El planeta se encuentra en vilo tras los sangrientos atentados del grupo terrorista Hamás. Luego de declararle la guerra, el gobierno israelí prometió aplastar a esa organización y dijo que la respuesta militar de su país en la Franja de Gaza cambiará para siempre la situación en Medio Oriente.
El enfrentamiento tiene tantos actores como matices por analizar. DEF te explica quién es quién en este conflicto que puede cambiar para siempre el mapa de la región.
Los grupos radicales palestinos
En los territorios palestinos, tras la guerra interna y la fractura producida en 2007, la sociedad civil se encuentra muy fragmentada y carente de un liderazgo político capaz de retomar el diálogo con Israel. Los acuerdos de Oslo están congelados y el sueño del Estado propio cada vez más lejos.
Fundado en 1987, Hamás –sigla del “Movimiento de Resistencia Islámica”– es una organización política y paramilitar sunnita que nació al calor de la primera intifada, rebelión popular palestina contra el gobierno de Israel en la década del 80. Hamás considera a Israel un estado ilegítimo y llama a su destrucción. Se presume que este grupo, radicalizado y con métodos que hoy se asemejan a los utilizados por el Estado Islámico en Irak y Siria, cuenta con el apoyo económico y militar de Irán y sus aliados libaneses de Hezbollah.
Declarada como organización terrorista por EE. UU. y la Unión Europea, Hamás es hoy la principal amenaza que enfrenta Israel en el flanco sur del país. Se estima que su brazo armado, las Brigadas Qassam, cuentan con entre 15.000 y 20.000 efectivos.
Por su parte, la Yihad Islámica, fundada en la década del 80 como rama local de la Hermandad Musulmana egipcia, dista mucho del poderío económico y armamentístico de Hamás. Sin participación política en las instituciones palestinas, se concentra en cumplir con su principal objetivo, similar al de esta última: la destrucción del Estado de Israel.
La debilidad de Fatah y la Autoridad Nacional Palestina
El histórico movimiento Fatah, fundado a fines de los años 50 bajo el liderazgo de Yaser Arafat, ha sido históricamente la columna vertebral de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Tras la firma de los Acuerdos de Paz de Oslo, en 1993, el gobierno de Israel comenzó una gradual retirada de los territorios palestinos ocupados a lo largo de las sucesivas guerras contra los países árabes vecinos. Con sede en Ramala, en Cisjordania, y bajo el liderazgo de Fatah, se conformó la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Sin embargo, tras el fracaso de la Cumbre de Camp David en el año 2000 y la muerte de Arafat en 2004, el proceso de paz quedó congelado. Desde entonces, la ANP ha ido perdiendo fuerza y el sucesor de Arafat, Mahmud Abbas, es hoy un personaje impopular y con un poder real casi nulo.
La guerra civil entre Hamás y Fatah, en 2007, quebró al liderazgo palestino. Hoy, la autoridad de Fatah y la ANP se limita al control formal del poder político y al mando de las fuerzas de seguridad en Cisjordania, pero los lazos con Israel están prácticamente rotos y la competencia de Hamás ha erosionado su propia autoridad entre los palestinos.
Hezbollah y la sombra del régimen iraní
Hezbollah, en árabe “Partido de Dios”, es una organización fundada a comienzos de la década del 80 en el Líbano, donde hoy es un activo actor político dentro de la comunidad chiita.
Con la inspiración y el apoyo del régimen islámico iraní, Hezbollah se convirtió en la más imponente y peligrosa de las organizaciones que lucha contra Israel, sobre todo por su participación en la guerra civil en Siria y su fortalecimiento militar. Se estima que tiene entre 25.000 y 50.000 efectivos, aunque su líder afirmó que son 100.000.
Con una fuerte predominancia y libertad de acción en el territorio libanés, Hezbollah inyecta en sus seguidores el odio hacia el Estado de Israel y vela por su destrucción. Al igual que Hamás, tiene un gran aparato de asistencia social que lo popularizó en el Líbano, donde se maneja como una fuerza militar paralela al Ejército.
Con operaciones dentro y fuera de sus fronteras, como ocurrió con los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA en Argentina, Hezbollah ha utilizado el terror como su marca distintiva.
La sombra del régimen iraní está omnipresente en este panorama desestabilizador. Los ayatolás, en Teherán, siguen predicando el odio y la destrucción del Estado de Israel. Con más de 600.000 soldados en funciones y 350.000 reservistas, la fuerza más peligrosa y presente en este complejo ajedrez regional es la fuerza Quds, el grupo de élite de la Guardia Revolucionaria de Irán que es utilizado como instrumento de la política exterior iraní para desestabilizar la región.
La superioridad militar israelí
Las Fuerzas de Defensa de Israel cuentan con 170.000 efectivos y más de 300.000 reservistas. Es una de las FF. AA. mejor armadas de Medio Oriente, con una tecnología de punta, como su sistema de defensa antimisiles conocido como “Cúpula de Hierro”. Su gasto anual en defensa es casi cuatro veces superior al de Irán.
Sin embargo, el desgaste de una complicada intervención en Gaza y el fantasma de la reactivación del conflicto con Hezbollah en el norte podrían complicar el panorama.
Aun cuando no se haya declarado oficialmente, Israel es también una potencia nuclear y cuenta con el poder disuasorio de sus al menos 90 ojivas, de acuerdo con datos del Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI).
Mientras tanto, Irán sigue avanzando en su programa nuclear, y el gobierno de Netanyahu advierte al mundo del peligro que representaría un arsenal de ese tipo en manos de un Estado que proclama la destrucción del Estado de Israel.
Por su parte, EE. UU. perdió influencia en la región. Si bien fue el principal impulsor de los Acuerdos de Abraham entre Israel, Emiratos Árabes, Bahréin y otros estados árabes, en los últimos años, se retiró de Siria y dejó que Rusia e Irán conformaran una alianza sólida en la región.
Recientemente, el presidente Joe Biden viajó a Israel para mostrar su apoyo al país tras la declaración de guerra a Hamás, a la vez que pidió que garantice la ayuda humanitaria en Gaza y advirtió a Irán y a Hezbollah que no se involucren en este conflicto.
La masacre de Hamás fue considerada por muchos analistas como el “11 de septiembre” de Israel y la respuesta militar recién comienza. La situación evoluciona minuto a minuto y lo único cierto es que nada va a volver a ser igual.