Las capacidades de transporte de la Fuerza Aérea Argentina (FAA), y su valor estratégico para pensar en el sostenimiento logístico de la defensa y la integración del territorio, se hicieron visibles en marzo de 2020, cuando los Hércules C-130 –modernizados e incorporados por aquellos días– protagonizaron los vuelos de repatriación y apoyo logístico en medio de la pandemia de COVID-19. Luego, en el año 2021, el foco estuvo puesto en las tripulaciones de esta especialidad que, tras la incorporación del Boeing 737, trasladaron a los Cascos Azules argentinos a Chipre. Estas acciones, sumadas a otras, como la constante participación de estas aeronaves en la Campaña Antártica y la presencia, cada vez mayor, de LADE (con nuevos aviones) con sus conexiones a distintas localidades del país, llevaron a DEF a la localidad entrerriana de Paraná, asiento de los nuevos Beechcraft TC-12 B Huron y punto de capacitación de las tripulaciones de transporte de la FAA.
“Lo que hacemos en el Grupo Aéreo es administrar las tripulaciones con la instrucción, la habilitación y el adiestramiento. Esos tres focos contribuyen al cumplimiento de la misión que tiene la Segunda Brigada, que es básicamente alcanzar y mantener capacidades militares”, cuenta, desde Paraná, el vicecomodoro Esteban Savoia, jefe del Grupo Aéreo II, al tiempo que agrega que, en el marco del trabajo que se realiza, llevan adelante tares de apoyo de combate y operativo, así como también la verificación de radioayudas: “Las primeras se relacionan directamente con la acción de fuego, nosotros estamos atrás de esa línea. El apoyo operativo está en la retaguardia, con movimiento de personal o carga, por ejemplo. Para ello, empeñamos tres sistemas de armas: Learjet, Cessna 183 y Beechcraft TC-12B”.
LOS HURON
La cartera de Defensa adquirió a EE. UU., a través del Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF), 12 Beechcraft TC-12B Huron, destinados a la Fuerza Aérea y a la Armada. Algunos de ellos ya están siendo operados por las tripulaciones argentinas. Por sus capacidades, estas aeronaves no solo pueden dar cumplimiento a los requerimientos de transporte de pasajeros y cargas, sino que también están disponibles para contribuir en tareas de apoyo a la comunidad, como asistencia en catástrofes, emergencias sanitarias y evacuación aeromédica.
“Hay un plan de adquisición en progreso, un proyecto conjunto con la Armada. En esta unidad, ya contamos con tres de esos aviones y vamos a continuar recibiéndolos”, dijo Savoia desde Paraná. En cuanto a la capacitación del personal, tanto de mecánicos como de pilotos, para poder trabajar con las nuevas aeronaves, el jefe del Grupo II explicó que se dio a través de la cooperación de la Armada, que ya operaba con este sistema, pero en otro tipo de misiones. Los primeros tripulantes que participaron de esa instrucción inicial son quienes, luego, trasladaron esos saberes al personal de la FAA “También se reforzó la capacitación con una sesión de simulador de vuelo en EE. UU.; a partir de entonces, comenzó la secuencia propia”, comentó Savoia y agregó que estas aeronaves están ocupando hangares que, anteriormente, eran ocupados por los F-27. Un detalle no menor, ya que la adquisición de un nuevo sistema supone también una inversión en infraestructura.
¿POR QUÉ “CUNA” DE TRANSPORTISTAS?
En Paraná, y con motivo de la ceremonia por el Bautismo de Fuego, el titular de la FAA, brigadier general Xavier Julián Isaac, explicó que el motivo por el cual decidieron conmemorar una de las fechas más importantes para la Fuerza en la capital entrerriana se debió a que la Brigada asentada allí es una unidad que, por su diversidad de medios y capacidad, es parte de la identidad de una Fuerza que, en Malvinas, “lo dio todo, sin pedir nada a cambio”: “Ahora contamos también con la Escuela de Transporte”. Asimismo, como detalló Isaac, la Fuerza decidió hacer, desde 2022, el curso de Estandarización de Procedimientos para Aviadores de Transporte allí, cuando antes se realizaba en la localidad chubutense de Comodoro Rivadavia.
