Opinión: ¿cuáles son los posibles escenarios para América Latina en el siglo XXI?

Los expertos coinciden en que la falta de recursos para apoyar el talento y el desarrollo tecnológico se convierten en el principal obstáculo para que los países de la Región sean capaces de aprovechar la transformación digital al máximo

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En el acceso a la educación no se ven resultados positivos en términos de calidad de aprendizaje. (Foto: archivo DEF)
En el acceso a la educación no se ven resultados positivos en términos de calidad de aprendizaje. (Foto: archivo DEF)

De cara a la transformación que se viene en el mundo a partir de las nuevas tecnologías, la Región presenta aún graves déficits, que debe resolver para no quedar en el camino de la transformación digital y, a la vez, poder aprovechar la oportunidad de crear empleos de calidad. Y no solo eso; también debe resolver un problema quizás más grave aún, que consiste en determinar qué tipo de tareas y actividades harán quienes sean sustituidos por la propia dinámica provocada por el desmesurado avance de las nuevas tecnologías, que superan el rendimiento humano, y abaratan costos y tiempos en este nuevo camino hacia un progreso al que no le encontramos horizonte. Los expertos coinciden en que la falta de recursos para apoyar el talento y el desarrollo tecnológico se convierten en el principal obstáculo para que los países de la Región sean capaces de aprovechar esta transformación digital al máximo.

Tal como señala la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), a pesar de que los países han aumentado la cobertura y el acceso a la educación básica, media y técnico-profesional, no se ven resultados positivos en términos de calidad del aprendizaje. A esas falencias y ausencia de resultados, se suman las diferencias siderales con las prestaciones que las escuelas brindan en el primer mundo y la acumulación de tareas en los países periféricos, donde deben afrontar aulas con el triple o cuádruple de alumnos y, además, atender problemas alimentarios, sanitarios y conductas distorsionadas en muchos sectores sociales marginados. A ello, hay que agregar que, en general, en toda la Región son los docentes mismos quienes tienen un tremendo retraso por no contar con las herramientas tecnológicas y por tener condiciones laborales y económicas muy pobres.

Hoy, 32 % de latinoamericanos no accede a los servicios de Internet. (Foto: archivo DEF)
Hoy, 32 % de latinoamericanos no accede a los servicios de Internet. (Foto: archivo DEF)

Otro gran desafío por superar es la brecha digital. Si bien entre 2014 y fines de 2021 prácticamente se duplicó el número de ciudadanos con acceso a internet móvil, que pasaron de 220 a 400 millones, sigue habiendo una amplia franja de la población que no cuenta con ningún tipo de conexión. Hoy, un 32 % de los latinoamericanos, es decir, 244 millones de personas, no accede a servicios de internet. Y las diferencias son abismales entre las zonas urbanas, donde la conectividad alcanza el 79 %, y las rurales, donde llega apenas al 43 %.

Aunque sabemos que los graves problemas de desigualdad que vive nuestra Región no deben confundirse con la pobreza, sino que obedecen a situaciones históricas, culturales y sociales de una inequidad estructural, hay notables situaciones contrapuestas que así lo certifican. Brasil, por ejemplo, es hoy la novena economía del planeta tras superar en PBI a Canadá a fines de 2023. Además de ser el segundo exportador mundial de granos y un gigante de la agroindustria, ha logrado posicionarse en el liderazgo de nichos de productos muy competitivos. La empresa aeronáutica Embraer es el tercer mayor fabricante de aeronaves del mundo, mientras que la industria automotriz bate récords de inversiones y el polo industrial de San Pablo es un coloso a nivel regional. No obstante, las deudas sociales de Brasil siguen siendo enormes: el país tiene un 31,6 % de la población viviendo por debajo del nivel de pobreza y un 5,9 % en la extrema pobreza. Según datos oficiales, aún hay 33 millones de brasileños que no tienen acceso al agua potable y casi 100 millones no cuentan con adecuados sistemas de saneamiento.

