El rompehielos ARA Almirante Irízar realizó una navegación en las aguas del Atlántico con el objetivo de poner a prueba al personal, máquinas y sistemas. DEF fue testigo de este trayecto y, a bordo, conoció las historias del personal que integra la dotación de este emblemático buque argentino.
De alguna manera, las historias de estos hombres y mujeres le dan vida a este buque –único en su tipo en la región–, que asegura la presencia argentina en el Continente Blanco. El sacrificio, la pasión por lo que hacen, la familia y la atracción por el mar son algunos de los elementos presentes en estos relatos únicos. Un detalle: el recuerdo de Malvinas y de sus héroes atravesó el testimonio de muchos de ellos.
“Estoy orgulloso de servir a la patria y hacer lo que me gusta”, confiesa el suboficial primero Alessi, contramaestre a bordo. Oriundo de Salta, este efectivo de la Armada es uno de los responsables de realizar y supervisar las maniobras marinas, desde bajar una embarcación menor hasta un rol de fondeo. En palabras de Alessi, la vocación se fue acrecentando con el correr de los años y a medida que conoció otros destinos que tiene la Fuerza.
Si bien esta será su tercera campaña antártica, no deja de sorprenderse cada vez que se encuentra con el mar congelado y los bloques de hielo. Hoy, afirma, está orgulloso de pertenecer a la dotación del Irízar.
“ES ALGO QUE NO SE VIVE EN CUALQUIER LADO, NI TAMPOCO TODOS LOS DÍAS”
En los últimos años, el rol de las mujeres comenzó a ser revalorizado en distintos ámbitos. Rocío Juana Barroso es una de las responsables del mantenimiento del buque. En el presente, vive a bordo del Irízar su primera campaña antártica. Además, es la primera vez que en su carrera le toca embarcarse: “Lo esperaba, lo que no imaginé es que sería en el rompehielos. Me sorprendió. Cuando me dieron la noticia, pensé en mis hijos. Fue difícil, pero lo que la Armada nos ofrece es un trabajo, una vocación y es algo que no se vive en cualquier lado ni tampoco todos los días”.
Cabe señalar que, en tierra, a Rocío la esperan su pareja y dos hijos. “Hoy, mi marido está haciendo de mamá-papá. Gracias a Dios, tenemos a su familia apoyando y a mi mamá también, a la distancia. Mis hijos están recontentos. Les paso fotos cotidianamente de lo que estoy viviendo y están orgullosos. Eso me llena de felicidad”, cuenta.
MALVINAS
Al igual que Rocío, esta es la primera experiencia a bordo de un buque de la Fuerza para el teniente de navío odontólogo José Luis Savino. Mientras él presta servicios en el rompehielos, su familia lo espera en Punta Alta, lugar al que permanece unido desde su llegada al mundo: hijo de un efectivo de la Armada, nació en la base naval de Puerto Belgrano.
“Esta es la primera campaña que voy a hacer. De hecho, es la primera navegación. Así que hay muchas expectativas por conocer la Antártida, la unidad, la gente y una nueva forma de vida porque nunca viví fuera de mi casa, sin mi familia”, dice el oficial, quien, tras haber finalizado su carrera universitaria en la ciudad de Rosario, tomó la decisión de unirse a la Fuerza, quizá siguiendo las huellas de su padre. Otro dato interesante es que Savino es hijo de un suboficial mayor de la Armada, veterano de la guerra de Malvinas.
“Mi papá fue sobreviviente del crucero General Belgrano. Yo nací en 1984, así que, cuando fue el conflicto, yo todavía no estaba en este mundo. Pero siempre participé de las ceremonias. A mí, la cuestión de Malvinas me toca muy de cerca y la vivo con mucho respeto. Este año se cumplieron 40 años de la guerra, así que tuvimos la visita de todos los veteranos de guerra que estuvieron en este buque durante el conflicto. La verdad es que fue un placer recibirlos y poder escuchar sus historias. Fue emotivo”, comenta.
Durante estas fiestas, la dotación del Irízar se encontrará navegando hacia la Antártida, alejada de sus familias, desafío que moviliza los sentimientos del personal. “Se sobrelleva con videollamadas o fotos. Siempre tenemos dibujos de los hijos o cartas que nos hacen. Para mí, será la primera Navidad fuera de casa, lejos de mi esposa e hijas. Pero, sabemos que es una sola. Luego, regreso a casa. Además, el grupo humano que hay en el barco es espectacular, es una segunda familia”, finaliza Savino.
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