DEF navegó en el emblemático patrullero de la Armada Argentina ARA King hacia Rosario para recibir a los buques brasileños que participarán, junto con las marinas de Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia del ejercicio combinado “Acrux”.
Las casi 400 millas recorridas entre Zárate y Rosario, ida y vuelta, a bordo del buque construido en Argentina en 1946 revelaron no solo un modo de trabajo, sino también de vida. Desde el comandante del King hasta el último cadete de la Escuela Naval Militar, participaron de una navegación que, si bien estuvo repleta de desafíos, reveló los más íntimos detalles de la mística que rodea a la desafiante tarea de vigilar y controlar el área naval fluvial argentina.
Conocimiento de lo que sucede en el río
“La tarea de vigilancia de los espacios ribereños y el control del tráfico era una responsabilidad del Área Naval Fluvial (ANFL) hasta que se creó el Comando Conjunto Marítimo, organismo que concentró esa responsabilidad. Pero la herramienta de ejecución de la tarea en estos espacios continúa siendo de la Escuadrilla de Ríos, dependiente del ANFL”, cuenta el contraalmirante Claudio Dante Gardenal, comandante de este último organismo. Gardenal también detalló el valor estratégico de este escenario naval al considerar, sobre todo, que estas rutas integran la reconocida red navegable troncal, un área que adquirió mayor importancia desde la firma del Acuerdo de Santa Cruz de la Sierra, en el que los países de la cuenca del Plata y usuarios de la hidrovía acordaron su uso como vía de comunicación y de transporte. Además, esta zona posee un valor estratégico si se considera que gran parte del PBI argentino se exporta a través de esta vía y que, en toda su extensión, se ubican puntos de valor estratégico como Yaciretá, el Acuífero Guaraní, el Puerto Regasificador de Escobar y las centrales nucleares Atucha. Cabe señalar que el ANFL es también la responsable de la planificación, desde el punto de vista de defensa naval, de estos sectores.
Un detalle no menor: la presencia de la Armada en el río cuenta con el apoyo de la Prefectura Naval Argentina en materia de seguridad. “También tenemos la misión de búsqueda y rescate. En esta tarea, también se trabaja mancomunadamente con la Prefectura”, agrega el oficial.
¿Cuáles son los medios con los que la Armada realiza estas tareas? “El área naval fluvial cuenta con dos elementos de maniobras, uno es la Escuadrilla de Ríos, que posee al patrullero ARA King, buques multipropósitos y una lancha patrullera. El otro elemento es el Batallón de Infantería de Marina 3, especializado en operaciones en el ámbito geográfico fluvial ribereño”, explica Gardenal, quien también agrega que, en el presente, evalúan sumar otros medios para brindar mejores apoyos, sobre todo teniendo en cuenta que la Armada también se destaca en la campaña sanitaria, una tarea subsidiaria que cobra relevancia en el contexto epidemiológico actual. Uno de ellos, que además podría ser construido en el país, puede ser utilizado como plataforma itinerante de acción social. También consideran sumar lanchas para transporte de personal y equipamiento, y una embarcación multipropósito con rampa de desembarco de poco calado, que pueda embarcar y desembarcar vehículos, y que también pueda ser útil al Servicio de Hidrografía Naval.
En síntesis, para la Armada Argentina, el río no es un obstáculo. Por el contrario, es un medio que utiliza a favor para llegar a distintos ciudadanos y, en ese contexto, la Fuerza brinda la flexibilidad táctica en el empleo de los medios disponibles. “Es cada vez más específico y requiere mayor preparación la navegación en esta zona. Debemos tener cierto conocimiento de lo que sucede en el río”, concluye Gardenal.
Ejercicio Acrux
“El primer ejercicio se realizó en el año 2001. Es un ejercicio enmarcado en la Ley de Defensa Nacional en el que se asegura el control fluvial de una porción de la red navegable troncal. Este año se hace en Uruguay”, comenta el capitán de fragata Sergio Esteban Donadío, comandante de la Escuadrilla de Río (EDRI). Durante el ejercicio, las marinas argentina, brasileña, boliviana, paraguaya y uruguaya parten de una situación hipotética en la que un agresor naval externo busca interrumpir la libre navegación de esta zona de importante valor comercial. “Buscamos lograr la interoperabilidad. En el ejercicio, trabajarán ocho barcos y 450 hombres y mujeres de distintas nacionalidades. Si Dios quiere, y como el ejercicio se realiza cada dos años en un país diferente, en el 2024 será el turno de Argentina”, agrega Donadío.
Con respecto a la travesía hacia Rosario, el oficial detalla que la presencia del ARA King fue para recibir a los buques brasileros. De hecho, un oficial de la Escuadrilla embarcó con ellos en el kilómetro cero del Paraná para ejercer como asesor naval fluvial.
