Opinión: La invasión de Rusia a Ucrania no se concretó con la rapidez que Putin imaginaba

La resistencia exhibida por Ucrania, con el apoyo de la OTAN y de Occidente, ha dado por tierra con el objetivo del Kremlin de una operación militar corta y rápida. Un análisis de las falencias rusas y de los aciertos que han permitido a Kiev hacer frente a la invasión y ocasionar grandes bajas al enemigo

La guerra relámpago pretendida por Rusia chocó con una resistencia que demostró que los ucranianos anticiparon estratégicamente la maniobra (Archivo DEF)

Cuando, a mediados de febrero de este año, veíamos las tropas rusas agrupadas cerca de la frontera con Ucrania, decíamos con absoluta convicción que el presidente Vladimir Putin estaba haciendo una demostración de fuerza para coaccionar el abandono de Ucrania de su aspiración de sumarse a la OTAN. Sin dudas, el fracaso de la Alianza Atlántica en Afganistán llevó a Rusia a pensar que se enfrentaba a un Occidente fragmentado, con un liderazgo poco capaz, con la ausencia de Angela Merkel y con un presidente de EE. UU. al que suponía débil.

También pensábamos que, con el general Valery Gerasimov, uno de los mayores exponentes de la guerra híbrida, Moscú iba a plantear formas novedosas de combinación de recursos. La esencia de este nuevo enfoque consiste en la consecución de los fines políticos ejerciendo una presión militar mínima sobre el enemigo. Sobre todo, apunta al debilitamiento de su potencial militar y económico, y de la presión informativa y psicológica, así como del apoyo activo a la oposición interna, el uso de acciones guerrilleras y de operaciones especiales.

Para el autor, la tecnología provista por la OTAN demostró una eficacia notable. "Sin dudas, el más destacado es el dron turco Bayraktar TB2", afirma (Archivo DEF)

Si bien Gerasimov acusaba a Occidente del empleo de estos métodos con las “revoluciones de colores”, debemos recordar que ellos serían aplicados por Rusia en Crimea, con un rigor casi científico, y en el Donbás, con éxito parcial. Esta combinación de medios reserva el empleo del instrumento militar solo para la etapa de consolidación de los éxitos obtenidos por medios no militares. Por otra parte, su explicación de la doctrina de empleo del instrumento militar, en el marco del cambio del carácter de la guerra, planteaba nuevas formas y métodos que no se advierten hoy en las operaciones rusas en Ucrania.

LOS ERRORES DE RUSIA Y LOS ACIERTOS DE UCRANIA

Aunque parezca difícil de creer, seguramente la inteligencia rusa apreció una resistencia ucraniana débil, un liderazgo incapaz que se iba a refugiar en el exterior y un apoyo explícito de la población rusoparlante que iba a acompañar la “liberación” rusa. Nada de eso pasó. Pareciera que, por el contrario, la invasión logró amalgamar el espíritu ucraniano.

"En el terreno, una fuerza que responde a intereses de la geopolítica se enfrentó a otra compuesta por una población que defiende el suelo patrio", dice Pérez Aquino (AFP)

La Blitzkrieg –”guerra relámpago”– pretendida por Rusia chocó con una resistencia que demostró que los ucranianos anticiparon estratégicamente la maniobra. David contra Goliat. La preparación para la guerra, con el entrenamiento de unos 27.000 efectivos ucranianos por parte de la OTAN, el profundo conocimiento del terreno y la preparación territorial, acompañados de la provisión de material de tecnología superior, colaboró a que esa “guerra corta” no tuviera lugar. Los ucranianos aplicaron lo que Steven Metz denominaba las “marcas del éxito” en el empleo del instrumento militar. En particular, las habilidades para buscar a los enemigos y esconderse antes de ser encontrados por ellos; saber reorganizarse; comprender y superar las asimetrías respecto del adversario; y adaptarse a los cambios tecnológicos.

A nivel operacional, del lado ruso, hubo falencias serias en el desarrollo de la campaña. De acuerdo a la doctrina, una campaña de estas características se inicia con una ofensiva de superioridad aérea en la que se fija como objetivo la supresión de los medios de defensa aérea y las aeronaves del enemigo. Por lo que pudimos ver, esa ofensiva no tuvo lugar o, por lo menos, no logró los efectos requeridos. El comando y control demostró una vulnerabilidad muy clara a la guerra electrónica generando blancos para los medios ucranianos que fueran convenientemente provistos de toda la inteligencia por la OTAN. Una apreciación similar se puede plantear con la logística. Confiar el sostenimiento a la red ferroviaria demostró ser un recurso insuficiente, que fue convenientemente explotado por los defensores. La que se suponía era la superioridad rusa en operaciones en el dominio de la información y en el dominio cibernético terminó siendo un terreno sorprendentemente disputado por Ucrania y Occidente.

