Bicentenario de Brasil: en vísperas de las elecciones presidenciales, Bolsonaro prepara un polémico festejo

A pocos días del 7 de septiembre, la repatriación temporaria del corazón del primer emperador del Brasil independiente avivó el debate: un grupo de académicos cuestiona el uso instrumental que el gobierno hace de este acontecimiento histórico

El regreso temporario del corazón de Pedro I se ha visto envuelto en una polémica: la situación se ha complicado por la coincidencia del bicentenario con la primera vuelta de las elecciones presidenciales (Alan Santos /PR)

El 7 de septiembre de 1822, en las márgenes del río Ipiranga, el entonces príncipe regente Pedro de Bragança proclamó la independencia de Brasil y rompió todos los lazos con la corona de Portugal y con su padre, el rey Juan VI. En las vísperas del Bicentenario de ese acontecimiento histórico, el regreso temporal a Brasilia del corazón del primer emperador del país –que gobernó como Pedro I entre 1822 y 1831– se ha visto envuelto en la polémica. La repatriación fue el fruto de un acuerdo entre los gobiernos de Brasil y Portugal, ya que desde 1835 el órgano cardíaco del monarca se encontraba depositado en el santuario de Nuestra Señora de Lapa, ubicado en la ciudad de Oporto. La situación se tornó aún más complicada por la coincidencia de esta fecha emblemática con la campaña de cara a la primera vuelta de las elecciones presidenciales, que tendrá lugar apenas un mes más tarde.

“La llegada del corazón de Don Pedro I será una oportunidad para que el pueblo homenajee a una figura central del proceso de independencia del Brasil”, manifestó, en nota de prensa, el Ministerio de Relaciones Exteriores. Fue con motivo de la ceremonia de recepción de la reliquia, recibida con honores militares por el presidente Jair Bolsonaro en la rampa del Palacio del Planalto y que permanecerá exhibida al público en el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería, hasta el próximo 4 de septiembre.

"Se está haciendo un uso absolutamente ideológico de este acontecimiento histórico", dice la historiadora y antropóloga Lilia Moritz Schwarcz (Estevam Costa / PR)

Sin embargo, no todos comparten el optimismo oficial ni la oportunidad de esta decisión. “La única razón de la llegada del corazón de Don Pedro a Brasil es simbólica”, aseguró, en diálogo con DEF, la historiadora y antropóloga Lilia Moritz Schwarcz, profesora de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de San Pablo (USP). Esta académica sostuvo que el presidente Bolsonaro ha puesto en acto una “performance”, que se inscribe en una continuidad con la decisión de la dictadura militar brasileña de repatriar los restos de Pedro I en 1972. “Se está haciendo un uso absolutamente ideológico de este acontecimiento histórico”, agrega la académica y autora de numerosas obras, entre ellas El secuestro de la independencia, que escribió junto a sus colegas Carlos Lima Junior y a Lúcia Klück Stumpf.

EL MITO FUNDACIONAL Y LA FIGURA DE PEDRO I

Con relación al uso de la figura del primer emperador de Brasil por parte de las FF. AA., Lilia Moritz Schwarcz se encargó de recordar que “Pedro I no era un militar, sino un príncipe de la casa de los Bragança y Habsburgo”. Y aclaró que “su figura sigue siendo muy controvertida en la historiografía brasileña, ya que en 1824 impuso por las armas la primera Constitución del país y silenció a la oposición”. Uno de los motes que le puso la historiografía más crítica de su reinado fue el de “carnicero de los Bragança”. Su final estuvo lejos de cualquier gesta heroica: en 1831 fue obligado a abdicar en favor de su hijo, el futuro emperador Pedro II, y emprendió el regreso a Portugal, donde falleció en 1834.

La profesora Schwarcz apuntó contra cierto sector tradicional de la academia brasileña, que “ha venido trabajando en la construcción de un sentido de la independencia de tinte colonial, monárquico, blanco y masculino”. Desde la perspectiva de esta historiadora, lo que ocurrió el 7 de septiembre de 1822 fue una suerte de “golpe de Estado impulsado por las élites del sudeste del país, que buscaban mantener el statu quo latifundista y esclavista, y, de alguna manera, evitar que el país fuese desmembrado, como ocurrió con la América española”.

