Opinión: Canje de deuda por clima, un as en la manga argentino que comienza a generar consenso internacional

La propuesta argentina de canje de deuda financiera por aporte ambiental comienza a ser discutida a nivel internacional. Para lograr consensos en el mundo, los países de América Latina necesitan trabajar juntos y construir estrategias efectivas y coordinadas

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La bajante del Paraná, uno
La bajante del Paraná, uno de los ríos más importantes de Argentina, es un doloroso recordatorio del impacto climático en nuestra región (Getty Images)

Recientemente, el ministro de Economía, Sergio Massa, habló sobre la posición de Argentina ante el mundo, y, en ese marco, afirmó que somos un “acreedor climático”. En un contexto de crisis económica como el que vivimos, es esencial considerar la balanza medioambiental para abordar responsablemente el problema del calentamiento global. La idea de los “acreedores climáticos” permite evaluar quién debe realmente a quién.

Estas medidas pueden ayudar a fomentar la responsabilidad y la colaboración mundial en la lucha contra el cambio climático, asegurando que las naciones y las empresas cumplan con sus compromisos ambientales y compartan la protección y restauración de los ecosistemas que han sido destruidos. Por estos días, en nuestro país la bajante del nivel del río Paraná, uno de los ríos más importantes de Argentina, es un doloroso recordatorio del impacto del cambio climático en nuestra región. Esta realidad nos hace reflexionar sobre el impacto global de las decisiones económicas de los países centrales sobre los emergentes y pobres.

Un problema urgente

El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, organismo de la ONU que reúne a los principales científicos del mundo especializados en el clima, acaba de publicar un informe en el que pone de relieve la real dimensión de los efectos del cambio climático. Como último aporte científico antes del proceso de “balance global” que se llevará a cabo en la cumbre COP 28 en diciembre próximo, la publicación hace un llamado urgente para cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales, una meta fijada por el Acuerdo de París.

¿Son adecuadas las estrategias que
¿Son adecuadas las estrategias que deben construir los países latinoamericanos para hacer frente al impacto del cambio global cuando no son los principales contaminantes? (Getty Images)

En este contexto, los impactantes escenarios que provocan el cambio climático en distintas partes del planeta abren una serie de cuestiones para la Argentina y América Latina. En primer lugar, ¿cómo las decisiones que se toman en los países centrales terminan haciendo pagar gran parte de los costos a otras naciones, y en especial, complicando la situación en aquellas con menos recursos? En segundo lugar, ¿son adecuadas las estrategias que deben construir los Estados latinoamericanos para hacer frente a los impactos del calentamiento global cuando, paradójicamente, no son los principales contaminantes? Finalmente, esto nos lleva a cuestionarnos quién debe pagar las cuentas y bajo qué condiciones.

La economía global se encuentra en un período de incertidumbre debido a la pandemia y la guerra en Ucrania. La inflación ha vuelto a niveles que no se veían desde hace más de 30 años en los países centrales y los precios del combustible han aumentado a nivel global. Ante esta situación, los líderes globales se han enfocado en dos aspectos principales. Por un lado, para hacer frente a la inflación, se ha aplicado una medida “monetarista” que implica una subida de la tasa de interés. Esta acción ha provocado que los inversores abandonen los países emergentes en busca de mejores rendimientos en países centrales que ofrecen menor riesgo.

La escasez de combustible debido
La escasez de combustible debido a las sanciones impuestas a Rusia ha llevado a un aumento del 50% del petróleo europeo. Además, ha impulsado el regreso al carbón como fuente de energía (Stinger)

El “efecto Ucrania” y el regreso del carbón

A su vez, la escasez de combustible debido a las sanciones impuestas a Rusia ha llevado a un aumento del precio del petróleo europeo de casi un 50% desde el inicio del año. Además, ha impulsado el regreso del carbón como fuente de energía, lo que representa uno de los mayores desafíos ambientales del planeta debido a su alto nivel de contaminación. En 2022, la humanidad quemó una cantidad récord de carbón, alcanzando la cifra de 8025 millones de toneladas según el último informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE). Esta cantidad representa una cifra sin precedentes, superando la anterior marca de 7997 millones de toneladas registrada en 2013.

El informe de la AIE estima que el consumo de carbón alcanzará su techo este año y luego se estabilizará hasta 2025, cuando comenzará a decaer. Esto supone un enorme revés para los esfuerzos para reducir el calentamiento global, ya que la quema de carbón es la principal fuente de dióxido de carbono del mundo. ¿Cómo impactará volver a quemar carbón en el calentamiento global? Seguro que las situaciones que se han visto en América Latina en los últimos años serán cada vez más habituales. Es necesario tener en cuenta que, en esta región del planeta, se producen menos del 10% de las emisiones contaminantes. Hasta acá, el saldo para América Latina parece una trampa: más complicaciones financieras y, al mismo tiempo, peores perspectivas ambientales producto del cambio climático.

