La Puna se convirtió en una zona estratégica. Los salares altoandinos de Chile, Bolivia y Argentina concentran más del 70 % de las reservas mundiales de litio. Este mineral, que por su alto valor es conocido como “oro blanco”, es clave para la fabricación de las celdas de las baterías, que alimentan desde celulares hasta vehículos.
Las proyecciones indican que la demanda global del carbonato de litio para baterías aumentará exponencialmente en los próximos años. Ante este escenario, los ojos de las grandes compañías mineras y automotrices del mundo, particularmente las chinas, están puestos sobre nuestra región.
“Esta región es rica en recursos: tierras raras, minerales, litio… El triángulo del litio está en esta región. Por eso, me preocupa cuando veo la enorme infraestructura militar que los chinos han construido en su propio territorio y luego veo sus inversiones en puertos de aguas profundas, 5G, tecnología espacial e infraestructura…”, así se expresaba la jefa del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Laura Richardson, en referencia las inversiones de Pekín, particularmente, en la zona que se conoce como “el triángulo del litio”.
El rugido del dragón
En la región, se encuentran tres empresas chinas que actúan en puntos estratégicos de Argentina, Chile y Bolivia. Ganfeng Lithium es una empresa clave que abarca toda la cadena del litio, desde el refinado y procesamiento hasta la fabricación de las baterías.
Cuenta con una capacidad de producción anual de 40.000 toneladas de carbonato de litio y provee a las automotrices más importantes de todo el mundo. Ganfeng acaba de encarar la construcción de un megaproyecto de litio en Salta, en el salar de Llullaillaco, que demandará una inversión de USD 600 millones y acaba de llegar a un acuerdo para adquirir el proyecto Pozuelos Pastos Grandes, ubicado en la Puna salteña.
Por su parte, en Chile la empresa china Tianqi Lithium se quedó en 2018 con el 23,7 % de SQM, la segunda mayor productora de carbonato de litio del mundo. En mayo del año pasado, Yacimientos del Litio Bolivianos (YLB), la empresa estatal del país del altiplano, efectuó la venta de 530 toneladas de carbonato de litio a Ganfeng.
La contraofensiva de Estados Unidos
El Comando Sur advierte que China está “jugando al ajedrez” en el Cono Sur de América Latina. En junio del año pasado, se presentó un documento, en el marco de una Orden Ejecutiva de la Casa Blanca sobre las cadenas de suministro en sectores claves de la economía.
Ese documento señala que, hoy, China refina el 60 % del litio, algo que es un elemento de “alta vulnerabilidad” para EE. UU., dado que el país importa el 50 % de la demanda de ese mineral.
Para el Pentágono, el litio es un elemento estratégico y los suministros de baterías para su industria militar, particularmente el transporte terrestre y la aviación.
En este contexto, el Capitolio acaba de aprobar una ley que prevé una inversión de 369.000 millones de dólares para la reconversión tecnológica de la economía de EE. UU. en clave sustentable.
Es decir que, para 2024, el 40 % de esos minerales críticos deberán provenir de EE UU. o de países con los cuales existan tratados de libre comercio, eliminando así la necesidad de negociar con Estados considerados como amenazas.
Una disputa tecnológica
La disputa de poder global entre EE. UU. y China no deja ningún sector librado al azar y el triángulo del litio parece ser uno de los futuros escenarios de conflicto. De cara a la transición energética, este mineral se convirtió en una de las materias primas más codiciadas de todo el mundo.
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