Los números son contundentes: cerca de 70 focos de incendio, millones de pesos invertidos a diario para mitigar el fuego que afecta, a lo largo de 300 kilómetros, miles de hectáreas, y aproximadamente 500 personas desplegadas para poder ponerle fin a una crisis ígnea que impacta en la vida de millones de ciudadanos.
DEF se trasladó a Alvear, provincia de Santa Fe, donde se instaló el Comando Conjunto de Zona de Emergencia Santa Fe, Entre Ríos y norte de Buenos Aires. Allí, pudo ser testigo del trabajo que realizan militares, brigadistas y autoridades para asistir a la crisis: los incendios se dan en el marco de una importante sequía, la bajante del Paraná y la recurrencia del fuego.
“Existió una indicación del ministro de Defensa, por un pedido expreso del gobernador de Santa Fe, de que las Fuerzas Armadas dieran apoyo. Eso fue lo que activó el Comando de Zona de Emergencia que corresponde a esta jurisdicción”, contó el comandante operacional de las Fuerzas, el general de brigada Jorge Fabián Berredo, y agregó que, en tiempos de pandemia, se tomó la decisión de dividir al país en 14 zonas de emergencia y se organizaron los comandos correspondientes. “Cuando surgen necesidades, como esta, los comandos se activan. Además, son de naturaleza conjunta, es decir, son las tres Fuerzas Armadas las que participan. Esta emergencia tiene una particularidad: el fuego no respeta los límites provinciales”, comenta.
Para Berredo, la relevancia de la labor de las Fuerzas Armadas en situaciones como esta radica en la posibilidad de llegar a distintos puntos del país de manera rápida: “Es una característica que, en este tipo de crisis, se pone en valor. Además, hace a la esencia de nuestra profesión, porque nos adiestramos para operar con problemas de naturaleza compleja en situaciones críticas. Hoy están presentes aquellos conductores de agencias que tienen una responsabilidad primaria y nosotros amalgamamos las partes de lo que representa un desafío interagencial. Creo que esa es la capacidad más importante, más allá de lo logístico”.
ZONA DE EMERGENCIA
El despliegue de las estructuras y medios militares en Alvear impresiona. Del paisaje forman parte decenas de carpas de distintos tamaños, vehículos terrestres y aéreos, antenas y cientos de uniformados movilizándose entre los distintos sectores y colaborando con brigadistas y autoridades. Al mando del Comando de la Zona de Emergencia, se encuentra el coronel Héctor Tornero, quien, mientras espera el regreso de los brigadistas que combaten el fuego, brinda detalles a DEF: “El sábado, después de una primera reunión de coordinación, se definieron las primeras acciones, entre ellas la necesidad de contar con un puesto comando táctico en el terreno”. De acuerdo con la información compartida por el oficial, el personal del Sistema Nacional de Manejo del Fuego se encontraba trabajando en el lugar, pero, ante el requerimiento de las autoridades santafesinas, los integrantes de las Fuerzas sumaron su capacidad logística, de comando, control y toma de decisiones.
Luego de una segunda reunión de coordinación, en menos de 16 horas el Ejército desplegó en Alvear el 60 % de los medios presentes. Y, tras trabajar día y noche, lograron estar plenamente operativos. “La mayoría de los medios provienen de Paraná, pero también desplegamos otros de Santa Fe y de Córdoba. El personal está predispuesto para dar el apoyo necesario para este problema, que es extremadamente complejo”, añadió Tornero.
Las carpas instaladas sirven de alojamiento, comedor, o, por ejemplo, centro de comunicaciones. En una de ellas funciona un punto de comando y control y, desde allí, se trabaja con un tablero dinámico que permite observar, en tiempo real, al personal y a los medios involucrados en la actividad; una herramienta que ya había sido utilizada por los efectivos durante el apoyo brindado en la provincia de Córdoba en tiempos de pandemia.
Al momento de la cobertura, casi 500 efectivos estaban siendo desplegados en Alvear, San Pedro y Zárate. De hecho, en la zona, también se instalaron unidades y medios de la Fuerza de Despliegue Rápido del Ejército. Uno de ellos, el teniente coronel Mariano Gómez, se trasladó desde Córdoba para poder contribuir con las tareas desde la expertise lograda tras haber trabajado en “La Docta” en tiempos de pandemia y haber utilizado, en aquel momento, distintos softwares: “Son herramientas de comando y control que se acomodan de acuerdo con la realidad que se está viviendo. Con ellas se puede contar con la geoposición, tanto de brigadistas, como de focos de incendio y del despliegue territorial de las agencias”, describe el oficial, y agrega: “Uno nota el agradecimiento y la mancomunación de todo lo que hacemos. Para nosotros es una cuestión de vocación”.
