Entre el 11 y el 14 de junio de 1982, se vivieron los últimos combates en Malvinas. Por esos días, los británicos buscaban tomar el control de los montes que rodeaban Puerto Argentino, mientras los nuestros hacían hasta lo imposible para impedirlo. En el video de DEF de esta semana, presentamos una historia: la del último contraataque argentino antes del cese del fuego.
A pesar del frío y el agotamiento, los soldados argentinos pelearon hasta el último minuto. Uno de ellos fue el subteniente en comisión Esteban Vilgré La Madrid. La noche del 13 de junio, tras la batalla y el repliegue en el monte Dos Hermanas, los soldados del Regimiento VI aguardaban por un combate más, el combate final.
“Esa espera en el monte Tumbledown se hizo muy dura. Yo me fui dando cuenta, por el hecho de ser oficial, que la guerra, el combate, estaba perdido. Ya habían caído y se veían los movimientos de los helicópteros en la falda del monte Kent, también veíamos que la artillería británica tiraba abiertamente y que los soldados se desplazaban en el monte Dos Hermanas y en el monte Longdon, que había sido nuestra casa el día anterior”, recuerda Esteban sobre aquellas horas.
UN TELEGRAMA ENTRE LAS BOMBAS
La Madrid cuenta que intuía fuertemente el desenlace que iba a tener la guerra y que deseaba que el combate terminara lo antes posible. En un momento, y mientras las bombas caían cada vez más cerca y las bengalas iluminaban los rostros de sus compañeros, Esteban cuenta que estaba sentado en una piedra con su fusil en la mano y, tras meterse la mano en uno de los bolsillos de la campera, encontró un telegrama que le había enviado su padre unos días antes.
“El telegrama decía: ‘Querido hijo, se acercan horas muy difíciles. Cuídate mucho, cuida a tus soldados. Te bendice tu padre. Dios y patria’. Me acuerdo de que leí ese telegrama y sentí que él logró en mí ese efecto que sabía que yo necesitaba, porque, cuando lo leí, dije: ‘Bueno, no puedo volver como un cobarde. Si me tengo que morir, me muero. Pero no puedo volver como un cobarde, porque no me voy a animar a mirar a mi papá a la cara’”, relata.
Horas más tarde, La Madrid recibió la orden de bloquear la penetración británica por parte de su superior. Por la radio, comenta que llegó a escuchar los gritos de un oficial que ya estaba en combate. En esa primera línea, la lucha era cuerpo a cuerpo y pedían refuerzos. Tras ese hecho, cuenta que se llevó consigo a los soldados Horisberger y a Poltronieri junto con sus ametralladoras, listos para enfrentar lo que se venía.
A la hora de transmitir la misión al resto de sus soldados, La Madrid cuenta que les dijo a sus suboficiales que sabía que ellos tenían miedo, porque él también lo tenía y que era consciente de que esa era la noche más cruda que deberían atravesar. “Les expliqué que seguramente muchos de nosotros no íbamos a ver la luz del sol al día siguiente, pero que había soldados que estaban esperándonos en la oscuridad y que confiaban en nosotros para ir en su apoyo”, dice y agrega que les pidió que cuidaran a cada uno de sus compañeros, tanto como él los iba a cuidar a ellos. “Fue conmovedor ver cómo todos me siguieron”, recuerda.
Para saber cómo termina esta historia, no dejes de mirar el video en nuestro canal de YouTube.
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