”.

Hasta el momento, nuestro país participó en 17 misiones distintas. De hecho, en el presente la ONU tiene 12 de ellas activas y Argentina está en nueve: en ocho, con personal de las FF. AA. y en una, con efectivos de Gendarmería Nacional.

Y, si bien las misiones apuntan a lograr y consolidar la paz, a lo largo de la historia de la ONU se registraron más de 4000 fallecidos en este tipo de acciones. “Nosotros tenemos 27 muertos, 17 del Ejército y 10 de Gendarmería”, cuenta Ortiz.

Según cuentan desde Campo de Mayo, en las operaciones de paz influye la preparación que posee cada peacekeeper (como se conoce a quienes se despliegan en este tipo de misiones). Por eso, en el CAECOPAZ apuntan a brindar un entrenamiento lo más cercano posible a las experiencias que les tocará vivir. Y, para lograr ese objetivo, cuentan con role players, diferentes vehículos y hasta bases simuladas.

Todo ello lleva a que este centro argentino sea uno de los de mayor excelencia en la región. “En 1958, hicimos la primera misión y, de ahí en adelante, siempre participamos en las distintas operaciones. Recién en el año 1995 se creó este centro”, comenta Ortiz. En aquel momento, el organismo operó bajo la órbita del Ejército Argentino y se enfocó exclusivamente en preparar al personal de esa fuerza.

Un año antes, Canadá había creado el primer centro de instrucción para el personal a ser desplegado en el marco de las Naciones Unidas en el continente americano: “Cerró y hoy somos el centro más antiguo de América”.

Cabe tener en cuenta que, por aquellos años, Argentina envió a miles de efectivos para participar de distintas misiones en lugares como Croacia, Chipre y Kuwait. Por entonces, cada contingente rondaba los 900 hombres. Más adelante, se sumó Haití.

Un dato: desde que el centro de entrenamiento argentino abrió sus puertas, fue visitado por distintos secretarios generales de Naciones Unidas. Ello da cuenta de la relevancia del CAECOPAZ en el marco de la ONU.

Fue recién en el año 2001 cuando, por una resolución ministerial, el CAECOPAZ pasó a instruir a los efectivos de todas las Fuerzas Armadas. Y, tan solo 10 años después, recibieron la visita de Ban Ki-moon, entonces secretario general de Naciones Unidas.

“Hacía poco que había ocurrido el terremoto en Haití, en el que había fallecido el jefe de esa misión, Hedi Annabi. Así que se tomó la decisión de llamar con su nombre a nuestra Plaza de Armadas, y Ban Ki-moon vino a colocar una placa”, relata el oficial.

En palabras de Ortiz, la historia del CAECOPAZ es la base que les permite contar con experiencia y profesionalismo. “El año que viene, se conmemora nuestro 30.° aniversario. Nuestra misión la podemos resumir en capacitar, adiestrar, evaluar y apoyar”, sintetiza.

¿Cómo es el entrenamiento que reciben los cascos azules en el CAECOPAZ? “Acá evaluamos al personal que será desplegado por el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Lo certificamos de acuerdo con las misiones que van a desarrollar y apoyamos el adiestramiento de los contingentes. Ahora, estamos trabajando con el que irá a Chipre”, responde Ortiz y agrega que las instalaciones cuentan con todas las facilidades necesarias para alojar a centenares de hombres y mujeres durante un período de tiempo.

En ese sentido, el director del CAECOPAZ advierte que poseen un parque automotor, un comedor, un ambiente urbano y una base de la ONU recreados, una sala de conferencias, un simulador de tiro, y aulas de desminado e idiomas. “Otro factor es que, a tan solo unos pocos minutos, contamos con apoyo de vehículos mecanizados, aviación, un hospital y materiales de ingenieros”, añadió.

Esa infraestructura es crucial para el complejo entrenamiento que reciben los futuros cascos azules. Por ejemplo, en el aula de desminado tienen materiales y equipos para adquirir el conocimiento vinculado a la precaución de artefactos explosivos (improvisados o remanentes de guerra), que constituye un aprendizaje vital para el personal que será desplegado en el territorio. Una vez que los cursantes adquieren la teoría específica, pasan a ponerla en práctica en el terreno.

Otra materia cuya especificidad requiere de una especial capacitación y aula de entrenamiento es aquella vinculada con el control de disturbios. Por eso, a los cursantes les enseñan sobre los distintos tipos de disuasivos químicos y sus efectos en una instancia en la que interviene el personal de la Policía Federal.

La instrucción es tan detallada que hasta brindan un curso de manejo, ya que, en muchos de los países donde los efectivos son desplegados, deben manejar del lado derecho.

Además de instructores propios, para los cursos, reciben el apoyo de efectivos de la Policía Federal y cuentan con instructores (que rotan anualmente) de países como Brasil, Chile, Uruguay y Brasil. “Naciones Unidas nos regula respecto de la educación”, dice Ortiz, al tiempo que explica que uno de los valores agregados más importantes con los que cuentan es la experiencia: “Todos nuestros instructores tienen, como mínimo, una misión de paz. Entonces, cada vez que exponen, tienen vivencias sobre sus espaldas. Eso es invaluable y es lo que no queremos perder”.

Obviamente, el personal tiene que conocer a fondo los reglamentos y la doctrina que maneja la ONU en materia de operaciones de paz. De hecho, la organización mundial debió certificar algunos de los cursos brindados en Campo de Mayo. Eso permite que, si existe algún país sin centro de entrenamiento, sus efectivos puedan acudir al CAECOPAZ.

En el CAECOPAZ, se enfrentan a una paradoja: deben transformar a un militar adiestrado para combatir en un soldado que lucha por la paz. Detrás de esta contradicción, se esconde un entrenamiento tan exigente como prestigioso.

“Nos ayuda muchísimo la disciplina. Y, para llevar a un efectivo preparado para la guerra a pelear por la paz, contamos con un sistema. Por un lado, tenemos módulos de entrenamiento básicos que exige Naciones Unidas. Además, contamos con materiales especializados para aquellos que cumplirán misiones como observadores u oficiales de enlace o que serán integrados a un staff, como sucede con los oficiales de operaciones o de inteligencia. Es decir, se trata de un paso mayor de instrucción”, describe el director del CAECOPAZ.

“Primero recibimos a un efectivo, con entrenamiento militar. Es decir, no seleccionamos al personal, simplemente recibimos un rol de combate y a los integrantes de una fuerza de tarea, desde el jefe hasta el último tirador”, describe Ortiz. Cabe señalar que, en el presente, Argentina envía observadores militares a países como Israel, Líbano, Siria, India y Pakistán, pero también integra una fuerza de tarea en la Misión de Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP).

Los seleccionados, que si son parte de una fuerza de tareas suelen pertenecer a una misma unidad de una fuerza, empiezan a trabajar en su zona.

La siguiente etapa de la capacitación sucede cuando toda la fuerza de tarea de cada uno de los elementos (Ejército, Armada y Fuerza Aérea) se reúne en un punto para recibir instrucción: “Entonces, nosotros mandamos a nuestros equipos móviles. Por ejemplo, en este momento tenemos uno en Bahía Blanca. Básicamente, lo que hacen es fiscalizar que lo que se vio en esta etapa esté bien y, si es necesario, reorientar la instrucción”.

Además, en Campo de Mayo llevan adelante un curso destinado a quienes, por el puesto que ocuparán en el exterior, tendrán bajo su responsabilidad la instrucción.

El siguiente paso para la fuerza de tarea designada es el traslado al CAECOPAZ. “Es la etapa final. Este año se hará a partir del 22 de julio. Se alojan acá e iniciamos un ejercicio de evaluación para saber en qué nivel están. Además, sumamos instrucción vinculada a la misión. Finalmente, se realiza un nuevo ejercicio y los certificamos”, indica Ortiz.

Se estima que el primer vuelo con parte del contingente que operará en Chipre saldrá la primera semana de agosto.

El CAECOPAZ también lleva adelante una variedad de cursos, algunos abiertos al público. Por ejemplo, cuentan con uno enfocado en inglés específico para el personal que será desplegado en las operaciones de paz.