La propuesta argentina de "canje
La propuesta argentina de "canje de deuda por clima" se presentó en la COP 27 y puede ser un aporte a la lucha sobre el cambio climático (Archivo DEF)

Una propuesta que reúne consensos

Si tenemos en cuenta que las decisiones de los países centrales para preservar sus economías disminuyen globalmente los recursos en los países emergentes, entonces hay que buscar una manera de que esto sea tenido en cuenta en la ecuación. Esto nos lleva al tercer punto que nos abrió a pensar esta situación crítica de la bajante del nivel del río Paraná. La cuestión es quién y cómo se hace cargo del impacto negativo en los países emergentes y pobres debe ser cada vez más importante en las conversaciones globales.

Hay una propuesta que hizo Argentina en la COP 27 y puede ser una respuesta a esta situación: el canje de deuda financiera por aporte ambiental. El padre intelectual de esa iniciativa es, en rigor, Thomas Lovejoy, referente científico del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) que escribió un artículo en The New York Times en 1984 donde lanzó la idea de los canjes de deuda por naturaleza. Cuando las naciones deudoras recortan el gasto público, los programas de protección de los recursos naturales suelen ser de los primeros en desaparecer, observó Lovejoy. Temía las consecuencias de los recortes de presupuesto en los ecosistemas de los parques nacionales de Costa Rica o en las agencias de protección del medio ambiente de Brasil, ejemplos que resuenan con fuerza hoy en día.

“¿Por qué no utilizar la crisis de deuda, que parece acercarse al bloqueo financiero, para ayudar a resolver problemas medioambientales?”, se preguntaba Lovejoy. Argumentaba que si las naciones deudoras se comprometían a proteger los recursos naturales, podrían optar a descuentos en la deuda. Los beneficios se notarían mucho después de resolver el problema de la deuda. Las iniciativas de canje no necesitarían nuevas inyecciones de divisas, y aumentarían la capacidad del país deudor para devolver los préstamos. Los proyectos de conservación también se pagarían en moneda local, por lo que los recursos llegarían más lejos de lo que podrían llegar al servicio de la deuda. Además de aumentar la probabilidad de ser reembolsados, los acreedores podrían incluso obtener “una medida de satisfacción”, sugería Lovejoy.

Hasta tanto esta iniciativa se haga realidad, los países emergentes están abocados a pensar soluciones a sus problemas en soledad. Un ejemplo interesante es la apuesta por la ciencia. En el caso de Argentina, por ejemplo, hace unas semanas se conoció una noticia que tiene un impacto global: China inició la comercialización de una soja que resiste a la sequía, un desarrollo 100% argentino cuya investigación fue llevada adelante con fondos públicos. Para desarrollar las costosas pruebas de campo necesarias para la investigación, el Estado, a través del Conicet y la Universidad Nacional del Litoral (UNL), se asoció con la empresa argentina Bioceres, propiedad de unos 230 agricultores de América Latina. Esa tecnología, al mismo tiempo, podría ser utilizada para otros cultivos , por ejemplo en Australia, que acaba de aprobarlo para el trigo.

China comenzó la comercialización de
China comenzó la comercialización de una soja que resiste la sequía, un desarrollo 100% argentino (Fernando Calzada)

Un debate abierto

Asimismo, el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó el año pasado un artículo de investigación en donde apoya el concepto de los canjes de deuda pero sostiene que no deberían reemplazar programas más amplios de reestructuración de la deuda. El artículo todavía no ha sido aprobado por la junta y la dirección del FMI, que sería el paso siguiente para que el organismo pueda utilizar los canjes de deuda por naturaleza y clima. El eventual involucramiento del FMI sería de especial relevancia para la Argentina, que todavía no ha realizado ningún canje de deuda por naturaleza o acción climática, a pesar del interés demostrado a nivel discursivo.

La propuesta está siendo evaluada
La propuesta está siendo evaluada por el FMI. (Reuters)

También lo sería en el caso de que se sume China por su rol como inversor en proyectos de infraestructura en la Argentina. Sin embargo, ello todavía no ha ocurrido. Dicho esto, los canjes de deuda por clima podrían ser superiores a las subvenciones condicionales cuando se pueden estructurar de una manera que haga que el compromiso climático sea de facto superior al servicio de la deuda. Sus beneficios podrían ser incluso superiores a la reestructuración integral de la deuda en entornos limitados, cuando se espera que este último produzca grandes dislocaciones económicas. Se espera que el canje de deuda por clima reduzca significativamente los riesgos de la deuda y logre la sostenibilidad de esa misma deuda.

Si tenemos en cuenta todas estas cuestiones, entonces ¿quién le debe a quién? Los estados de América Latina tenemos que trabajar juntos para construir estrategias efectivas y coordinadas para hacer frente al cambio climático en nuestra región. Solo a través de un enfoque colaborativo, podremos avanzar hacia un futuro sostenible y equitativo para todos.

El autor de esta columna es Director Ejecutivo del Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (CEDyAT)

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