Así como el primer cuarto de siglo asistimos al espectacular crecimiento de la economía china y su irrupción en los mercados globales, en la próxima década, el protagonismo podría ser de la India. De acuerdo con las proyecciones de la consultora Morgan Stanley, el país podría convertirse en la tercera economía del mundo en 2027, por encima de Alemania y Japón, y quedando solo por detrás de EE. UU. y China.
Su mercado de valores acaba de superar al de Hong Kong y hoy es el cuarto del planeta, detrás de los de EE. UU., China y Japón. Los flujos de inversión extranjera directa en la India aumentaron a un ritmo vertiginoso: entre 2020 y 2023, el total acumulado fue de 920.000 millones de dólares. El crecimiento del producto bruto interno (PBI) recuperó, tras la pandemia, el impulso que venía teniendo desde 2014, con un promedio del orden del 7 % anual.
El auge tecnológico y el boom de la economía digital
Uno de los sectores más pujantes de la economía india es el de las nuevas tecnologías. Actualmente, contribuye con el 7,5 % del PBI, y las exportaciones de software superaron en 2023 los 190.000 millones de dólares. Una clara expresión de la pujanza de ese sector es la ciudad de Bangalore, en el sureño estado de Karnataka, convertida en el motor de esta revolución y “meca” de las high tech.
En ese contexto, señalan expertos, la inteligencia artificial (IA) aparece como un campo fértil para impulsar este gigantesco potencial de crecimiento. “Antes de que termine la década, habrá en la India más ciudadanos que utilicen todos los días la IA que en cualquier otro país del mundo”, afirman Nandan Nikelani y Tanuj Bhojwani, en un artículo publicado en el blog del Fondo Monetario Internacional (FMI). Destacan, en ese contexto, que el país cuenta actualmente con 790 millones de usuarios de banda ancha móvil.
Entre los ejemplos exitosos, se encuentra el sistema de identidad digital Aadhaar, la base de datos biométrica más grande del mundo; y la Interfaz Unificada de Pagos (UPI, por su sigla en inglés), que gestiona más de 10.000 millones de transacciones mensuales y ha contribuido a la bancarización de 500 millones de personas.
El dividendo demográfico y el reto de la brecha de género
Con sus 1430 millones de habitantes, la India se convirtió, hace poco más de un año, en el país más poblado del planeta, al superar a China. Con una edad promedio de 28 años y más del 40 % de los residentes menores de 25 años, está en condiciones de aprovechar el “dividendo demográfico” impulsado por la juventud y el espíritu emprendedor de un importante segmento de su población.
El mayor desafío que tiene la India por delante es superar la brecha de género y aumentar la participación de la mujer en el mercado laboral. El 60 % de las mujeres de entre 15 y 69 años son amas de casa a tiempo completo, en tanto que solo el 23 % de la población femenina en edad de trabajar tiene trabajo o está buscando empleo.
Otro reto para lograr un crecimiento más equitativo es mejorar la distribución del ingreso: actualmente, según datos de Oxfam, el 10 % más rico concentra el 72 % de la riqueza, mientras que el 50 % de los indios de menores ingresos posee menos del 3 % de la riqueza del país.
Poderío militar y alianzas geoestratégicas
En el ámbito militar, India cuenta con el séptimo ejército más poderoso del mundo. Su poderío nuclear, con un total de 164 ojivas almacenadas según el Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), lo convierte en un actor de peso tanto a nivel regional como internacional. Además, cuenta, desde hace siete años, con su primer submarino nuclear: el INS Arihant, que puede transportar hasta 12 misiles K-15 Sagarika –con un alcance de 700 kilómetros– o cuatro misiles K-4 –capaces de recorrer hasta 3500 kilómetros–.
Con la mira puesta en un nuevo escenario multipolar, este ascendente país asiático forma parte de distintas alianzas y organizaciones. Es miembro de los BRICS, grupo que también integran Brasil, Rusia, China y Sudáfrica, y que cuenta desde 2015 con su Nuevo Banco de Desarrollo, presidido hoy por la exmandataria brasileña Dilma Rousseff. En el plano defensivo, se integró en 2016 como miembro pleno a la Organización para la Cooperación de Shanghái, cuyos mayores socios son China y Rusia y que también integran las exrepúblicas centroasiáticas soviéticas, Pakistán e Irán, este último incorporado en el pasado año.
En plena efervescencia por la guerra en Ucrania, no está de más recordar que Rusia es el principal proveedor de armamento y equipos militares de la India, además de haberse convertido en el último año en uno de sus mayores suministradores de petróleo. Sin embargo, lejos de atarse de pies y manos, el gobierno de Nueva Delhi ha diversificado sus importaciones de equipamiento militar, incorporando equipos para sus FF. AA. procedentes de Francia, Israel y EE. UU., entre otros. También cabe desatacar la participación de la India en el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (Quad), junto a EE. UU., Australia y Japón, una suerte de contrapeso frente al avance de China en el Indopacífico.