“Después de haber dejado durante un año a la población aislada, sin alimentos, calefacción ni electricidad, las autoridades de Azerbaiyán no pueden afirmar seriamente que no han hecho nada para que la población armenia abandone Nagorno Karabaj”, enfatizó el embajador Hovhannes Virabyan, en una larga conversación con DEF en la sede diplomática de su país en Argentina.
En septiembre del año pasado, Azerbaiyán recuperó el enclave por la vía militar. La rendición de las autoridades de la autoproclamada República de Artsaj –que rigió los destinos de la población armenia local durante tres décadas– desencadenó el drama de los más de 100.000 armenios que abandonaron Nagorno Karabaj. Virabyan no duda en calificar la situación de “catástrofe humanitaria”, al tiempo que aclara que su país no tiene ningún reclamo territorial sobre Azerbaiyán.
“Azerbaiyán elude la firma de un acuerdo de paz y se niega a reconocer la integridad territorial de Armenia”, lamentó el embajador, quien afirmó que, por el contrario, su país sí reconoce la integridad territorial de Azerbaiyán. Además, se manfiestó “inmensamente agradecido” a la Argentina por la ayuda humanitaria de los Cascos Blancos a la población desplazada que hoy se encuentra refugiada en Armenia. “Son gestos pro-derechos humanos”, enfatizó.
El origen de un conflicto histórico
-¿Cuál es el origen histórico del conflicto en Nagorno Karabaj?
-La población armenia de Nagorno Karabaj es una población autóctona, que ha vivido en forma ininterrumpida en esas tierras desde hace por lo menos 3000 años. Las evidencias están en el territorio: Armenia fue el primer país en el mundo que adoptó el cristianismo como religión nacional en el año 301, y en el territorio hay cientos de iglesias y monasterios armenios que dan testimonio de ello. Durante la época soviética, Iósif Stalin decidió regalar los territorios de Nagorno Karabaj y Najicheván a Azerbaiyán. Nagorno Karabaj nunca antes había sido parte de Azerbaiyán, un Estado muy joven que tiene 105 años de historia.
-¿Qué sucedió tras la disolución de la Unión Soviética?
-La fase activa del conflicto resurgió a fines de la década del 80, cuando se produjeron pogromos contra la población armenia que vivía en Bakú, Sumgait y otras ciudades de Azerbaiyán. Quemaron gente en las plazas a plena luz del día. Esa situación llevó a la intervención del ejército soviético para frenar las matanzas. En los últimos años de la URSS, en la antigua República Socialista Soviética de Azerbaiyán vivían unos 600.000 ciudadanos armenios, que tuvieron que escapar para sobrevivir, y fueron recibidos por los armenios de Nagorno Karabaj. La guerra empezó porque Azerbaiyán nunca respetó los derechos humanos básicos de la población armenia.
-¿Armenia tiene hoy en día algún reclamo territorial sobre Azerbaiyán?
-Desde el primer día de su independencia, Armenia nunca formuló reclamos territoriales sobre otros países. Es decir, el conflicto de Nagorno Karabaj no es un conflicto territorial. Lo que ocurre es la violación de los derechos humanos de la población armenia. Es un conflicto entre democracia y dictadura. Así dio inicio la primera guerra de Nagorno Karabaj, en la que Armenia ayudó a la población a defenderse. La guerra concluyó en 1994 con la firma de un acuerdo de cese del fuego firmado por Armenia, Azerbaiyán y Nagorno Karabaj como parte del conflicto. Desde ese momento, durante las siguientes tres décadas, Armenia siempre intentó resolver la situación en el marco del derecho internacional, para tener una paz duradera para las siguientes generaciones. En cambio, Azerbaiyán siempre tuvo una postura de “todo o nada”.
La guerra de 2020 y el éxodo de 2023
-¿Qué sucedió en septiembre de 2020 y cómo se llegó a la situación actual, que derivó en el éxodo de población armenia de Nagorno Karabaj?
-En 2020, con involucramiento directo de Turquía, Azerbaiyán lanzó una guerra a gran escala y ocupó amplios territorios de Nagorno Karabaj. En el conflicto participaron entre 3000 y 7000 mercenarios procedentes de Siria y Libia. Se firmó otro acuerdo de cese del fuego con la mediación de Rusia, que garantizaba el libre tránsito a través del corredor de Lachín, de cinco kilómetros de ancho, que conecta Nagorno Karabaj con Armenia. Se estableció la presencia de un contingente de fuerzas de paz rusas. Esa misión, lamentablemente, fracasó. El gobierno de Azerbaiyán nunca respetó el compromiso y, a finales de 2022, el corredor fue cerrado unilateralmente y se estableció un checkpoint ilegal, bloqueando de manera ilegal a 120.000 armenios residentes en Nagorno Karabaj.
-¿Cuál fue el impacto humanitario del bloqueo del corredor de Lachín?
-La población civil sufrió muchísimo. No fue solo el bloqueo de la carretera, sino que se produjo también el cierre de los gasoductos y las redes de electricidad en pleno invierno. Salvo Azerbaiyán, Turquía y unos pocos países más, el resto de la comunidad internacional condenó estas acciones y llamó a abrir el correrdor de Lachín. Fue una catástrofe humanitaria y psicológica. Mientras estuvo cerrado el corredor de Lachín, hubo dos decisiones de la Corte Internacional de Justicia de la ONU reclamando su reapertura, y recientemente hubo una tercera resolución de la Corte Internacional que instó a Azerbaiyán a garantizar el retorno pacífico de la población armenia.
La difícil construcción de la paz
-Actualmente, ¿existe alguna instancia de mediación?
