Con más de mil proyectos en Argentina y otros países de los cinco continentes, entre los que se encuentran EE. UU., México, Brasil, Perú, Bolivia, Holanda, Australia, Egipto, Nigeria, Arabia Saudita, India, China, entre otros, la compañía rionegrina lleva más de cuatro décadas entre nosotros. Trabaja en sistemas llave en mano, componentes y procesos de vanguardia en materia de reactores nucleares, enriquecimiento de uranio, plantas de radioisótopos, satélites de observación y telecomunicaciones, radares, drones, equipamiento médico, entre otros.
De hecho, INVAP es la única empresa latinoamericana calificada por la NASA de EE. UU. como capaz de desarrollar misiones satelitales completas –exceptuando el lanzamiento– y es el contratista principal de los satélites requeridos por la CONAE y ARSAT a nivel nacional, además de haber concretado diversas exportaciones a otros países de América, Asia y Europa.
Para conocer más sobre las capacidades y los proyectos de la firma rionegrina en materia específicamente de satélites geoestacionarios de telecomunicaciones, DEF entrevistó a Gabriel Absi, titular de la gerencia del área espacial de INVAP.
-¿En qué proyectos están trabajando actualmente?
-En diciembre de 2021, INVAP firmó un contrato con la CONAE para diseñar y construir la segunda generación de los satélites de observación con microondas, los SAOCOM-2. Es un contrato muy importante, no solo en términos económicos, sino también en lo que hace a la continuidad del personal especializado y la consolidación del know how en radares de apertura sintética en banda L (tecnología que dominan muy pocos países del mundo).
Esta segunda generación de los SAOCOM tendrá varias modificaciones que harán de estos satélites plataformas más avanzadas y eficientes en la obtención y el procesamiento de imágenes. Vamos a reemplazar las obsolescencias de ciertos componentes y se introducirán mejoras en general; se modernizará casi toda la aviónica, emplearemos una computadora de a bordo de la misma tecnología que la que desarrollamos para el SABIA-Mar y el SG-1. Además, en el área de defensa, se está trabajando en el desarrollo de radares de banda X, con la idea de poder usarlos en proyectos espaciales. Esperamos llegar pronto a un acuerdo con la CONAE para diseñar y construir los satélites de arquitectura segmentada (SARE) con sus respectivas cargas útiles, tanto las pasivas (cámaras ópticas) como las activas (radares SAR).
Estamos avanzando con el desarrollo e integración del satélite SG-1 con tecnología HTS (acrónimo del inglés de High Throughput Satellite) para ARSAT, que representa un salto respecto a los ARSAT-1 y 2 que construimos y se pusieron en órbita en 2014 y 2015, respectivamente.
-¿En qué consiste la tecnología de los satélites Small Geo?
-A grandes rasgos, la tecnología de los Small Geo implica una reducción a casi la mitad de peso (1500 kg) respecto de los ARSAT (que pesan casi 3000 kg). Este menor peso conlleva una reducción importante en el costo de lanzamiento y los seguros. O sea, aumentamos la eficiencia y disponibilidad de servicio bajando costos y manteniendo una vida útil de 15 años.
El presidente dijo, durante la apertura de sesiones de este año, que se avanzará en el diseño, construcción y lanzamiento de la segunda generación de satélites Small Geo (denominada SG-2). En ese sentido, el SG-1 es un satélite con tecnología HTS que operará banda Ka, mientras que el SG-2 podría operar en las bandas Ka, Ku del tipo flexible.
-¿Cómo surgió GSATCOM?
-Como siempre, pero especialmente en la última década, desde INVAP realizamos diversos análisis de mercado, prospectivas comerciales y tecnológicas. Concretamente en lo que hace al área espacial, que corresponde a mi gerencia, llegamos a la conclusión de que, si queríamos tener una mayor participación en el mercado global de los satélites, debíamos buscar un socio que nos complementara allí donde nosotros teníamos menos chances de conseguir contratos.
