China encendió las alarmas del Pentágono. El ritmo de la incorporación de sofisticado armamento bélico a sus Fuerzas Armadas ya quintuplica al de Estados Unidos. El gigante asiático cuenta con tecnología desarrollada a un costo relativamente bajo, algo que el gobierno de Biden y varias potencias de Occidente miran con extrema preocupación.
Con un presupuesto de unos 230.000 millones de dólares, la República Popular China es el país con el segundo mayor gasto militar del planeta. Si bien la cifra representa menos de un tercio del presupuesto de Defensa estadounidense, que asciende a los 800.000 millones de dólares, el ritmo de crecimiento del gasto y de los desarrollos tecnológicos del gigante asiático supera al del Pentágono.
Según los expertos, la ecuación es simple: China gasta alrededor de un dólar por cada 20 que invierte EE. UU. para obtener el mismo tipo de tecnología militar.
Esto se explica, en gran parte, por los procesos burocráticos que debe afrontar el sistema de Defensa estadounidense para incorporar material. Por el contrario, en un régimen totalitario como el chino, con ausencia de controles parlamentarios, las compras e inversiones destinadas a las FF. AA. son mucho más ágiles.
Marea alta
Uno de los ámbitos en el que más está invirtiendo Pekín es el marítimo. El objetivo es dominar por completo el mar de China Meridional, zona en la que existen disputas territoriales irresueltas y sobre la que el gigante asiático pretende ejercer plenamente su soberanía.
Con la reciente botadura de su tercer portaaviones, el Fujián, China sigue dando indicios de que el Indo-Pacífico es el lugar donde su política exterior y de defensa es más agresiva. Sin embargo, sus ojos no están puestos solo en ese lugar de Asia.
En 2017, Pekín inauguró su primera base naval en el extranjero, en Djibouti, en el estratégico Cuerno de África. Eso se suma a las negociaciones con Guinea Ecuatorial por la instalación de una segunda base, en este caso en la costa atlántica de África.
En nuestra región, la jefa del Comando Sur, la general Laura Richardson, confirmó a DEF que a EE. UU. le preocupa la estación espacial china ubicada en Neuquén, al sur de nuestro país.
Tecnología, armas y potencia militar
Las nuevas guerras plantan un componente tecnológico cada vez mayor y ahí es donde China busca tomar la delantera. Un ejemplo son las armas hipersónicas, entre las que se incluyen el dron de reconocimiento WZ-8 y el misil DF-17, también llamado “Viento del Este”.
Además, el gigante asiático acaba de anunciar un nuevo sistema de seguimiento preciso de blancos en movimiento, lo cual constituye un elemento fundamental para que estas armas sean realmente útiles en todos los escenarios de batalla.
Pero tal vez, lo más destacado en este campo sea la prueba exitosa de su propio sistema de bombardeo orbital fraccionado, más conocido como FOBS: una versión avanzada del sistema de misiles balísticos intercontinentales, con la diferencia significativa de que cuenta con mayor rango de alcance y mucha, pero mucha, más velocidad.
Este sistema es lanzado al espacio, se ubica en una órbita muy baja y gira en torno de la Tierra durante el tiempo que sea necesario. Una vez que identifica su blanco, lanza el misil hacia el objetivo deseado. FOBS viaja a 27 veces la velocidad del sonido: 9 veces más rápido que cualquier jet que esté en operación hoy en día.
Listos para la batalla
China avanza en sus objetivos de convertirse en líder global para 2050, año del centenario de la República Popular. En el plano militar, el objetivo es completar la modernización del Ejército Popular de Liberación para 2035 y conseguir unas Fuerzas Armadas de primera clase capaces de imponerse en cualquier tipo de guerra.
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