-Legalmente, existe el Grupo de Minsk, conformado en 1994 en el seno de la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa (OCSE), copresidido por Rusia, Francia y EE.UU. Sabemos que hoy las relaciones entre ellos no son las mejores. Por su parte, Azerbaiyán sostiene que el Grupo de Minsk está terminado y dice que no existe ningún conflicto en Nagorno Karabaj. Rechazó la mediación de Francia, de Alemania y de EE.UU. por considerarlos “pro-armenios”. En verdad, el problema de Azerbaiyán es que no le conviene mantener negociaciones en países en los que se respetan los derechos humanos.
-¿Existen garantías de las autoridades de Azerbaiyán sobre la integridad territorial de Armenia?
-Azerbaiyán no tiene como objetivo final Nagorno Karabaj, sino la propia Armenia. Estamos cada día ante el peligro del inicio de una nueva guerra porque Azerbaiyán no quiere firmar la paz. El propio presidente Ilhan Aliyev declaró que Ereván –la capital de Armenia, que cumplió 2805 años de historia– es una ciudad histórica de Azerbaiyán. Su gobierno reclama territorios soberanos armanios, como toda la región del sur, que denominan “Zangezur occidental”.
-¿Azerbaiyán reclama un corredor que pase por la región de Zangezur?
-Azerbaiyán reclama un “corredor extraterritorial” para conectarse con Turquía a través de territorio soberano armenio, lo cual es inaceptable. Lo que ofrece Armenia es una iniciativa, conocida como “Encrucijada de Paz”, que significa el reconocimiento de la integridad territorial de todos los países y el desbloqueo de todas las comunicaciones y pasos fronterizos. Nuestro gobierno garantiza el libre tránsito y la seguridad del transporte de personas y mercaderías. Estamos interesados en abrir las comunicaciones según las reglas del derecho internacional.
El Cáucaso, un vecindario complicado
-Armenia es un histórico socio político y aliado miiltar de Rusia. ¿Considera que hubo pasividad de las tropas rusas durante los ataques armados de Azerbaiyán?
-El pueblo armenio ha tenido históricamente muy buenas relaciones con el pueblo ruso y esperamos seguir teniéndolas en el futuro. Sin embargo, vemos que los políticos rusos hoy tienen otras prioridades. Armenia es parte de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) y, además, tiene un acuerdo de defensa mutua con Rusia ante la agresión militar de un tercer estado. Eso, por supuesto, no podría aplicarse a Nagorno Karabaj porque no es un territorio bajo soberanía armenia. Sin embargo, después de 2020 Azerbaiyán invadió territorio internacionalmente reconocido de la República de Armenia y hasta el momento sigue ocupándolo. Ni la OTSC ni Rusia han hecho nada al respecto, tal como era su obligación.
-Rusia sigue teniendo una base militar en la ciudad armenia de Gyumri. ¿Se mantendrá ese acuerdo?
-Rusia fue un aliado vital y muy importante para Armenia desde la independencia de nuestro país. Al mismo tiempo, hemos tenido buenas relaciones con EE.UU. y, hace diez años, firmamos un Acuerdo de Asociación Integral con la Unión Europea (UE). También somos miembros del Consejo de Europa y de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE).
-¿Cómo explica la adhesión de su país a la Corte Penal Internacional (CPI), que algunos interpretaron como un gesto inamistoso contra Rusia dado el proceso abierto por la CPI contra Vladimir Putin?
-No fue una decisión adoptada contra Rusia. Armenia planifica su política teniendo en cuenta sus propios intereses, riesgos y necesidades. No es una decisión en contra de Rusia. Sufrimos la violación de los derechos humanos y crímenes de guerra cometidos por Azerbaiyán en Nagorno Karabaj. Tenemos más de 1000 desaparecidos, rehenes y prisioneros de guerra en Azerbaiyán.
Los vínculos con Turquía e Irán
-Otro vecino muy importante es Turquía, que mantiene cerrada su frontera con Armenia desde hace más de 30 años. ¿El reconocimiento de la responsabilidad por el genocidio armenio es una precondición de la parte armenia para avanzar en el establecimiento del vínculo bilateral?
-Sabemos perfectamente lo que sucedió en 1915 y no vamos a olvidarlo porque la tragedia del genocidio armenio forma parte de la vida de cada una de nuestras familias. Sin embargo, desde el primer día de su independencia, Armenia intentó mantener relaciones formales con Turquía, abrir fronteras y establecer vínculos comerciales. La frontera fue cerrada unilateralmente por Turquía en apoyo a Azerbaiyán y sigue cerrada hasta el momento. Armenia ha mantenido, desde entonces, negociaciones con las autoridades turcas sin establecer precondiciones. En cambio, Turquía sí ha puesto precondiciones inaceptables, como el reclamo absurdo de que el gobierno de Armenia utilizara su influencia para que las comunidades armenias en todo el mundo dejaran de hablar del genocidio.
-Por último, ¿cuáles son los vínculos de Armenia con Irán?
-Hay que ver el mapa de Armenia. Tenemos cuatro vecinos, con dos de los cuales -Turquía y Azerbaiyán- tenemos nuestras fronteras cerradas. El tercero es Georgia, un país muy amigo de Armenia; a través de su territorio, pasan todas nuestras comunicaciones. Lamentablemente, en invierno también se cierra la carretera entre los dos países por causa de la nieve. Por eso, tenemos que tener relaciones con Irán, que es otro vecino muy importante. Respetamos todas las sanciones: nosotros no comercializamos tecnología ni armamentos; solo alimentos vitales y bienes básicos. EE. UU. y la Unión Europea (UE) están al tanto y entienden perfectamente que necesitamos esa vía vital para conectarnos con el exterior. Por supuesto, tener relaciones con un país no significa apoyar todas las decisiones de su gobierno.