Nacido en 2009 con la participación de Brasil, Rusia, India y China, a los que se sumó Sudáfrica un año más tarde, los BRICS se han convertido en un actor cada vez más relevante en la escena internacional. Desde sus primeros documentos, los líderes del grupo pusieron énfasis en la construcción de “un orden mundial multipolar, equitativo y democrático, basado en el estado de derecho, la igualdad, el respeto mutuo y la cooperación”. Con la creación del Nuevo Banco de Desarrollo, inaugurado en 2015 en Shanghái, y el inminente ingreso de nuevos miembros, entre los que se anunció a la Argentina, este foro podría adquirir un peso aún mayor en el contexto global.
UN ACRÓNIMO CREADO EN OCCIDENTE
La creación de este grupo de países ascendentes tuvo un origen muy curioso. En noviembre de 2001, el economista británico Jim O’Neill, analista de Goldman Sachs, publicó un trabajo que tuvo amplia repercusión, titulado Bringing better global economy BRICs. Allí acuñó el acrónimo que hacía referencia a la creciente importancia de las economías china, rusa, brasileña e india, que combinadas representaban el 8 % del PBI mundial –el 23,3 %, si se tomaba el PBI en dólares en paridad de poder de comprar– y proponía reestructurar el G7 de manera de integrar a representantes de estos cuatro países emergentes. Cabe puntualizar que la “s” final refiere al uso del plural, y no aún al ingreso de Sudáfrica.
Los líderes de los BRIC recogieron el guante y en 2009 tuvo lugar en la ciudad rusa de Ekaterimbugo la primera cumbre de jefes de Estado y de gobierno del bloque, en pleno coletazo por la crisis financiera de un año antes, desatacada por la caída de Lehman Brothers en EE. UU. Entre las propuestas que se plasmaron en el documento final, se encontraba la importancia de reconocer el estatus de India y Brasil como actores internacionales y su aspiración a ocupar un rol más importante en la ONU. Léase, un asiento permanente en el Consejo de Seguridad, aspiración compartida por dos miembros del G7, el foro de economías más industrializadas del mundo: Japón y Alemania.
Recién en 2011, a partir de la Cumbre de Durban, Sudáfrica se incorporaría formalmente como representante del continente africano en el bloque. Esa decisión nunca terminó de convencer a Jim O’Neill, quien sugería que otras economías, como las de Indonesia, Corea del Sur y Turquía, estaban mejor calificadas para entrar al grupo. Lo que quedó claro fue que el ingreso de Sudáfrica no obedecía a una razón económica, sino a una lógica geopolítica que aportó una dimensión global a este foro, en la perspectiva de sumar una voz de peso entre los países del Sur.
LOS BRICS, NUEVO ACTOR GLOBAL
En diálogo con DEF, el fundador de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), Andrés Serbin, afirmó que el grupo BRICS “se asume hoy como vocero del Sur Global” y promueve una “nueva arquitectura financiera” que apunta a la “desdolarización”, lo cual implica “salir de la hegemonía del dólar en el comercio global y también en lo que se refiere a la acumulación de reservas nacionales”. En ese sentido, el regreso de Lula a la escena política brasileña aporta un nuevo impulso a una iniciativa que venían impulsando Rusia y China. “La creación de una moneda para transacciones comerciales e inversiones entre los miembros de los BRICS mejora nuestras condiciones de pago y reduce nuestras vulnerabilidades”, afirmó el mandatario en la reciente Cumbre de Johannesburgo.
No es casual que Lula haya conseguido imponer a una personalidad de alto perfil para conducir el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS (NDB, por su sigla en inglés): su compañera de partido y exmandataria brasileña Dilma Rousseff. “La creación del NDB es una respuesta a la necesidad que tienen los países en desarrollo de apoyarse unos a otros. El acuerdo que permitió la fundación del NDB establece una visión compartida del desarrollo, respetando y reafirmando la soberanía de cada país”, afirmó la nueva titular de la entidad. En un tiro por elevación al Fondo Monetario Internacional (FMI), Dilma añadió que “el Banco surge como una plataforma de cooperación entre países emergentes, donde las condicionalidades no son parte del menú de soluciones y no habrá condiciones no financieras impuestas a los beneficiarios de sus créditos”.
A los cinco socios fundadores del Nuevo Banco de Desarrollo, se sumaron en 2021 Bangladesh y los Emiratos Árabes Unidos, en tanto que este año se incorporó Egipto. En Sudamérica, al margen de Brasil –fundador de la entidad–, Uruguay fue el primer país en ser admitido y se encuentra actualmente en proceso de incorporación.
LA AMPLIACIÓN DEL BLOQUE… Y EL ¿INGRESO? DE ARGENTINA
La perspectiva de ampliación no solo involucra al Banco de los BRICS, sino al propio bloque. Al término de la Cumbre de Johannesburgo, se anunció el primer pelotón de seis países que entrarían a formar parte del grupo en el corto plazo: Arabia Saudita, Argentina, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. Además del impacto geopolítico, en el plano energético el futuro bloque -que algunos ya denominan “BRICS Plus”- concentrará el 42 % de la producción mundial de petróleo.
Consultado al respecto por nuestro medio, el exembajador de nuestro país en EE. UU., Brasil, China, Diego Guelar, calificó esta posible implicación de los BRICS como “un mal proyecto que desnaturalizaría el grupo” y lo obligaría a “jugar una geopolítica más complicada”. La invasión de Rusia a Ucrania y la pretensión del régimen de Teherán de incorporarse al bloque aconsejan, desde su punto de vista, mucha cautela. En una columna publicada en Infobae, el propio Guelar señalaba: “Los BRICS son, y seguirán siendo, actores muy importantes del escenario internacional, pero hoy no están dadas las condiciones para un eventual ingreso de Argentina al grupo, pese a la creciente vinculación que tenemos con varios de sus socios”.
Hoy el debate está abierto y, en plena campaña electoral y en unas condiciones domésticas muy turbulentas, no existe un consenso entre los actores políticos locales. Por lo pronto, los dos principales candidatos de la oposición, Patricia Bullrich y Javier Milei, ya se han pronunciado en contrario. La decisión final dependerá de la política exterior del gobierno que asuma el próximo 10 de diciembre.
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