Es de público conocimiento el destacado nivel tecnológico que ha logrado nuestra contraparte turca, y su privilegiada ubicación geográfica (casi al medio entre Europa, Asia y África) nos llevó a iniciar las conversaciones que derivaron en esta exitosa alianza estratégica con TAI. A su vez, para la empresa turca, América Latina y el Caribe constituía un mercado que les interesaba, pero, por la distancia y barreras idiomáticas/culturales, resultaba más simple de encarar a través de INVAP.
-¿Qué tareas hace INVAP y cuáles Turkish Aerospace?
-El paquete accionario de GSATCOM está conformado equitativamente, 50 % por INVAP y 50 % por Turkish Aerospace Industries. Si bien su sede física está en Turquía, nosotros tenemos personal propio allá y aquí en Argentina.
Con respecto a la división de tareas que preguntaste, te diría que el 75 % del trabajo y de los materiales que requiere el diseño, la construcción y el testeo del SG-1 que nos encargó ARSAT se hace en Argentina. TAI realiza en Turquía la ingeniería de la parte mecánica, térmica (las mantas, por ejemplo) y el cableado/harness del satélite, así como la producción de los componentes y subsistemas correspondientes a estas tres áreas.
El contrato del SG-1 entre ARSAT e INVAP prevé el diseño, la integración, la producción, el testeo y dos años de soporte a las operaciones; también incluye las maniobras de puesta en órbita geoestacionaria. A los fines de reducir al máximo los costos para el Estado argentino, se decidió que INVAP subcontratase a GSATCOM para proveer la ingeniería básica, de detalle y concurrente. De esta manera, por razones administrativas y económicas, INVAP le pagó a GSATCOM un royalty por la ingeniería del SG-1, aunque, en su gran mayoría, la hacemos profesionales argentinos. Para ilustrar al lector sobre la conveniencia de haber realizado esta operatoria para reducir costos al Estado nacional, se estima que ARSAT abonó la veinteava parte de lo que hubiera costado financiar el desarrollo de la ingeniería básica, de detalle y los modelos de calificación necesarios para el SG-1.
-¿Qué porcentaje de componentes y costos de sus satélites son nacionales y extranjeros?
-La gestión de proyecto, la ingeniería y los ensayos representan aproximadamente un 25 % del costo de los satélites. Hay que sumar un 30 % más en servicio de lanzamiento para puesta en órbita y seguros, y un 45 % son costos de materiales. Esto significa que casi dos terceras partes del costo de diseñar, construir, testear y lanzar un satélite geoestacionario de telecomunicaciones quedó en proveedores extranjeros. Pero, si bien este balance económico resulta aparentemente desfavorable para nuestro país, debemos tener en cuenta que hemos desarrollado capacidades (en recursos humanos, infraestructura, etc.), que le permiten a la Argentina ir incrementando a los proyectos espaciales cada vez más componentes y tecnologías en la cadena de valor, las cuales son estratégicas y apenas menos de diez países del mundo dominan.
En lo que hace a satélites de observación de la Tierra (que orbitan el planeta a 600/700 km de altura), todo lo que es estructuras y mecanismos de paneles solares lo hace INVAP, mientras que la integración y los ensayos de las celdas fotovoltaicas las hace la CNEA. Sin embargo, dadas las mayores exigencias y condiciones en las cuales operan los GEO (las órbitas geosincrónicas implican alturas de casi 35.000 km), para los paneles solares de los satélites de telecomunicaciones, la CNEA aún no dispone de los procesos requeridos para su producción.
-¿Aumentó la sustitución de importaciones con el SG-1?
-Sacando el costo de lanzamiento (del cual seguimos dependiendo de otros países, sea EE. UU., Francia, China, entre otros), aproximadamente un 45 % del valor del satélite corresponde a materiales y componentes importados (como el transponder, por ejemplo). Hemos logrado revertir la proporción importado/nacional, pasando a tener un diferencial a favor y esperamos seguir reduciendo a un mínimo la dependencia mediante la sustitución de importaciones a partir del desarrollo y calificación de proveedores.