La empresa aeronáutica Embraer es la tercera fabricante de aviones del mundo. (Foto: archivo DEF)
La empresa aeronáutica Embraer es la tercera fabricante de aviones del mundo. (Foto: archivo DEF)

Para entender claramente que los problemas planteados son aún más graves de lo que podríamos imaginar, veamos un país de América Central elegido al azar, Honduras, que se encuentra en las antípodas de Brasil en cuanto a magnitud, población, recursos y posibilidades. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el porcentaje de hogares que se encuentra por debajo de la línea de pobreza representa el 64,1 % y la pobreza extrema se ubica en el 41,5 %. Además, cerca de 5,5 millones de personas no tienen acceso a un saneamiento seguro, lo que representa un 56,7 % de la población.

Luego de este brevísimo prólogo sobre el futuro de nuestra Región ante el avance de las nuevas tecnologías, entremos al debate. Existen dos posiciones antagónicas: los pesimistas, que ven un futuro complejo, con aún peores tasas de crecimiento y aumento de las desigualdades entre nuestra Región y el resto del mundo; y, en la vereda de enfrente, aquellos que ven en la nueva revolución tecnológica una oportunidad, alguno de ellos habla de “una oportunidad extraordinaria y única”, para acortar la brecha y sacar a Latinoamérica del papel de Cenicienta del progreso mundial.

Aún hay 33 millones de brasileros que no tienen acceso a al agua potable y casi 10 millones no cuentan con adecuados sistemas de saneamiento. (Foto: Fernando Calzada)
Aún hay 33 millones de brasileros que no tienen acceso a al agua potable y casi 10 millones no cuentan con adecuados sistemas de saneamiento. (Foto: Fernando Calzada)

Por el lado oscuro de la grieta, es más que difícil que cientos de millones de personas salgan de un estado de pobreza crónica si sus necesidades básicas no son satisfechas, no tienen trabajo o viven en la informalidad, porque esta situación lleva, indefectiblemente, a una mala alimentación, a la falta de acceso a otras necesidades básicas, como el agua potable, la electricidad y, como es obvio, la conectividad, base primigenia para los desafíos actuales de la inteligencia artificial y los retos por venir. La exclusión social y la marginalidad generan una inmensa desigualdad.

Quienes ven un promisorio futuro por venir, por el contrario, señalan razones de peso para abonar ese optimismo. Por ejemplo, un informe de la Asociación Latinoamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET) vaticina la posibilidad de generar más de 400.000 empleos al año en la Región si se logra el cierre de la brecha de digitalización entre esta parte del mundo y la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Según la Cepal, por su parte, el 42 % de los adultos latinoamericanos ya realiza regularmente pagos por algún medio digital y el 11 % adoptó ese método a partir de la pandemia. En ese sentido, el economista jefe para América Latina del Banco Mundial, William Maloney, sostiene que la inversión pública y privada en conexión digital puede estimular nuevos empleos y ofrecer nuevas oportunidades al comercio, en una región donde el 74 % de los hogares urbanos tiene acceso a internet fijo (aunque solo el 42 % de los hogares rurales cuenta con ese servicio).

En Honduras, el porcentaje de hogares que se encuentran por debajo de la línea de pobreza representa el 64 por ciento y la pobreza extrema se ubica en un 41, 5%. (Foto: Fernando Calzada)
En Honduras, el porcentaje de hogares que se encuentran por debajo de la línea de pobreza representa el 64 por ciento y la pobreza extrema se ubica en un 41, 5%. (Foto: Fernando Calzada)

A pesar de las desigualdades, que están lejos de ser resueltas, el ecosistema digital regional presenta algunos datos alentadores. Brasil cuenta con el 63 % de las startups de toda la Región y con 24 unicornios, es decir, empresas que cotizan más de 1000 millones de dólares y encabezan el ranking regional. Por su parte, un estudio del laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), publicado en 2023, identificó 340 startups de tecnología profunda que se encuentran ubicadas en 14 países de la Región. Se trata de “compañías que están fundadas sobre un descubrimiento científico o una genuina innovación tecnológica”, según la definición acuñada por Swati Chaturvedi, CEO de la plataforma de inversión Propel(x).

