Mariel Valeriano, ingeniera nuclear del Instituto Dan Beninson (dependiente de la UNSAM y la Comisión Nacional de Energía Atómica), y Barbara Marcaccio, magíster en Ciencias Físicas de la Universidad de Pavía, se conocieron en 2022. Ese año, gracias a una beca de la UNSAM y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Barbara había viajado desde Italia a nuestro país a realizar una estadía de cinco meses en el marco de su formación de posgrado.
Pocos meses más tarde, Mariel y Barbara se reencontraron, al convertirse en las primeras dos estudiantes de doctorado que accedieron a un novedoso programa que patrocinan la UNSAM y la Universidad de Pavía. A través de él, en un régimen de intercambio, las dos investigadoras desarrollarán sus respectivas tesis de doctorado en cotutela, es decir, con la dirección y tutela de profesores de ambas casas de estudio. Por el lado argentino, la directora de ambas tesis será Sara González, investigadora de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y del Conicet.
Esta iniciativa se enmarca en un convenio que tiene la CNEA con el Instituto Nacional de Física Nuclear (INFN) de Italia, firmado en 2015 y renovado el año pasado. Entre otros objetivos, las dos partes apuntan a la cooperación científica en materia de radioterapias innovadoras.
Un modelo computaciones orientado a radioterapias complejas
En diálogo con DEF, desde Pavía, Mariel y Barbara se muestran entusiasmadas con el avance de sus respectivas investigaciones, que aportarán modelos computacionales para la determinación de la distribución de la dosis de radiación en pacientes con tratamientos oncológicos complejos. En términos científicos más precisos, se trata de la “dosimetría computacional”. El grupo de CNEA donde ambas estudiantes realizan sus respectivos trabajos de tesis es el de “Física Computacional y Biofísica de las Radiaciones”, bajo la dirección de Sara González.
Barbara Marcaccio lo hace en el ámbito de la terapia por captura neutrónica en boro (BNCT). La estudiante doctoral italiana nos explica que su investigación indaga en los aspectos macro y microscópicos de la dosimetría. Para alimentar su modelo computacional, ella necesita datos experimentales. Nos cuenta que, en Argentina, se ha desarrollado una técnica experimental que permite, justamente, “cuantificar la microdistribución de boro dentro de una célula”. El boro es un elemento químico que tiene la capacidad de capturar neutrones, con los cuales interactúa para inactivar –es decir, “atacar”– la célula tumoral.
Por su parte, Mariel Valeriano orienta su tesis a la dosimetría computacional, pero en su caso focalizada en tratamientos con protonterapia. En este tipo de tratamiento, se trabaja con protones cargados que interactúan con los tejidos y órganos. Se trata de determinar la dosis adecuada para el paciente. Hace dos años, por sus investigaciones, recibió el segundo premio del concurso Pre-Ingeniería organizado por el Centro Argentino de Ingenieros.
Una experiencia muy enriquecedora
“Yo amo la Argentina desde que tenía 13 años”, relata Barbara Marcaccio. La propuesta de su tutora italiana, Silva Bortolussi, le permitió “unir lo laboral con un sueño personal, que se hizo realidad”. Destaca que el grupo argentino con el que trabaja la recibió “con los brazos abiertos” y asegura que “los argentinos son amables, sonríen todo el tiempo y son muy gentiles”. Su sede de trabajo es el Centro Atómico Constituyentes, donde se encuentra el laboratorio Tandar, que cuenta con un acelerador de partículas experimental.
En Italia, tal como nos explica, están construyendo un centro clínico para la aplicación de terapia por BNCT en la ciudad de Caserta, a 27 kilómetros de Nápoles. Destaca que, en Argentina, ya se hicieron tratamientos experimentales con esta técnica en el reactor RA-6 de Bariloche. La idea es superar esta fase de experimentación y, en ese marco, un modelo por seguir es el de Japón, donde el BNCT es un tratamiento más, entre las distintas opciones clínicas disponibles.
Por su parte, Mariel, oriunda de la provincia de Salta, está feliz realizando su experiencia en Italia. “Yo no hablaba italiano y ahora estoy tomando clases, puedo escuchar y entender bien y, si bien no lo hago tan fluidamente, también me animo a hablar”, afirma. Aunque la sede para el desarrollo de su tesis doctoral es Pavía, donde se encuentran la Universidad y el Centro Nacional de Hadronterapia Oncológica (CNAO); Mariel realizará sus experimentos en el Centro de Protonterapia de la ciudad de Trento, donde ya estuvo formándose y recibió las correspondientes certificaciones. Sostiene que la inauguración, en nuestro país, del Centro Argentino de Protonterapia “sería un avance increíble”.
La necesaria concientización de la población
“La opinión pública italiana no tiene una buena opinión de la energía nuclear”, admite Barbara, quien sugiere que “sería hermoso empezar a familiarizar a los niños desde la escuela”. Lamenta que, en Pavía, la gente hable del reactor que funciona en la ciudad, en el laboratorio LENA, “sin saber realmente cómo funciona”. “Se necesita bastante información”, señala.
Mientras tanto, aun cuando reconoce que en nuestro país no existe un debate tan enconado sobre la energía nuclear, Mariel recordó el apagón de electricidad de marzo del año pasado, cuando la central Atucha salió de servicio y se generó cierta inquietud. “Lo que falta es difusión y hablar de una manera más cotidiana de la energía nuclear”, aporta la joven ingeniera nuclear. “Muchas personas no conocen sus aplicaciones en el campo de la medicina”, agrega, aunque admite que, en los últimos tiempos, las redes sociales y los nuevos “influencers de la ciencia” permiten alcanzar públicos alejados del tema.
Mariel y Barbara coinciden en que esta experiencia que están haciendo le va a permitir a cada una de ellas aprender de los grupos de estudio del otro país y luego llevar ese conocimiento a su propio país. En definitiva, esta nueva modalidad de doctorado en cotutela permite afianzar los lazos y profundizar el intercambio científico entre Argentina e Italia.