A modo de ejemplo, hoy INVAP está diseñando y produciendo en el país toda la aviónica (la computadora principal, que incluye el sistema de control de actitud, el sistema de manejo de potencia del satélite, el sistema de propulsión eléctrica, entre otros). Para el SG-1, el único componente crítico que importamos es el sistema de comunicaciones HTS. Si bien HTS es la tecnología que más se está usando hoy día, preferimos centrar nuestros esfuerzos en desarrollar la tecnología de próxima generación de los sistemas de comunicaciones conocida como sistema de comunicaciones flexible, y eso es lo que estamos haciendo pensando a futuro.
-¿Cuál es el posicionamiento internacional de INVAP en lo que hace a satélites?
-Cuando te buscan, te piden que cotices o te presentes a una licitación, ahí te das cuenta que INVAP ya está posicionada en el mapa mundial como proveedor confiable de tecnología espacial, tanto de satélites de órbita baja como geoestacionarios.
Cuando salimos a vender al mundo, es muy importante vender como país. En ese sentido, estamos muy agradecidos con los gobiernos que siempre nos han apoyado a través de la Cancillería (la Agencia de Inversiones y Comercio Internacional), los Ministerios de Producción, el de Ciencia y Tecnología e Innovación (MINCYT), la Comisión Nacional de Actividades Aeroespaciales y Jefatura de Gabinete.
Por otro lado, la financiación sigue siendo un aspecto clave para ganar contratos de estas magnitudes, que van del orden de los 40 a los 150 millones de dólares para un satélite LEO y de USD 80 a 200 millones para un GEO. En ese orden, INVAP ha gestionado una línea específica de financiación para ofrecer a sus potenciales clientes a través del Banco de Industria y Comercio Exterior (BICE) de la República Argentina. Por su lado, GSATCOM ha hecho lo propio a través de una entidad crediticia de ese país, a fin de ofrecer las mejores condiciones contractuales.
-En el marco de la creación de la flamante Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), ¿qué rol puede tener la Argentina a nivel regional? ¿Cree que facilitará la concreción de exportaciones argentinas de satélites?
-Como dije antes, INVAP es la cara visible o la “marca” que representa a la República Argentina a nivel mundial en lo que hace al diseño y construcción de satélites, especialmente de observación por microondas (con radar de apertura sintética) y de telecomunicaciones. Nuestra empresa ha realizado presentaciones institucionales sobre el expertise y las capacidades que tenemos en el área espacial, tanto en el ámbito de la agencia espacial ALCE como así también en reuniones bilaterales con países de la región.
A su vez, tanto la Cancillería como el MINCYT y la CONAE están trabajando en propiciar el desarrollo de una misión multilateral para tener un satélite que atienda las necesidades de los países de la región.
-¿INVAP ha recibido algún requerimiento del Ministerio de Defensa con relación a disponer de un satélite abocado específicamente a las comunicaciones militares y estratégicas?
-Desde hace ya varios años. el Ministerio de Defensa ha estado en contacto con ARSAT y, juntos, vienen trabajando en diversas iniciativas para ampliar y mejorar las telecomunicaciones de las Fuerzas Armadas (FF. AA.). En ese sentido, ARSAT brinda servicio al telepuerto satelital que posee el Ejército Argentino en la guarnición Campo de Mayo, en la provincia de Buenos Aires; también mantiene la conexión con las bases antárticas de nuestro país y con los buques de la Armada Argentina. Sé que últimamente ha habido reuniones entre el personal técnico de ARSAT y las FF. AA. para incluir, de ser posible, los requerimientos operativos en el satélite SG-2.
*El autor fue Oficial Comando de la Armada Argentina, asesor de los ministros de Ciencia, Tecnología e Industria; Defensa y Seguridad de la Nación. Es magíster del ITBA y magíster europeo en Dirección Estratégica y Tecnológica; licenciado en Administración; consultor de empresas y gobiernos.
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