"Pedro I no era un militar, sino un príncipe de la casa de Bragança y Habsburgo. Su figura es muy controvertida, tanto que la historiografía más crítica le puso como mote el 'carnicero de los Bragança'", dice Moritz Schwarcz (Archivo DEF)

En cuanto al estamento castrense, la investigadora lamentó que las FF. AA. brasileñas no hayan puesto ningún reparo a la construcción de esta “gesta militar que Bolsonaro está planeando” y que, de alguna manera, estén “protegiéndolo” de cara a las próximas elecciones presidenciales. En un posteo en su cuenta de Instagram, Schwarcz cuestionó las “construcciones imaginarias” que se están creando en torno a esta “fiesta cívica”. “Hay un intento del actual gobierno de ‘secuestrar’ la independencia, usando la efeméride para inflamar la emocionalidad de los brasileños y brasileñas y modificar su significado”, añadió.

Por otra parte, recordó que ni siquiera existe una unánime aceptación de la fecha del 7 de septiembre de 1822 en todas las regiones del país. Mencionó, a modo ilustrativo, que el actual estado de Bahía solo aceptó la independencia brasileña el 2 de julio de 1823; que Maranhão lo hizo recién en 1825; y que “en Piauí hubo guerras sangrientas, con más de 200 muertes”. “Se ha construido una mística del 7 de septiembre como una independencia muy pacífica, y pactada, desde una visión muy conservadora de la historia”, concluyó.

"Hay un secuestro por parte de la derecha brasileña de símbolos nacionales, como la bandera o el himno, y de celebraciones y fechas nacionales", comenta João Paulo Pimenta, docente del Departamento de Historia de la Universidad de San Pablo (Marcello Casal jr./ Agencia Brasil)

LOS USOS DE LA HISTORIA Y LA NOSTALGIA IMPERIAL

Consultado también por nuestro medio, João Paulo Pimenta, docente del Departamento de Historia de la USP, se sumó al cuestionamiento al “secuestro por parte de la derecha brasileña de símbolos nacionales, como la bandera y el himno, y de celebraciones y fechas nacionales”. Existe, desde su punto de vista, una “privatización de la memoria y del calendario cívico nacional, que solo sirve a los propósitos políticos del presidente”.

“El gobierno de Bolsonaro está tratando de explotar la figura convencional de Pedro I, pues comparte una concepción muy tradicionalista de la historia y de la independencia de Brasil, como si fuera el fruto de las acciones de individuos heroicos y no el impulso de grupos sociales”, afirmó, en diálogo con DEF, este investigador brasileño. “Esta celebración tiene, además, un tono religioso muy fuerte”, agrega Pimenta, quien es autor del libro Estado y nación hacia el fin de los imperios ibéricos: Río de la Plata y Brasil, 1808-1828, publicado en Argentina por Editorial Sudamericana. Allí, entre otras reflexiones, analiza el “mito de los orígenes” que recorre la historiografía de nuestros países y que, en el caso de Brasil, atribuye a Pedro I el heroico papel de “fundador del Imperio”.

"El gobierno de Bolsonaro está tratando de explotar la figura convencional de Pedro I , porque comparte una concepción muy tradicionalista de la historia y la independencia de Brasil", afirma Pimenta (Marcello Casal Jr/ Agencia Brasil)

“Una parte pequeña de la derecha brasileña cultiva una verdadera nostalgia del pasado imperial del país”, advirtió el profesor Pimenta. Si bien aclaró que se trata de un grupo minúsculo en el complejo panorama político del país, es una fracción significativa de los votantes de Jair Bolsonaro. Entre los aliados del mandatario, se encuentran algunos miembros de la antigua casa reinante de los Bragança, “una dinastía que no existe en términos oficiales, pero que hasta el día de hoy cultiva esa nostalgia y alimenta proyectos de poder personal”. Entre ellos, se encuentra el actual diputado Luiz Felipe de Orléans e Bragança, que buscará en octubre su reelección como representante del estado de San Pablo en el Congreso federal.

Por último, cuando se le preguntó sobre el antecedente del Bicentenario argentino de 2010, el académico de la USP contestó: “El tono parcialmente latinoamericano del Bicentenario argentino no tiene ninguna correlación con el Bicentenario y la actitud gubernamental brasileña de 2022″. Y completó: “Carente de proyectos e ideas respecto de políticas de cultura y educación sobre ese pasado, las relaciones de la administración de Bolsonaro con la historia de Brasil son muy puntuales, circunstanciales y se caracterizan por su oportunismo político”.

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