Argentina concretó un histórico acuerdo para la compra de 24 aviones F-16 Fighting Falcon. Fue el ministro de Defensa, Luis Petri, quien viajó –acompañado por el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, brigadier general Xavier Julián Isaac, y el titular de la Fuerza Aérea Argentina (F. AA.), brigadier mayor Fernando Luis Mengo– a Dinamarca para avanzar en la recuperación de la capacidad de interceptación supersónica del país.
Petri calificó la adquisición aeronáutica militar como “la más importante desde 1983″ y advirtió que se trata de aviones que fueron modernizados y equipados con tecnología avanzada. Cabe recordar que la última compra de aviones de combate en Argentina fue en la década del noventa y se trató de los A4-AR, un sistema de tercera generación. En cambio, el F-16 danés tiene capacidades y equipamiento acordes a una cuarta generación plus.
Poder aéreo y aviones de distinta generación
“El poder aéreo integral consiste en la cantidad de aviones e infraestructura, tanto militar como civil, que tiene un país”, explicó el brigadier general retirado Mario Callejo, veterano de guerra de Malvinas y exjefe de la Fuerza Aérea Argentina, consultado por DEF sobre la compra de los F-16.
En palabras del expiloto de MV “Dagger”, hablar de poder aeroespacial es hablar de libertad de acción para proteger las fronteras y asegurar la soberanía.
¿Qué hace que un avión sea clasificado en distintas generaciones? “Hay que remontarse a la guerra de Corea. En ese momento, se enfrentaban los F-86 Sabre. Entonces, eran peleas aire-aire, peleas de perros. Como decimos nosotros, se tenía solamente la palanca, el acelerador y la mira. Era eso y la destreza del piloto. Esa fue la primera generación”, responde, y explica que, en la segunda, que coincide con la guerra de Vietnam, las aeronaves eran más avanzadas y contaban con armamento más pesado, aunque la puntería se hacía con la mira fija.
“A partir de la tercera generación, aparece el concepto del avión multirrol, porque antes los aviones se fabricaban o como bombardeo o para combate aéreo. Los multirrol, en cambio, se pensaron para ambas misiones”, comenta y agrega: “Luego vino la cuarta generación, en la que entran los F-16 que, además, fueron aviones totalmente revolucionarios para su época”. Resulta que, antes, los aviones contaban con sistemas hidráulicos, que requerían fuerza por parte de los pilotos. El F-16, en cambio, reemplazó esos sistemas por otros eléctricos. “Por donde pasaba un caño hidráulico, ahora pasaba un cable. Eso lo hacía más liviano”, dice.
F-16: el avión que llegó para revolucionar el mundo aeronáutico
El brigadier general Callejo explica que, además, el F-16 sumó otra cuestión fundamental: todo lo que se relacionaba con la maniobra, el perfil de vuelo y la máxima altitud estaba centralizado en una computadora. “Por más que el piloto quiera tirar más fuerza G, la computadora automáticamente lo limita. Por eso, es el famoso fly by wire”, profundiza.
Y agrega: “En la cuarta generación, hay un factor importante que es la relación peso-empuje. O sea, la cantidad de kilogramos que da el motor en comparación con el peso del avión. Por ejemplo, el M-V ‘Dagger’, utilizado por Argentina en Malvinas, tenía un motor de 6000 kilos de empuje, pero el avión pesaba, cargado al completo, 13.500 kilos. O sea, tenía menos de 0,5 kilos de peso de empuje, muchísimo más peso que empuje. En el caso del F-16, el peso de empuje es superior a 1. Entonces, tiene mucho más empuje que peso, lo que le otorga mayor cantidad de peso de despegue, velocidad y maniobrabilidad, fundamentalmente en su comportamiento en el aire”.
Callejo insiste en que, en un avión de combate, no interesa tanto su rapidez, sino más bien su agilidad y una rápida aceleración que le permita reaccionar ante cualquier imprevisto en un combate.
“Con la quinta y sexta generación, empezaron a llegar los aviones furtivos, o sea, los que están construidos y diseñados de manera que los radares los vean con muy poca señal o prácticamente sean invisibles a ellos”, dice Callejo, quien explica que, en la quinta y sexta generación, hay elementos de ambas y que, además, se suma el empuje vectorial: “Los aviones más avanzados de combate tienen toberas que basculan. O sea, tienen movimiento y eso permite, en vuelo, ayudar a la maniobra. Lo que antes se hacía con comandos, lo puede hacer también el motor”.
Para Callejo, los avances tecnológicos también impactaron en el armamento. “Se fue haciendo más letal e inteligente y con mayor alcance”, añade.
