Definitivamente, este año no fue el de las criptomonedas o, por lo menos, no fue para nada ideal. Luego de tener un crecimiento tan acelerado en los últimos años y con una gran ayuda gracias a la pandemia, parece que las monedas digitales sufrieron un golpe. Son varios los factores que afectan en esta caída tan abrupta y tajante.
No hay causas específicas o particulares para el declive de numerosas empresas de exchange, sino que se remite a un escenario más bien general. La economía mundial se encuentra en un estado de recesión y, por eso, los inversores reculan de compañías que suelen ser más volátiles. Prefieren volcarse en industrias más tradicionales y confiables, como las mineras o petroleras.
LA CAÍDA DE LAS MONEDAS DIGITALES
La moneda digital Terra Luna colapsó luego de ser una de las más exitosas desde su creación en 2019. Este proyecto contaba con un ecosistema de blockchain donde se podían almacenar stablecoins, criptomonedas que mantienen la paridad con el precio de otra moneda o activo como el dólar u otras materias primas. De esta manera, se puede reducir la inestabilidad que a veces caracteriza a estas monedas digitales.
Sin embargo, de un día para el otro, en mayo de 2022, las stablecoins de Terra Luna perdieron su correspondencia con el dólar y tuvieron una caída catastrófica. En tan solo un día, su valor bajó un 96 %. A raíz de estos hechos, muchos otros grandes nombres de la industria de las criptomonedas comenzaron a flaquear. Gran parte de esto, también se debió a la especulación y manipulación: la decadencia del mercado y la venta de gran parte del capital por parte de los inversores de las empresas generó incertidumbre y miedo en los usuarios.
Consecuentemente, los desarrolladores de Terra congelaron su blockchain y eso provocó que los exchanges de criptomonedas más grandes del mundo, como Binance, los deslistaran de sus sitios. La duda de los usuarios y la suba de tasas de interés generada por la Reserva Federal de Estados Unidos tras la inflación posterior a la COVID-19 terminó de paralizar esta moneda digital y, con ella, muchas más.
Bitcoin, una de las principales y más reconocidas criptomonedas, empezó a bajar su valor repentinamente luego de estos sucesos. Tuvo un declive de 40.000 a 30.000 dólares, sin escalas, de manera cuasi inmediata. Un mes después de las cifras alarmantes de Terra, Celsius cayó justamente por lo mismo: subas en las tasas de interés y volatilidad en el mercado. Luego de congelar las cuentas de sus inversores (una especie de corralito) por un mes, el 11 de julio la empresa fue declarada en bancarrota con una deuda de 4,7 millones a sus usuarios.
FTX EN BANCARROTA
FTX es una de las empresas que se sumó a las grandes caídas de criptomonedas en este mes de noviembre. La empresa contaba con una de las monedas digitales mejor cotizadas: FTT. El 31 de enero pasado, la empresa anunciaba que recibía 400 millones de dólares de parte de SoftBank, uno de sus grandes inversores, y en tan solo tres meses su valor saltó a 32 billones de dólares. Diez meses después, su fundador, Sam Bankman-Fried, es sospechado por utilizar fondos de clientes para cubrir sus propias deudas en Alameda Research. Chaopeng Zhao, CEO de Binance, anunció que vendería la posición de su empresa en FTT (aproximadamente unos 500 millones de dólares), lo cual colaboró en gran parte a la caída de FTX.
Casi enseguida, Binance finalmente compró FTX y Bankman-Fried reconoció que sería lo mejor para su empresa para sobrepasar su “crisis de liquidez”. Pese a su rivalidad, a través de Twitter, anunciaron ambos que firmarían un acuerdo para que se dé este traspase y proteger a los usuarios de FTX, sin develar el monto de la transacción. Sin embargo, la caída de la moneda FTT fue inminente y, como predijo Zhao, entró en crisis al ser eliminada de varias páginas. Actualmente, Bankman-Fried se encuentra prófugo en Bahamas, lugar al que escapó unos días antes del estallido. Otro “corralito”, otra bancarrota.
Pero ¿qué es lo que realmente genera tanta volatilidad e incertidumbre en el mercado cripto? El hecho de que estas empresas de moneda digital no tengan regulaciones ni garantías, a diferencia de un banco tradicional, es un factor agregado a su poca seguridad y estabilidad infraestructural. Al operar desde paraísos fiscales, las exchange (transacciones digitales) pierden legitimidad y transparencia ante los distintos clientes.
Además, al tener varios casos de pausas y congelamientos de cuentas, se genera aún más pánico en los usuarios y, por eso, vuelven a estructuras e inversiones tradicionales y fidedignas, con un sistema más infalible. Otro impacto de este fenómeno es que también se generan oleadas de despidos en muchas empresas de criptomonedas, ya que el declive es repentino y masivo.
No se trata de una desaparición definitiva de las monedas y transacciones digitales, pero sí es seguro que el sistema sufrió un golpe duro y necesitará que pase un tiempo para que los usuarios o potenciales clientes vuelvan a confiar e invertir en este mercado. También se cree que, a raíz de la suba de las tasas de interés, era predecible y lógico que el mercado llegara a tocar fondo. Aun así, según los expertos, se cree que todavía no se alcanzó ni el punto más alto ni el punto más bajo.
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