Este domingo 12 de marzo, se llevará a cabo la edición número 95 de los Premios Oscar, organizada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos. Es la noche de coronación de la temporada de galardones a las películas más destacadas y a los diferentes rubros de la cinematografía del año 2022.
Las cintas nominadas abordan diversos temas, con diferentes narrativas, con mayor o menor producción, pero todas –de alguna u otra manera– impactan en la audiencia. Sin embargo, hay un género cinematográfico que parece repetirse con frecuencia: el de los hechos históricos.
Los films basados en hechos reales, en su mayoría, tienen una repercusión mayor al contener el ingrediente de lo verídico, algo que realmente ocurrió y afectó a una persona, una comunidad o, incluso, a la sociedad a nivel global. Los movimientos políticos muchas veces llegan a la pantalla grande al tener una relevancia histórica única y memorable, a través de relatos que supieron conmover y llegar a países enteros.
Entre las películas elegidas para esta edición de los Oscar, Sin novedad en el frente es una de las fuertes candidatas de la productora [U1] a llevarse alguna estatuilla. El film alemán está basado en la novela homónima escrita por Erich Maria Remarque y es calificado como una película “antibélica”. Se trata de la historia de un joven soldado alemán, quien, con toda la ilusión y entusiasmo, se enlista en el ejército para luchar en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, a medida que pasa su tiempo ahí, empieza a ver los horrores y la cruda realidad del campo de batalla.
Puede que la película suene familiar, ya que fue reversionada en varias ocasiones con el correr de los años. De hecho, su primera versión estadounidense de 1930 fue premiada a la mejor película. En 1979, también tuvo su adaptación a telefilme, distribuido por CBS, que obtuvo un Globo de Oro y un Emmy. Una misma historia contada desde tres puntos de vista distintos, todos ellos reconocidos a nivel global.
Si uno presta atención, año a año, la mayor parte de las películas que muestran conflictos bélicos, geopolíticos o que forman parte de algún acontecimiento histórico importante están nominadas o destacadas de alguna forma. Más aún, las de la Primera o Segunda Guerra Mundial, hechos que marcaron a la humanidad a nivel económico, político y social. La Lista de Schindler es un claro ejemplo de una película ampliamente reconocida, que fue destacada por su realización y, justamente, por la desgarradora historia que narra uno de los sucesos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial.
Otro caso, aunque en una época completamente distinta y a un nivel mucho más regional, es Argentina, 1985, también nominada este año a mejor película extranjera. La película retrata todo el proceso judicial llevado a cabo contra la cúpula militar de la última dictadura de 1976 a 1983, más conocido como el “Juicio a las Juntas”. Dirigida por Santiago Mitre y con Ricardo Darín interpretando al fiscal Julio César Strassera, la cinta obtuvo un rápido reconocimiento en el Festival Internacional de Venecia y fue automáticamente considerada como una potencial candidata.
De hecho, en muchas ocasiones las películas en la categoría “extranjeras” relatan historias reales y que llegan a un nivel emocional en el corazón del público. Es el caso de Juegos prohibidos, un film francés ganador de la estatuilla en 1952, que cuenta la historia de dos niños en el contexto de la Segunda Guerra Mundial y los cambios y horrores que les toca vivir a una edad tan temprana. Otras películas podrían ser El tambor de hojalata, Mediterráneo o, incluso, otra de las ganadoras de Argentina, La historia oficial.
En la categoría de mejor película, si bien no siempre se encuentra como ganadora una película histórica, muchas veces hay, por lo menos, una ternada. En particular, aquellas que abordan la historia de Estados Unidos, como Pelotón, el reconocido film bélico dirigido por Oliver Stone en 1986 que retrata la guerra de Vietnam. El mismo director, unos años después, hizo JFK, una cinta donde se representan los hechos que llevaron al asesinato de John F. Kennedy.
Otra narrativa frecuente es la que involucra lo que fue la discriminación racial, desde el siglo XIX hasta la década de los sesenta y setenta del siglo pasado. Doce años de esclavitud o El color púrpura han marcado un antes y un después en el cine referido a esta temática al mostrar y contar tan vívidamente una de las partes más dolorosas y devastadoras de la historia de la humanidad: la esclavitud.
En definitiva, al reconocer tantas películas basadas en momentos y épocas históricas, la Academia está queriendo abordar y no olvidar todo lo que es parte de nuestra sociedad, incluso las partes más desoladoras. No solo para la Academia, sino para las personas que consumen entretenimiento a través de la pantalla grande. Hay muchas nuevas generaciones que no han vivido gran parte de lo que se proyecta en el cine, otras tal vez sí, pero a todos, de alguna manera u otra, los conmueve. Dentro de las plataformas de streaming, son las películas que suelen tener millones de visualizaciones dentro de la primera semana.
Por eso, no es solo una cuestión de nominación: las productoras, los directores, los actores, toda la industria sigue apostando por recordar y honrar la memoria de estos hechos que provocaron un giro en la historia, para bien o para mal. Los films basados en hechos reales no solo hacen eso, sino que además informan y enseñan a los jóvenes de hoy y a los que vendrán en un futuro. La representación a través del séptimo arte es una manera de conmover, hacer entender y, sobre todo, no olvidar lo que nos ha ocurrido como sociedad para que no se vuelva a repetir.
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