Lo que parecía el mejor terreno para las fuerzas blindadas no garantizó rápidos avances, la provisión de artillería por parte de Estados Unidos del empantamiento ruso en un terreno más favorable (AFP)

La tecnología provista por la OTAN demostró su eficacia notable. Sin dudas el material más destacado es el dron armado Bayraktar TB2 turco, que obtuvo y sigue obteniendo excelentes resultados pese a los esfuerzos para su neutralización.

En el terreno, una fuerza que responde a intereses de la geopolítica se enfrentó a otra compuesta por una población que defiende el suelo patrio, en una muestra actual de la guerra total, la nación en armas. Quedaron a las claras las diferencias de moral entre ambas. Esa moral es la que logró que los reservistas ucranianos defendieran las localidades con excelentes resultados –en particular, el quiebre de la voluntad rusa en la toma de Kiev– y les dio esperanzas para enfrentar una guerra prolongada, como la que parece plantearse.

Ambos bandos se preparan para una guerra prolongada. Los nuevos objetivos rusos apuntan al control del Donbás, del corredor que une esa región con Crimea alcanzando a Transdnistria y dejando a Ucrania sin salida al mar negro, creando a su paso repúblicas pro rusas (AFP)

Ahora bien, en la concentración del esfuerzo operacional ruso en el este, a partir del fracaso de Kiev, se pudo conocer al responsable militar de la campaña. Antes no se advertía una conducción integral de la campaña. Parecían tres esfuerzos operacionales no debidamente integrados. Lo que parecía el mejor terreno para las fuerzas blindadas no garantizó rápidos avances. La rápida provisión de artillería por parte de los EE. UU. es una de las razones del empantanamiento ruso en un terreno más favorable.

LAS PERSPECTIVAS DEL CONFLICTO

Ambos bandos se preparan para una guerra prolongada. Los nuevos objetivos estratégicos de Rusia apuntan al control del Donbás, del corredor que une a esa región con Crimea, alcanza Transdnistria y deja a Ucrania sin salida al mar Negro, creando, a su paso, “republicas prorrusas”. Esto es algo que, mirando el desempeño demostrado por las tropas de Ucrania, parece difícil.

Además, debemos tener en cuenta que el riesgo nuclear no es inexistente. Está presente como posibilidad de empleo estratégico o táctico, y, de acuerdo a la doctrina rusa, ello tendría lugar cuando la existencia misma de la patria estuviese en peligro. Solo la conducción rusa puede apreciar tal circunstancia, por lo que el peligro está latente y debería estar presente en la mente y los corazones de los europeos.

"El daño ya causado es enorme. La pérdidas de vidas humanas, los desplazados y los refugiados, sumados a los posibles crímenes de guerra, han generado heridas difíciles de sanar", concluye el autor del texto (AFP)

La degradación del poder de combate y la capacidad para sostener el esfuerzo operacional serán determinantes. El apoyo de la OTAN a Ucrania parece estar asegurado. Por otra parte, Ucrania parecería estar preparada y equipada para la defensa, pero con limitaciones para las operaciones ofensivas. Mientras tanto, Rusia dispone de informes en los que se sostiene que enfrenta dificultades para reponer sistemas de armas sofisticados. La utilización de componentes occidentales en estos presenta una debilidad importante. A partir de las sanciones y las previsiones adoptadas por Occidente para evitar la triangulación, se bloquearía la reposición inmediata de ese material. Sin embargo, dado lo limitado y parcial de la información, sería aventurado en esta etapa hablar de victorias o derrotas.

El daño causado ya es enorme. La pérdida de vidas humanas, la cantidad de desplazados y refugiados, sumados a los posibles crímenes de guerra, han generado heridas difíciles de sanar. Debemos pensar en un escenario en el que el liderazgo de ambas naciones pueda justificar o, al menos, intente explicar a los pueblos ruso y ucraniano que el sacrificio no ha sido en vano. Ese escenario, que se irá configurando conforme evolucione la guerra, será el que dé lugar a las negociaciones de paz. Una paz que es muy difícil de lograr y para la cual la comunidad internacional deberá esforzarse a efectos de controlar sus consecuencias globales.

*El autor del texto es excomandante operacional de las Fuerzas Armadas y miembro de la Fundación Argentina Global.

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