“Hay un concepto que, para mí, es fundamental: el profesionalismo de mar y de río, que está dado por el conocimiento de la zona y por cómo se utiliza el ambiente geográfico a favor de uno”, destaca Donadío. El oficial destaca que el ambiente del río es cambiante, porque el fondo fluvial es dinámico y se modifica permanentemente lo que se encuentra por debajo de él. También hay que tener en cuenta las bajantes y los medios que circulan por la vía fluvial. “Quien está a bordo debe ser especial y eso lo genera con especificidad, profesionalismo y conocimiento. También hay que aceptar el estilo de vida de esta institución. Yo no conozco la rutina, cada día es distinto, y eso es lo que hace que esta profesión sea interesante”, dice orgulloso el oficial a cargo de la Escuadrilla, quien también destaca el valor de los más de 100 hombres y mujeres que dependen del organismo que encabeza: “Todos los días, ellos velan por que los barcos estén en condiciones de operar, trabajan en un gran equipo”.
Marineros de río
“Ningún día es el mismo, siempre surge algo nuevo. Obviamente, para trabajar de manera eficiente hay una rutina. Quizá el patrullero se encuentra con un buque gasero en una zona de previsión de cruce –un lugar donde solo puede pasar un barco a la vez– y eso no se puede prever, entonces, quizá hay que fondear inesperadamente. O quizá se recibe la directiva de hacer práctica de ‘hombre al agua’ con los cadetes”, comentan los oficiales del patrullero ARA King, conocido también como “Paki”.
A bordo, la rutina está marcada por determinadas actividades que son anunciadas por parlante: el llamado “a diana” despierta a todos los tripulantes a primera hora de la mañana. Posteriormente, desayunan para poder presenciar, en cubierta, el izado de la bandera. Las actividades comienzan cuando todos ocupan sus puestos. Mientras, los cadetes reciben instrucción y participan de distintos simulacros. Con el caer del sol, se anuncia el arriado del pabellón. Mientras suceden estas actividades, algunos asumen las guardias de los distintos roles.
¿Disfrutan de estar en tierra? “Yo, como naval, prefiero estar embarcado”, responde uno de los tripulantes del “Paki”, quien además describe que, al llegar a puerto, aquellos que viven cerca pueden ir a sus hogares y volver para cumplir con la rutina de trabajo que, pese a estar a estar amarrado, se lleva adelante a bordo del patrullero. También están aquellos que optan por vivir dentro de la embarcación, los llamados “trocistas”.
“Durante esta navegación, aprovechamos para llevar cadetes de la escuela, dada la capacidad de alojamiento que tenemos. De hecho, una de nuestras funciones es su adiestramiento e instrucción de los futuros oficiales de la Armada”, explicó a DEF el capitán de corbeta Diego Gastón Lomo, comandante del patrullero ARA King, durante un fondeo a la altura de la isla de los Laureles, en el Paraná. Esta parada durante el trayecto se realizó por seguridad para evitar la navegación nocturna.
Lomo está a cargo del buque operativo más antiguo de la Armada Argentina, un buque con una mística particular. El patrullero fue fabricado en el astillero “Río Santiago”, el mismo que botó a la fragata Libertad. “En el río, pasamos cerca de buques de gran porte. La etapa en el río es la que más experiencia genera, abre mucho el ojo marinero”, dice el comandante del King.
Uno de los oficiales a bordo, el teniente de corbeta Walter Aparicio, ya había navegado a bordo del “Paki” mientras hacía la Escuela Naval. Aquellos días lo marcaron para siempre: “Yo estaba cursando una carrera universitaria en Mar del Plata, pero cambié una vez que averigüé sobre el plan de carrera de la Armada Argentina. Empecé a estudiar en la Escuela Naval, en Río Santiago. Nunca había navegado, no tenía ninguna experiencia previa. Casualmente, la primera vez que me subí a un barco fue a este. Lo hice un 21 de febrero de 2014, todavía recuerdo la fecha. Era mi primer año como cadete. ¡Me encantó!”. Aparicio está dentro de los primeros años como oficial de la Armada, aún debe optar por una especialidad, una parte importante de la carrera. Mientras tanto, reúne las millas de navegación, fundamentales para la profesión que eligieron.
Las mujeres también navegan
Durante el encuentro con los buques brasileños, DEF pudo confirmar que, en la marina del país vecino, las mujeres aún no navegan; son parte de la institución, pero permanecen en tierra. En contraste, las mujeres son parte de la tripulación en los busques argentinos. De hecho, en el King se las vio cumplir con las distintas misiones con el mismo compromiso, desempeño y pasión que sus colegas varones.
Una de ellas, la teniente de corbeta Micaela Medrano, jefa de navegación del ARA King, cuenta que, desde Tucumán, decidió trasladarse a Buenos Aires para hacer la carrera naval cuando pudo apreciar la formación que le ofrecía esta Fuerza: “Es diferente a cualquier otra profesión. Eso abarca navegar, conducir personas y sumar experiencias a la mochila de acuerdo con los distintos destinos que a uno le tocan”. Ella, con tan solo 27 años, pudo cumplir funciones en tres busques distintos. Hoy, desde su puesto, es la encargada de trazar la derrota e indicar las zonas más favorables por donde puede ir el barco.
Por su parte, la teniente de Fragata Liliana Correa contó que, mientras navega, sus hijas permanecen con el papá, también miembro de la Fuerza. “Yo amo estar en el buque. Si no estoy a bordo, no me siento útil. A su vez, mi carrera va a la par de la de mi marido, con quien, además, somos compañeros de promoción. Yo pienso en su carrera y él en la mía. Generalmente, cuando él está en tierra, yo en buque, y viceversa”, finaliza.
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