Mientras tanto, Argentina asoma como el país con el mayor número de startups de tecnología profunda en América Latina, con un total de 103 empresas, lo que representa aproximadamente el 30 % del total. Las startups locales de tecnología profunda tienen un valor de 1900 millones de dólares, lo que representa el 23 % del valor total del ecosistema regional. Alrededor de dos tercios están vinculadas al sector de la biotecnología y el 11 % al de inteligencia artificial. Sin embargo, también ganan terreno otros sectores, como la nanotecnología, el espacio, la movilidad avanzada, la robótica, la salud y los materiales avanzados.

Por el lado oscuro de la grieta es más difícil que cientos de millones de personas salgan de un estado de pobreza crónica si sus necesidades básicas no son satisfechas, como sucede en la Argentina. (Foto: Fernando Calzada)
Por el lado oscuro de la grieta es más difícil que cientos de millones de personas salgan de un estado de pobreza crónica si sus necesidades básicas no son satisfechas, como sucede en la Argentina. (Foto: Fernando Calzada)

Si vemos las perspectivas a largo plazo, a partir del aprovechamiento de las capacidades de la inteligencia artificial, la Región y Argentina, en particular, pueden aumentar a 100.000 millones sus exportaciones anuales de servicios basados en el conocimiento, y el PBI regional se puede incrementar un 4 % gracias a los aportes del I+D privado.

Es más que probable que la verdad no esté en ninguna de estas dos posiciones extremas. Ni tirios ni troyanos. Un criterio intermedio debería primar, cuando menos, para aligerar la situación más que crítica que hoy vive la Región. Para ello, será fundamental el apoyo del G20 y de las principales instituciones multilaterales a las que les cabe el tema. Sin embargo, además de lo antedicho, será clave el rol de los gobiernos de todos los países de América Latina; todos, sin excepción. Está en nosotros romper con el mito de ser el continente de las “décadas perdidas” y de las “mil oportunidades que se han dejado pasar”.

El 42 por ciento de los adultos latinoamericanos ya realiza regularmente pagos por algún medio digital y el 11 por ciento adoptó ese método a partir de la pandemia. (Foto: archivo DEF)
El 42 por ciento de los adultos latinoamericanos ya realiza regularmente pagos por algún medio digital y el 11 por ciento adoptó ese método a partir de la pandemia. (Foto: archivo DEF)

América Latina podría sentarse a esa mesa, como actor transcendente en la solución de los desafíos globales por venir y, a su vez, lograr que esa oferta traiga soluciones permanentes a los graves problemas endémicos que acarrea nuestra Región. ¿Qué podemos ofrecer? Respuestas para el cambio climático, para la preservación de la biodiversidad, soluciones a la inseguridad alimentaria y mejores respuestas a la imperativa necesidad de energía limpia, entre ellos, el hidrógeno verde. Las reservas de litio, níquel, grafito y cobre son cruciales para la transición energética que se avecina.

Para que lo expuesto sea un trato justo y evitemos “espejitos de colores” que ya hemos visto en el pasado, es fundamental asegurarnos fuertes inversiones en infraestructura, mejorar nuestra capacitación y tener políticas que garanticen el financiamiento y la productividad. ¿Es ello posible? Creemos que depende más de nosotros que del resto del mundo. Si lo logramos, eso no solo permitirá crear cientos de miles de puestos de trabajo, sino que ayudará, con gran sacrificio y esfuerzo, a sacar de la indigencia social y educativa a millones de personas que hoy ven el mundo pasar.

Es la hora de ponerse en marcha.

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