Más allá de eso, el piloto aún tiene un rol fundamental. De hecho, al referirse a aquellos sistemas que comienzan a incorporar inteligencia artificial –considerando que el ser humano posee limitaciones, por ejemplo, relacionadas con la fuerza G–, Callejo fue contundente: “El hombre es el que aprende a solucionar los problemas, con la cabeza fría, tomando decisiones que corresponden a las capacidades del avión”.
El contrato con Dinamarca
El contrato rubricado por el ministro de Defensa argentino, Luis Petri, y el danés, Troels Lund Poulsen, incluye la compra de 24 aviones de combate: 16 ejemplares monoplaza y 8 biplaza (para el entrenamiento de los pilotos), todos ellos modernizados. Las aeronaves, además, tendrán armamento y equipamiento de apoyo.
Asimismo, la propuesta incluye adiestradores tácticos, cuatro simuladores de vuelo, ocho motores, equipos de vuelo (con cascos de última generación), repuestos durante cinco años y la capacitación de pilotos y mecánicos.
Si bien el costo total de las 24 aeronaves ronda los 300 millones de dólares, este año Argentina tendrá que hacer un primer pago, monto que será financiado, en gran parte, por Estados Unidos.
En diálogo con la prensa, el vocero presidencial argentino Manuel Adorni adelantó que este año llegará el simulador que permitirá la capacitación de los pilotos, etapa que demandará alrededor de un año. Una vez finalizada, los Fighting Falcón vendrán a Argentina.
¿Por qué esta aeronave es una de las más codiciadas en el mundo? Según los especialistas, se debe a su performance, porque está probada en combate en varios conflictos (con resultados óptimos), y porque tiene altas tasas de probabilidad de derribo (pk). En síntesis, es una aeronave con capacidad letal.
Un dato más: se estima que el primero de los F-16 llegue a Argentina en diciembre de este año. Luego, como suele suceder con este tipo de sistemas de armas, la entrega será gradual (cuatro por año) hasta llegar a 2028. De acuerdo con la Fuerza Aérea, las aeronaves viajarán por modo aéreo, una operación que incluirá el reabastecimiento de combustible en vuelo.
El F-16 Fighting Falcon en detalle
Las aeronaves multipropósito –con funciones propias del combate aire-aire y aire-tierra– adquiridas a Dinamarca serán la columna vertebral del sistema de defensa aéreo, misión que, tiempo atrás, llevaron adelante los Mirage (hoy desprogramados).
En un video difundido por el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, los vicecomodoros Giaccaglia y Sosa presentaron el caza mutirrol y explicaron que el pod de designación infrarrojo y óptico y los radares de la aeronave son los elementos que brindan las capacidades de detección aire-aire (contra otras aeronaves) y aire-tierra (para atacar objetivos terrestres). En líneas generales, el pod sirve para identificar blancos y guiar el armamento de precisión. Para los cinéfilos: esta acción se puede ver en Top Gun 2, en el momento en el que es lanzado el explosivo y los pilotos pueden ver el guiado de la bomba a través de una pantalla.
Asimismo, detallaron que el F-16 lleva dos tanques subalares de 370 galones, que garantizan dos horas y media de autonomía en combate, y que el avión también posee un aumentador de la firma radar (para ser identificado fácilmente por aviones amigos) y puede llevar distintos tipos de armamento, como los misiles AMRAAM y Sidewinder de corto y mediano alcance aire-aire.
En palabras de los oficiales, el F-16 tiene pilones con detectores de misiles e interferidor de radar, lo que le brinda capacidad de supervivencia. Además, los pilotos marcaron la presencia de sensores y una caja para dispensador de Chaff y Flare, contramedidas para engañar y desviar al misil enemigo, lo que también incrementa su poder de fuego.
La mirada de Andrei Serbin Pont sobre los F-16
Consultado por DEF, el analista internacional Andrei Serbin Pont subrayó que, la de los F-16, es una excelente compra de oportunidad para Argentina: “Una de las grandes ventajas es que te permite adentrarte en la familia de estas aeronaves, lo que facilita que el día de mañana Argentina pueda pensar en algunos F-16 que salgan de, por ejemplo, guardias nacionales norteamericanas o algún otro lote europeo. De todas maneras, hay que ponerse en la fila porque, en el año 2025, el F-16 va a ser el avión de cuarta generación (con capacidades de quinta) más producido en Occidente, lo que habla de su vigencia”.
En respuesta a los detractores que argumentan que la compra de los F-16 no sería positiva debido a la antigüedad de las aeronaves, el director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES) explicó que, si bien es una adquisición de segunda mano, estos aviones tienen buenas capacidades como, por ejemplo, la actualización de cabina con sistemas modernos. “Tienen un largo horizonte operativo por delante”, insistió Serbin Pont sobre este sistema de armas, actualizado a la versión Tape 6.5, lo que significa que se encuentra en una de las instancias más avanzadas del proceso de modernización europeo.
