En nuestra región, existen grupos delictivos que dominan la escena y se consolidan como poderosas estructuras narcocriminales. Sus fuentes de ingresos son múltiples, pero hay una que se lleva todos los números. Estas bandas generan dividendos por cientos de millones de dólares con sus operaciones de tráfico de drogas. Hasta el momento, las fuerzas del Estado no han podido desmantelarlas y sus agencias de seguridad se ven desbordadas por el accionar de estas organizaciones. En este informe de DEF, las escalofriantes cifras del mundo narcocriminal latinoamericano.
EL PCC, DE LAS CÁRCELES BRASILEÑAS AL NARCOTRÁFICO
Hace casi 30 años, la cárcel paulista de Taubaté fue testigo del nacimiento de una organización que se convertiría en el emblema del delito en Brasil: el Primeiro Comando da Capital (PCC). Nació con el objetivo de proteger a sus miembros de los “corruptos” y “opresores” agentes del servicio penitenciario. “Libertad, justicia y paz” fue la bandera con la que el PCC hizo su primera aparición pública. Su supuesta misión era sacudir el sistema carcelario del país… Y ese fue solo el comienzo.
Hoy, lejos de aquella premisa inicial, el PCC se ha convertido en una de las estructuras delictivas mejor organizadas de la región. Cuentan con más de 300.000 miembros activos, bases operativas en Bolivia y Paraguay y contactos en buena parte de los países latinoamericanos. En cuanto a sus negocios, los últimos datos revelan que colocan en el mercado europeo una tonelada de cocaína por mes, aunque hay quienes aseguran que la cifra podría multiplicarse por diez. Ese colosal negocio le reportaría ganancias anuales por más de 500 millones de dólares.
Su líder es Marcos Roberto de Almeida, conocido por su alias “Tuta” o “El Africano”. Tiene 52 años y se encuentra prófugo de la Justicia. Sin embargo, fuentes de las propias fuerzas de seguridad brasileñas han sugerido que se encontraría secuestrado por los propios miembros de la banda. Sería en respuesta a la orden de asesinato de dos miembros de la banda, que Tuta habría dado sin previa consulta con el resto de la cúpula del grupo.
EL CJNG, LA NUEVA CARA DEL CRIMEN EN MÉXICO
En México, las guerras entre carteles de la droga no tienen límites. Según datos consignados por el Gobierno, el 40 % de las muertes en el país tienen que ver con la violencia narcocriminal. Los homicidios dejan al descubierto la sangrienta puja por el codiciado botín del tráfico de drogas. Se estima que los ingresos de estas bandas van de los 6000 a los 21.000 millones de dólares por año.
En ese contexto, en poco más de una década de vida, el cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) supo adueñarse de la escena y llevó la violencia a límites impensados. Nacido en 2010 como desprendimiento del cartel del Milenio, que operaba en el estado de Michoacán, el CJNG supo ramificarse y, según la DEA, hoy tiene presencia en 23 de los 32 estados mexicanos, incluidos corredores claves para la producción y transporte de la droga.
A finales de 2020, se le habían adjudicado más de 10.000 homicidios en todo el territorio. Otra clave para entender el poderío del grupo es el tema de las armas. Aunque el 70% de las que ingresan ilegalmente a México proviene de EE. UU., en los últimos meses se pudo ver imágenes de miembros armados de este cartel con armas de guerra rusas y chinas.
El líder del CJNG es Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, que se encuentra prófugo de la Justicia y sobre el que pesa una recompensa de 5 millones de dólares para quien aporte información que permita dar con su paradero. A comienzos de año, trascendieron falsas informaciones, luego desmentidas, sobre su supuesta muerte.
LOS MONOS, LA TEMIBLE BANDA NARCOCRIMINAL ROSARINA
Las cifras de homicidios en la ciudad de Rosario, en el litoral santafesino, son escalofriantes: en lo que va del año, se produjo un crimen cada 30 horas. Solo en el mes de agosto, se batió incluso ese récord: en las primeras tres semanas se produjo un asesinato cada 19 horas, según el último relevamiento del Observatorio de Seguridad Pública de Santa Fe (OSP). Dos de cada tres de esas muertes se atribuyen a los enfrentamientos entre organizaciones criminales para quedarse con el negocio del narcotráfico, que reporta ingresos diarios por más de 30 millones de pesos.
En ese contexto de violencia, Los Monos han conseguido consolidarse como una de las bandas más temidas del país. Nacido a finales de la década del noventa en el barrio de Las Flores, el grupo fue fundado por Máximo Ariel “El viejo” Cantero, quien reunió a varios miembros de su familia en la organización. Sus hijos Claudio Ariel “El Pájaro” y Ariel Máximo “Guille” fueron señalados en varias oportunidades como actores importantes dentro de la estructura de la banda.
En 2013, “El Pájaro” fue acribillado a la salida de un boliche. Después de ese crimen, una serie de asesinatos en busca de venganza le fueron atribuidos a Guille, quien el 21 de junio de ese mismo año se entregó a la justicia. Actualmente, este último acumula ocho condenas por diversos delitos que suman más de 100 años de pena de prisión.
En abril pasado, se abrió una nueva causa contra “El Viejo”, acusado de extorsiones, amenazas, balaceras y venta de drogas en la zona sudoeste de Rosario. Su hija Bárbara también se encuentra detenida, acusada de participar junto a él de esta trama narcocriminal. Los investigadores pudieron establecer que la red de venta abarcaba la zona de Rosario y Cañada de Gómez, y que los vendedores respondían a las directivas del fundador de Los Monos, quien desde su pabellón en el penal de Piñero daba las indicaciones a través de su hija Bárbara.
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