Además, brindan capacitaciones en línea de idiomas y entrenamientos a quienes se anotan para el resto de las misiones de la ONU en las que participa nuestro país. En esos casos, cada fuerza posee cupos y solo quienes aplican, y obtienen la mejor calificación, son los que viajarán.

En sus instalaciones, también ofrecen capacitación a los integrantes de la Fuerza Combinada Cruz del Sur; al personal de reservistas, quienes, posteriormente, serán los que asuman los roles y papeles necesarios para cada ejercicio y situaciones simuladas de una operación; y hasta un curso de Periodistas en Zonas Hostiles. Durante esta última capacitación, decenas de reporteros se instalan durante una semana en Campo de Mayo para recibir entrenamiento.

“Tenemos dos cursos certificados. Uno de ellos es el observadores y el otro es el de predespliegue”, detalló el director del CAECOPAZ y agregó: “Ahora estamos en proceso de certificación de los cursos de Protección Integral de Civiles, Coordinación Cívica Militar y de Oficial de Estado Mayor”.

Mientras DEF visitó el CAECOPAZ, pudo ser testigo de dos capacitaciones en vivo: un curso de Negociadores y el primer Taller Regional de Salud Mental en Operaciones de Paz.

El objetivo del primero es que el personal adquiera los conocimientos necesarios para encarar una negociación en el marco de las Naciones Unidas. Aunque, aclaran, el rol que asumen se asemeja al de un mediador: “Negociar implica que uno es parte del problema. Mediar, en cambio, implica que uno no se encuentra entre las partes afectadas”.

Durante el curso, se enfocan en aspectos que van desde el lenguaje corporal hasta el análisis de las zonas donde se puede llevar adelante la negociación. De esa manera, cada cursante adquiere las herramientas necesarias para el estudio de los sectores que están en conflicto o sus pretensiones y, así, podrán mediar para arribar a un objetivo que colabore con la paz.

Justamente, una de las actividades destinadas a los participantes del curso es la simulación de una negociación. Para ello, los reservistas se pusieron en la piel de dirigentes de dos países ficticios: cada uno de ellos llegó al lugar elegido con vehículos y escoltas armados. En esta ocasión, los alumnos debieron explicarles que se encontraban en una zona neutral y lograr el desarme de cada uno de ellos. Luego, mientras la negociación tenía lugar, los instructores estuvieron atentos a los temas que debían abordar (como ayuda humanitaria y derechos humanos) y a los errores que pudieran surgir para mejorar el accionar de los cursantes.

Como explicaron los responsables del curso, se busca que los grupos con los que hay que negociar puedan desescalar las tensiones para luego intentar llegar a los objetivos. Además, se pretende que los efectivos que participan en las distintas misiones puedan establecer una agenda sobre temas a tratar en distintos encuentros. “Cuando estuve en Chipre, fui enlace con las fuerzas turcas. La intención era establecer lazos”, contó a DEF el capitán Yáñez, uno de los instructores a cargo de la actividad.

Este año, el centro de entrenamiento tomó la decisión de realizar el primer Taller Regional de Salud Mental en Operaciones de Paz. De hecho, apenas fue anunciado, tuvo una importante repercusión en todo el mundo. Finalmente, se inscribieron en él ciudadanos de más de 17 países.

El taller fue en línea y se realizó durante cuatro jornadas: el primer capítulo se enfocó en la preparación familiar previa que lidera el CAECOPAZ, los distintos tipos de estrés y trauma, y psicoeducación; luego, se analizaron los resultados del abordaje psicosocial llevado adelante por el licenciado Gastón Giunta (del CAECOPAZ) en Haití, momento en el que buscó detectar los estresores y asesorar a las autoridades sobre los modos de trabajar sobre ellos; después, el médico psiquiatra Enrique Stein se refirió a la intervención de crisis y se analizó el caso del submarino ARA “San Juan” y el impacto emocional que tuvo, en una de las misiones de paz en Haití, la noticia de que debían permanecer durante algunos meses más; y, finalmente, se habló sobre las previsiones que se pueden adoptar.