En palabras de Serbin Pont, para poder operar los F-16 en largas distancias, se necesita un nuevo sistema reabastecedor de combustible, ya que tienen uno distinto del utilizado por Argentina. En el presente, la Fuerza Aérea posee dos KC-130 Hércules: “Viene sonando fuerte la posibilidad de una transferencia de dos KC-135. Es una negociación que tiene un perfil muy bajo, pero que es muy pertinente”.
¿Cómo se prepara la Fuerza Aérea para la llegada de sus nuevos soldados del aire?
El brigadier general Xavier Julián Isaac, una de las personas más involucradas en la adquisición de este sistema de armas, celebró la firma del contrato y la calificó como histórica y gloriosa. En palabras de la máxima autoridad militar de las FF. AA., el proceso es el resultado de un trabajo que involucró a muchas personas y que, en él, fue fundamental la decisión política, ya que “aceleró los tiempos”.
Por su parte, el jefe de la Fuerza, brigadier mayor Fernando Luis Mengo, quien también participó activamente de la firma del contrato, hoy se aboca a preparar a la F. AA. para recibir a las aeronaves, un desafío para cada uno de los efectivos, sobre todo para los pilotos y mecánicos militares, que deben capacitarse y prepararse para operar los F-16, aviones que representan un salto de calidad.
Cabe señalar que, con la incorporación de los Fighting Falcon, nuestra Fuerza Aérea estará a la altura de una regional (no europea, porque muchos de estos países están migrando hacia el F-35, como es el caso de Dinamarca), como la de Chile con sus F-16, la de Brasil con sus Gripen o la de Venezuela con sus Sukhoi Su-30.
Además, se espera que las aeronaves operen desde la VI Brigada Aérea, ubicada en Tandil y considerada “Cuna de Héroes”, por las misiones que recibieron y concretaron sus pilotos en la guerra de Malvinas: un lugar en el que se respira mística y épica guerrera.
Sin embargo, el lugar requiere una importante inversión para el arribo de los F-16. Según los expertos, sí o sí debería renovar su pista (ya que las aeronaves danesas requieren cuidados extremos para operaciones largas) y hangares.
Fuerza de élite: los requisitos para volar aviones de combate
Para ser piloto de caza de la Fuerza Aérea Argentina, primero hay que aprobar el ingreso a la Escuela de Aviación Militar. Luego, y tras cuatro años de cursada, quienes egresan con el mérito y con las condiciones académicas aprobadas pueden elegir una especialidad: para volar el F-16, por ejemplo, tendrán que optar por la de caza bombardero. Entonces, se trasladarán a la Escuela de Caza, en la provincia de Mendoza, donde deberán aprobar el exigente Curso de Estandarización de Procedimientos para Aviadores de Combate (CEPAC).
A tener en cuenta: quienes son seleccionados para el escalafón de aire (los pilotos) tienen que cumplir estrictos requisitos físicos indispensables. Aquellos que quieran convertirse en pilotos militares no solo deben tener una altura mínima, superior a 1,64, y una máxima, menor a 1,90 m; sino que además, deben contar con una vista perfecta (10/10). ¿A qué se debe esta exigencia? Básicamente, a la operación de este tipo de sistema de armas. Pues, arriba de estos aviones, el piloto tiene que alcanzar y poder operar los pedales al máximo de profundidad. Además, debe poder acceder al instrumental existente. A eso, se suma que los asientos eyectables poseen un peso máximo y mínimo de soporte para funcionar de acuerdo a las especificaciones del fabricante.
“Tienen que estar psicofisiológicamente aptos y aprobar una exigencia académica permanente, tanto para el estudio como para la operación de la aeronave”, reconocen los expertos, quienes agregan que las aeronaves de caza cuentan con diferentes sistemas, cada uno con un manual distinto. Eso explica la cantidad de requisitos y la rigurosidad de la formación.
¿Qué es la Fuerza G y por qué afecta con mayor frecuencia a los pilotos de caza?
Las pruebas físicas son obligatorias, ya que estos sistemas de armas alcanzan altas velocidades. Arriba, la fuerza G –que determina la aceleración– hace que los pilotos tengan que soportar una serie de fenómenos físicos. Por ejemplo, en un viraje, su peso se duplicará o, incluso, tendrán dificultades para moverse y hasta podrán llegar a experimentar un black out (como le sucede a Maverick en Top Gun 2).
Por eso, los pilotos de caza suelen vestir trajes especiales que comprimen los miembros inferiores, provocando que la sangre no fluya hacia abajo con facilidad.
De hecho, la tradición de usar pañuelos en el ámbito de los pilotos militares fue, antes, una necesidad: los precursores de la aviación de combate solían ajustarlos con fuerza en el cuello. Por entonces, el pedazo de tela debía impedir que la sangre descendiera de la cabeza a los pies.