En palabras del vicecomodoro Savoia, la ventaja de la aviación de transporte reside en que tiene uso dual: “A veces, se vuelve imprescindible en momentos críticos, como el caso de una emergencia natural”. Quienes vuelan los sistemas de armas de esta especialidad deben cumplir con un ciclo de capacitación de cuatro años y egresar como oficiales de la F. AA. Luego, y tras aprobar un curso básico de aviación en el que vuelan diferentes sistemas, se reciben de aviadores militares y son destinados a las escuelas de las distintas especialidades, como la de transporte. “El egresado viene a Paraná a hacer un curso de, aproximadamente, un año de duración”, detalla, al tiempo que describe que, durante esos días, los cursantes cuentan con una capacitación académica y otra de vuelo. El objetivo es que aprendan a pilotear estas aeronaves, incluso en situación de combate. Por ello, el curso también pone el foco en navegación táctica, comunicaciones, manejo de amenazas, ciclo de inteligencia, vuelo en formación y aproximaciones tácticas, ya que, durante un conflicto, un aeródromo puede ser hostil o incierto, y los aterrizajes, de mínima distancia. Sobre el presente de la aviación de transporte, Savoia subrayó que existen requerimientos relacionados con la necesidad de nutrir un sistema que está adquiriendo nuevas aeronaves y, a su vez, poniendo en servicio otras. “Hay mayor demanda de pilotos”, comentó.
“El curso es netamente en Huron; luego son destinados a un sistema de armas. A partir de ahí, esos oficiales son pilotos operativos. En Paraná también contamos con aeronaves para verificación de radioayudas, un trabajo que se hace en todos los aeropuertos del país”, comenta Savoia, al tiempo que explica que se trata de los Learjet, que cumplen estas misiones en plazos de entre 10 y 15 días: “Son aviones que, en su momento, pertenecieron al Escuadrón Fénix y que, en la guerra de Malvinas, volaban para engañar al radar y, así, desgastar las defensas aéreas del enemigo. Atacaban en sección, simulando ser aviones de combate, y así obligaban a despegar a los británicos”.
En palabras de Isaac, la mudanza de la Escuela de Chubut a Entre Ríos tiene un fundamento: “Paraná posee meteorología adversa y mayor tráfico aéreo; en Comodoro, salvo por el viento, el clima es benévolo. Nuestros pilotos deben entrenarse, desde jóvenes, en situaciones exigentes para la aviación. Por eso instalamos la Escuela de Transporte acá”. En esa línea, Savoia brindó más detalles: al cambio de lugar, se sumó otra modificación vinculada al sistema de armas. “Hacíamos el curso con Twin Otter. Hoy, el Beechcraft otorga una ventaja, ya que es una aeronave más rápida y permite conectar las unidades logísticamente”, añadió.
Por su parte, el jefe de la FAA fue contundente: “Hoy, la aviación de transporte de nuestra Fuerza Aérea está casi recuperada”. Para Isaac, ese logro se sustenta en la diversidad de sistemas de armas disponibles en lo que respecta a la mencionada capacidad. “Los pilotos hoy pueden proyectar su desarrollo profesional, comenzando quizá con aeronaves más chicas, pero finalizando con sistemas más complejos. Eso, hace tres o cuatro años, no lo podíamos hacer”, detalló, al tiempo que contó que también se está trabajando en la recuperación de los aviones Learjet para fotografía y que se prevé que la unidad siga recibiendo más medios. “Incluso, tenemos un F-27 que pronto saldrá a volar y, en Paraná, doblamos la cantidad de oficiales haciendo cursos. Estoy satisfecho”, cerró.
“NOS FALTA LA OFERTA DEFINITIVA DE ESTADOS UNIDOS”
“Después de haber pasado décadas de desinversión, estamos revirtiendo la curva. La aparición del FONDEF brinda un panorama distinto”, afirmó el jefe de la FAA desde Paraná. De hecho, sobre los recursos actuales con los que cuenta la Fuerza, Isaac afirmó que los medios están actualizados. “Lo que vale es la capacidad, lo que el avión tiene adentro. Hay mucho por hacer y vamos en vía de recuperación”, reconoció.
A la pregunta de DEF por la mayor presencia militar en el sur argentino, respondió: “Históricamente, hicimos ejercicios desde la mitad hacia el norte del país. Hemos reencauzado nuestro foco, sin descuidar el norte argentino. Comenzamos con el radar de Río Grande, reactivamos el puente aéreo entre el continente y Tierra del Fuego, donde permitimos la conectividad; y lo incrementamos con la presencia de los Pampa III”.
Sobre la incorporación de nuevas aeronaves de caza, Isaac fue contundente: “Estados Unidos no cerró su oferta todavía, nos falta la oferta definitiva por los F-16. Sabemos, en líneas generales, de qué se trata, pero hay que concretarlo en papeles. Es lo único que nos falta para presentar la propuesta en el ministerio, porque la premisa que me dieron es que haya igualdad de oportunidades para todos. La oferta china está cerrada hace tiempo, nos falta la de EE. UU., que es muy interesante, pero no puedo hablar mucho más porque nos falta eso”.
Sobre las adquisiciones en el corto y mediano plazo, Isaac subrayó la incorporación de más B-200 Huron, de un Hércules e, incluso, un Boeing: “Estamos muy encaminados para incorporar un par de Saab más, y otro tema no menor es la recuperación de los A4, que es una realidad. Recuperamos también F-28 y helicópteros que estaban sin volar por falta de repuestos. Es un año desafiante”.
Seguir leyendo: