En América Latina y el Caribe, la realidad del mercado ilegal de armas posee dimensiones y particularidades específicas que la diferencian de otras regiones del mundo. Con el objetivo de entender esta dinámica, la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), junto al Instituto Jack Gordon, de la Universidad Internacional de Florida (FIU), asumió la tarea de recopilar información pública disponible sobre incidentes con armas y sistematizar los datos en un mapa interactivo online de fuente abierta.
Para conocer más detalles del Small Arms & Light Weapons Dashboard (Panel de armas pequeñas y ligeras, o SALW, por su sigla en inglés) e indagar sobre la situación actual de la región en torno a esta cuestión, DEF conversó con Andrei Serbin Pont, analista internacional y director de la CRIES.
-¿Cómo empezó la idea de este proyecto?
-El SALW Dashboard surgió hace poco más de dos años cuando vimos que había nuevas formas para recopilar información y entender las tendencias en términos del mercado ilegal de armas. Ya veníamos trabajando en el rubro de la investigación de fuente abierta y nos interesó poder sistematizar los datos. Comenzamos a implementar una metodología para relevar incidentes, plasmar esa información en un formato estandarizado que eventualmente vaya a una base de datos, y que esa base tenga la representación gráfica de mapa como tiene ahora.
-¿Cuáles fueron los criterios en los que se basaron?
-La plataforma cubre todo tipo de incidentes con armas ilegales, principalmente secuestros, pero también robos, pérdidas e incluso algunas instancias de posesión. Ahí entran en juego cuestiones de criterios, ya que no cubrimos secuestros individuales, porque hay tantos que nos sobrepasa completamente. No es viable desde el punto de vista de recursos humanos, y, tampoco, si evaluamos la información que terminamos obteniendo. Acaban siendo accidentes menos relevantes que no ayudan a entender las principales tendencias que nos interesan. Por ejemplo: un video de posesión de fusiles en manos de una organización criminal, solo puede incluirse en la base de datos si sabemos exactamente dónde ocurrió, es decir, si logramos geolocalizarlo, y si sabemos cuándo ocurrió. Si no tenemos esa información, no nos sirve.
-¿Por qué es importante que la plataforma sea de fuente abierta?
-Porque hay que establecer un criterio y necesitamos que quien use la plataforma pueda decir “esto está bien o está mal, por esta razón”. Tenemos que poder mostrar la fuente que utilizamos para identificar las armas. Se puede discutir, pero tiene que haber link que redireccione a nuestra fuente.
Equipo de trabajo, organización y antecedentes
-¿Cómo está conformado el equipo de trabajo?
-Este es un proyecto conjunto entre la CRIES y el Jack Gordon Institute, de la FIU. Tenemos un equipo de cuatro personas en Buenos Aires, que hace el relevamiento de los incidentes, identificación, procesamiento, formateo, verificación y edición. Una vez finalizado cada reporte, lo enviamos a nuestros socios en Florida, que llevan el backup técnico del desarrollo y la implementación del panel, la integración tecnológica y el data entry. En total somos ocho personas activas en todo el proceso cada semana, porque los reportes los hacemos semanalmente. Cerramos el reporte los lunes y los miércoles tenemos el listado editado, preparado para subirse.
-¿Qué programas o aplicaciones utilizan para recabar datos de la web?
-Usamos Google Dorking para mejorar las búsquedas y lo complementamos con Google Earth. También redes sociales, siguiendo criterios específicos. Dentro del equipo hay dos investigadores que hacen el resumen de las noticias, identifican las armas y pasan el material a edición para asegurarnos que está todo en orden. El último paso es cargar la información a la plataforma. Actualmente recopilamos alrededor de 30 incidentes semanales en toda la región.
Ahora, también, estamos en la etapa de sumar inteligencia artificial para que identifique los artículos que son relevantes. Es todo un proceso, porque detecta muchos más incidentes, pero solo un porcentaje de ellos cumple con los criterios. Por eso, después hay otra instancia en la que a través de una interfaz le indicamos si el contenido es pertinente. La idea de integrar IA es para mejorar la capacidad analítica, identificar patrones entre los incidentes que capaz no habíamos notado.
-El proceso de verificación debe jugar un rol importante en todo el proceso…
-Sí, porque son muy pocas las personas que están capacitadas para identificar armas. Es importante que llevemos adelante una investigación, no solo para verificar lo reportado, sino también porque a veces ese proceso de investigación nos permite ver otros patrones.
-¿Cómo cuáles?
-En Brasil, por ejemplo, estamos viendo muchas armas turcas. Siempre con la misma dinámica: lotes grandes cerca de las fronteras y lotes chicos cerca de Río de Janeiro. La policía de Río de Janeiro twittea todo lo que captura, pero no identifica nada. Hay que tener a alguien que sepa si es una Bersa, una Glock, una Taurus o Canik, y que eso vaya en el resumen que hacemos con las palabras claves. Ese proceso de identificación se vuelve particularmente útil para profundizar un poco más. Yo puedo hablar de cuántos incidentes con pistolas capturadas, pero si además puedo decir que las más capturadas son de tales marcas, ya estoy brindando datos sobre los países de procedencia de las armas de fuego.
Análisis regional
-¿Qué datos pudieron observar con respecto a la situación en la región?
-El proyecto nos encuentra en medio de una etapa con muchos cambios en la dinámica regional de armas. Históricamente, en América Latina buena parte de las armas que entraban al mercado ilícito tenían su origen en el uso civil y eran empujadas a la ilegalidad, o armas desviadas de stocks estatales. En los últimos años vimos un crecimiento muy grande de armamento que proviene de mercados lícitos de otras partes o que pertenecen al mercado civil, pero son traídos ilegalmente a la región.
-¿Por ejemplo?
-Paraguay es una suerte de hub internacional. Llegan pistolas de Croacia, Austria, Turquía, Estados Unidos o Argentina. Entran legalmente al mercado y desde allí son desviadas. Por otro lado, Brasil tiene una demanda absurda. Pistolas que en el mercado internacional civil cotizan entre 300 y 600 dólares, en Río de Janeiro pueden valer 2500 o 3000 dólares. Entonces surgen flujos con armamento que ingresa desde Paraguay y se vende diez veces más caro en Brasil.
En Ecuador, mientras tanto, aparecieron granadas búlgaras compradas por Perú, evidenciando el desvío de un país a otro. Esto se puede constatar con el dashboard. Y en Venezuela vemos que hay armamento militar de todo tipo, ya sea proveniente de stocks estatales, traídos de Estados Unidos o de diferentes partes de la región.
-¿Y en nuestro país?
-En Argentina, no tenemos un mercado con alta demanda de armas de fuego por ahora, aunque se ven excepciones en Rosario. Un dato más o menos consensuado entre los expertos del área es que un arma legal en Argentina vale un precio, y la misma sin papeles vale una tercera parte. Eso para nosotros es ventajoso porque significa que no hay ninguna demanda para que esas armas de tenencia legal se filtren al mercado ilegal: ¿quién va a comprarse una pistola de 300.000 pesos para venderla por 100.000? A la vez, esto provoca que quienes están en el exterior se interesen en la adquisición de armas ilegales en Argentina para llevarlas afuera. Muchas veces se encuentran lotes de pistolas viejas provenientes de Fuerzas de Seguridad en la frontera con Chile o Brasil saliendo del país. Rara vez se las encuentra entrando.
Por otra parte, en Brasil existen grupos armados que entrarían en la clasificación de insurgencia criminal, o sea que disputan el control territorial con las fuerzas del Estado, se confrontan abiertamente y para eso, precisan un poder de fuego especial. En nuestro país eso no pasa, hay más demanda por armas portátiles. En Rosario, el panorama cambia un poco: allí se detectaron subametralladoras o fusiles AR15 provenientes del exterior.
Feedback y futuro
-¿Qué respuestas han obtenido por parte del público por las investigaciones y el dashboard?
-Tenemos un público muy variado. Personas a quienes les interesa la temática de la criminalidad, un público académico que valora la posibilidad de trabajar con datos y filtrar las búsquedas y, después, personal abocado a instancias de cooperación internacional. El dashboard ofrece una base de datos compartida para que un agente de un país pueda hablar con su contraparte de otra región sobre determinados incidentes y compartir datos relevados sin que en ningún momento tenga que pedir autorización para mandar un archivo, porque la información es pública. En ese sentido facilita bastante algunos procedimientos.
-¿Cuáles son los objetivos de cara al futuro?
-Apuntamos a ampliar lo hecho en cuanto a la incorporación de nuevas tecnologías. Estamos avanzando en otros procesos que usan una metodología similar, siempre poniendo a prueba nuevas herramientas de investigación. Antes se hablaba de que la información es poder. El reto hoy en día es procesar esa información y convertirla en inteligencia accionable, políticas públicas, en un análisis instrumentable para la toma de decisiones. Este proyecto funciona para ofrecer todo lo que decía antes, pero a la vez, es un espacio que pone a prueba nuevas metodologías, tecnologías y técnicas para, eventualmente, apuntar a otras áreas y fortalecer las capacidades de investigación en general.