“Lo más importante del F-16 es la aviónica, el armamento, el radar y el sistema de autodefensa”, resume Luis Alberto Briatore, el reconocido influencer aeronáutico que, además de ser oficial retirado de la Fuerza Aérea Argentina, supo volar –en sus años en actividad– los emblemáticos Mirage.
En diálogo con DEF, el expiloto de combate explicó que la compra de los 24 aviones F-16 Fighting Falcon a Dinamarca es realmente positiva, no solo porque es una aeronave utilizada por la OTAN, sino porque, además, fue adquirida por la Argentina a un precio realmente conveniente.
¿Por qué los F-16 son tan requeridos?
La firma del contrato de compra por parte del ministro de Defensa argentino, Luis Petri, y de su par danés, Troels Lund Poulsen, es un acontecimiento que representa un cambio significativo en la historia de la defensa nacional argentina. Además, abre un nuevo horizonte de posibilidades y desafíos.
Como explican los expertos, el F-16 es parte de una élite de aeronaves. Y, de hecho, este avión se caracteriza por su versatilidad y eficiencia.
Según los que más saben, son aeronaves de cuarta generación (con elementos de quinta) que poseen una avanzada aviónica, capacidad multirol y mejoras vinculadas a la maniobrabilidad y al rendimiento en general.
Los Fighting Falcon cuentan con pantallas multifunción en la cabina, sistemas de navegación por satélite y capacidad de comunicaciones seguras. Eso permite que puedan estar aptos para cumplir con una variedad de misiones, desde patrullas aéreas hasta de reconocimiento.
La aviónica del F-16, una de sus mayores ventajas
Según explicó a DEF Luis Alberto Briatore, la aviónica refiere a todos aquellos sistemas que se encuentran en la cabina del avión. Es decir, instrumentos o sistemas de manejo. De hecho, según el oficial de la Fuerza Aérea, los pilotos suelen tener sus guantes “cortados” en la zona de las yemas de los dedos, pues, así, pueden ingresar los imputs en las pantallas táctiles de la aeronave. Esto resulta fundamental si se tiene en cuenta que, como indica Briatore, “hoy en día el avión es gobernado por infinidad de ordenadores y, cada uno de ellos, se dedica a un sistema distinto”.
“Cada uno en su área de responsabilidad, permite volar con seguridad. Por ejemplo, si el piloto quiere sobrepasar los límites estructurales o de vuelo, el sistema no lo permite”, sintetiza. En palabras de Briatore, el hecho de que los F-16 vuelen para la OTAN es fundamental, porque hace que deban cumplir con una serie de requisitos y equipamiento. En ese sentido, cuenta, recibieron un upgrade (o modernización) que los pone a la altura de los nuevos modelos.
“El empuje del motor que tienen los F-16 es muy bueno, pero no es lo más importante, ya que el combate aéreo actual se define a una distancia donde no se llegan a ver los oponentes. Lo mismo sucede en el ataque contra objetivos terrestres o navales, donde el lanzamiento se efectúa a distancia del blanco y de la artillería antiaérea, dentro de lo posible. Entonces, no es tan preponderante el tema de un motor con un súper empuje. Lo importante es cumplir con el objetivo arriesgando lo menos posible”, comenta.
Mach 2, más allá de la barrera del sonido
Los F-16 alcanzan una velocidad máxima de Mach 2 (es decir, dos veces la velocidad del sonido) y un techo superior a los 50.000 pies. Como si eso fuera poco, tienen una autonomía de vuelo de 4000 kilómetros y pueden realizar misiones de combate de hasta 1000 kilómetros de distancia. Eso los posiciona dentro de un sistema de armas altamente eficiente e, incluso, relativamente económico.
¿Qué es el Mach 2? Según detalla Briatore, equivale a los 2500 kilómetros por hora. “Son velocidades que no se usan mucho en un vuelo operativo, excepto que se tenga que interceptar a un avión que esté muy alejado. La penalidad en este tipo de vuelo es el alto consumo de combustible”, responde.
Como piloto de Mirage, Briatore tuvo la oportunidad de romper varias veces la barrera del sonido: “El avión se comporta un poco distinto. El sonido es afuera, dentro de la aeronave no se siente nada. En el Mirage, al ser un avión más antiguo, las correcciones que hacía para volar supersónico son distintas a las de uno moderno, que corrige todo de manera automática”. En palabras del piloto de combate, los avances permitieron que esa maniobra hoy pueda concretarse sin grandes inconvenientes.
F-16, una compra estratégica
De hecho, una de las innovaciones más importantes en el F-16 es que utiliza comandos eléctricos en lugar de hidráulicos, lo que le otorga mayor capacidad de maniobrabilidad, precisión y estabilidad.
Más allá de sus características técnicas, la adquisición de los F-16 es un movimiento estratégico crucial para Argentina. Probados en combate y con altas tasas de probabilidad de derribo, estos aviones pueden transportar una amplia gama de armamento.
La compra fortalece la capacidad defensiva de Argentina y, en términos de poder aéreo, convierte a nuestro país en un líder regional, lo que lo suma a otros países de la región como Chile, Venezuela y Brasil.