“LAS FUERZAS TIENEN TRAYECTORIA EN ESTE TIPO DE TAREAS”
Inés Barboza, secretaria de Coordinación Militar en Emergencias del Ministerio de Defensa, explicó a DEF que la cartera articula el accionar de las tres Fuerzas Armadas, del Estado Mayor Conjunto y de la dependencia que tiene a su cargo cuando se requiere un apoyo. En ese sentido, subraya que mantienen un vínculo permanente con la cartera de Ambiente, responsable del plan de manejo del fuego. “Lo que podemos ver acá es un centro integrado de comunicación, de toma de decisiones y de acción, donde las FF. AA. proveen el sostén para que los brigadistas puedan hacer sus tareas. Las Fuerzas tienen trayectoria en este tipo de tareas de protección civil y la predisposición es muy buena”, comentó. Lo que dice Barboza es cierto: en Alvear, la gran mayoría de los uniformados manifestó haber participado en distintas acciones en situaciones de emergencia. Las inundaciones en La Plata, en Santa Fe y las operaciones de apoyo en pandemia son tan solo algunos ejemplos. Uno de ellos, el sargento primero Cristian Almada, contó que asistió a la comunidad durante el aislamiento adoptado por el COVID-19. En aquella oportunidad, relata, los vecinos lo aplaudían desde sus ventanas cuando lo veían regresar a su casa.
CRISIS MEDIOAMBIENTAL
Alberto Seufferheld representa al Servicio Nacional de Manejo del Fuego, dependiente del Ministerio de Ambiente de la Nación, y contó que, ante el primer caso de incendio en una provincia, esta es la responsable de apagarlo, pero, si la problemática supera sus capacidades, se activan recursos regionales para que puedan trabajar. Y, si supera esta instancia, se interviene con la mayor cantidad de estamentos del Estado. “El del Delta es un incendio que se caracteriza por su extensión y el nivel de peligrosidad que está teniendo el combustible. Tenemos superficies que deberían estar bajo el agua y están totalmente secas, eso hace que debamos tener más cuidado”, indica. Al contexto que describe, se le agregan la falta de precipitaciones, la recurrencia del fuego y las consecuencias que genera el cambio climático. En síntesis, son “casi 10 millones de personas que huelen humo en sus casas”.
En esa línea también se expresó Erika Gonnet, ministra de ambiente de Santa Fe. Según la funcionaria, la situación actual es grave y ello llevó a que el gobernador Omar Perotti solicite el apoyo a la cartera de Defensa. De todas maneras, ya lo había hecho con la de Seguridad. Para ella, detrás de los distintos focos, existe una intencionalidad. Eso llevó a que su organismo reclame la intervención de la justicia.
EL BOMBERO VOLUNTARIO Y EL PILOTO MILITAR
Son casi las seis de la tarde y el sol comienza a caer en la localidad de Alvear. Ya se puede oír el helicóptero del Ejército que regresa de uno de los tantos viajes realizados para retirar a los brigadistas desplegados en las zonas de incendio. La aeronave aterriza y sus tripulantes comienzan a bajar. Apenas tocan tierra, el personal de salud los espera para hacerles los controles correspondientes. Tras eso, podrán ir a la carpa comedor, donde los efectivos militares los esperan con agua y comida. Son cientos de personas trabajando mancomunadamente. Las historias personales tienen en común la pasión y el compromiso con los que llevan adelante sus trabajos.
Iván Ríos es bombero voluntario en la localidad entrerriana de Crespo. Días atrás fue convocado para colaborar en la lucha contra el fuego en el Delta y, si bien tiene un trabajo ajeno a esta tarea, pidió autorización para trasladarse: “Siempre estamos para ayudar y dar una mano. Donde estuvimos hoy, había bastante fuego. Se atacaron los focos más grandes con resultados positivos. Aún quedan otros”.
“¿Qué riesgos asumimos en este tipo de tareas? De todo tipo. Quizá, si hay mucha temperatura o, si cambia el viento, uno puede quedar encerrado. Se trabaja al límite”, responde. Él y sus compañeros volverán a enfrentar el fuego al día siguiente, luego podrá regresar a su casa, donde lo esperan su esposa y sus cuatro hijos.
El capitán Pablo Cortelezzi es el piloto de Ejército que manejó el helicóptero que trasladó a Iván. Volar, en el contexto de los incendios, no es fácil, pues la aeronave también se ve afectada por el calor, las cenizas y el humo, que le restan visibilidad.
Cortelezzi comenta que, apenas ingresó a la Fuerza, fue desplegado para prestar apoyo a la comunidad. Para él, es parte de la razón de ser del Ejército y, así también, lo comprenden su esposa y dos hijos: “Les muestro imágenes en la televisión para que vean en qué lugar voy a estar. Una vez, tenía la comunión de mi hijo y me tuve que ir… Él lo entendió. El domingo pasado los dejé celebrando su día en la casa de mis padres. Las familias que nos esperan en casa son especiales. Mis hijos me hacen dibujos, les sacan fotos y me los mandan; ese tipo de cosas nos hacen seguir adelante”.
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