Malvinas, 40 años: cómo nació el proyecto humanitario de identificación de los caídos argentinos en la guerra

“Soldado argentino solo conocido por Dios” rezaba la placa colocada por el entonces capitán inglés Geoffrey Cardozo en las tumbas de los argentinos que no habían podido ser identificados. El argentino Julio Aro, veterano del conflicto del Atlántico Sur, quiso saber sus nombres. Así nació el Plan Humanitario Malvinas, una amistad y la nominación conjunta al premio Nobel de la Paz

El proyecto humanitario tenía como objetivo identificar a los caídos argentinos cuyas cruces, en el cementerio de Darwin, llevaban la placa “Soldado argentino solo conocido por Dios”. (Archivo DEF)

El militar británico Geoffrey Cardozo, quien en 1982 fue el responsable de inhumar a los caídos argentinos tras la guerra de Malvinas, visitó el país para participar del encuentro entre excombatientes del Reino Unido y de la Argentina, organizado por la asociación “Fe del Centurión”. Durante su estadía, participó de una jornada de donación de sangre organizada por la Fundación “No me olvides”, presidida por Julio Aro, veterano del Regimiento de Infantería 6 que combatió en Malvinas.

El posconflicto unió a estos dos soldados con un mismo objetivo: identificar a los caídos argentinos cuyas cruces, en el cementerio de Darwin, llevaban la placa “Soldado argentino solo conocido por Dios”.

Al finalizar la guerra, en el marco del respeto por los caídos como parte del derecho humanitario, Cardozo buscó, entre las pertenencias de nuestros héroes, objetos que permitieran identificarlos. Podían ser desde placas en su uniforme hasta cartas. Sin embargo, más de un centenar de cruces permanecieron sin los nombres de los caídos. No hubo forma de determinar sus identidades. De todas maneras, el británico se había encargado de conservar los restos y llevar un registro del lugar donde cada uno de ellos había sido encontrado.

En el caso del marplatense Julio Aro, lo que lo motivó a buscar la verdadera identidad de sus compañeros fue el dolor de los padres, quienes debían dirigir sus rezos a cruces anónimas.

En Londres, el destino lo cruzó con Cardozo. Así nacieron la fundación “No me olvides”, el Plan Proyecto Humanitario Malvinas y, lo más importante, una amistad que estos dos excombatientes supieron construir. El trabajo y compromiso de ambos los llevó a estar nominados, en 2021, al premio Nobel de la Paz. Aunque, finalmente, no fueron los elegidos, ambos sienten la satisfacción del deber cumplido al ver los rostros de aquellos padres que hoy pueden conocer el lugar exacto donde descansan sus hijos, nuestros héroes.

En 1982, el militar británico Geoffrey Cardozo fue el responsable de inhumar a los caídos argentinos tras la guerra de Malvinas (Fernando Calzada)

UN VÍNCULO MUY PROFUNDO

Durante su reciente estadía en Argentina, el británico Geoffrey Cardozo se reunió con DEF. Desde su llegada, mantuvo una agenda cargada de actividades. Una de ellas fue un encuentro con Julio Aro. Con él, participó de una jornada de donación de sangre y del encuentro entre excombatientes argentinos e ingleses. Cardozo brindó detalles de esa emotiva jornada: “Elegir mi grupo fue interesante. Yo quería uno multifacético, que reuniera a los verdaderos luchadores, pero también personas como la enfermera del buque Uganda o una profesora universitaria, conocida en Inglaterra porque perdió a su tío en Monte Longdon y escribió un libro llamado Nuestros muchachos (Our Boys). En la obra, ella habla de su tío, pero también se refiere a cómo se sintieron sus camaradas después de la batalla. También estaba el obispo castrense con sus capellanes. Fue un grupo fuerte, en el sentido de la paz, la razón y la sabiduría”. Asimismo, Cardozo señala que estas jornadas fueron de introspección, en términos psicológicos y espirituales: “Hablamos de todo, de la familia, de nuestras experiencias en las islas y sobre de la vida en general. Cosas que se hablan entre camaradas”.

Al ser consultado por la relevancia de la tarea que llevó adelante tras finalizar la guerra, vinculada con el armado del Cementerio de Darwin, reconoce: “Yo me sentí un representante de los argentinos. Con mi equipo, tenía una responsabilidad, no solo hacia ellos, sino también hacia sus seres queridos. Fue una misión que emprendimos con determinación y voluntad, siempre con la figura de la madre en nuestros pensamientos”. Cabe destacar que los protocolos eran muy precisos, siempre enmarcados en la Convención de Ginebra.

¿Por qué se colocó la frase “Soldado argentino solo conocido por Dios” en las placas de los soldados que no pudieron ser identificados? La razón, tal como explica Cardozo, se remonta a su abuelo, un combatiente de la Primera Guerra Mundial que, en el año 1915, cayó malherido en la misma batalla en la que murió John Kipling, hijo de Rudyard Kipling, autor del Libro de la selva. “Sabiendo que había perdido a su hijo y que no podían hallarlo, el gobierno pidió a Kipling crear una frase para las cruces de los británicos. En inglés fue ‘Soldier known unto God’. Yo decidí utilizarla, pero lo interesante fue que, al ser traducida, se empleó la palabra ‘solo’ y no es exactamente verdad, porque estas personas también fueron conocidas por otras”, detalla.

Julio Aro, Veterano de guerra de Malvinas, confiesa que lo que lo motivó a buscar la identidad de sus compañeros fue ver el dolor de esos padres que habían perdido a sus hijos en la guerra (Fernando Calzada)

Durante la charla, Cardozo subraya la importancia del paso del tiempo para poder procesar todo lo vivido. Recuerda que, cuando regresó desde las islas hacia el Reino Unido, se sintió satisfecho por haber concretado la misión en el archipiélago. Sin embargo, minutos antes de dormir, un pensamiento lo incomodaba. Se decía a sí mismo: “Geoffrey, no hiciste completamente tu trabajo. Aún hay cruces sin identificar”. Eso hizo que, en términos profesionales, se sintiera mal. Al mismo tiempo, sabía que había confeccionado un informe y que aquel documento era vital para conocer el lugar donde habían sido localizados nuestros caídos y dónde estaban sepultados. “Yo pensaba que, con este informe, mi trabajo podría ser retomado por otros para continuar con la identificación. Entonces continué con mi vida, pensando que ya había hecho mi trabajo para las autoridades”, comenta, no sin antes hacer hincapié en que eso cambió al cruzarse con Julio Aro en el Reino Unido.

LA GÉNESIS DEL PROYECTO

Aro y otros colegas habían viajado para conocer, en la voz de los británicos, las experiencias vinculadas al estrés postraumático. En ese contexto, convocaron a Cardozo como intérprete. “Pude ver en Julio una pena enorme. Cuando hablé con él, me contó que había estado en el cementerio y que había visto las placas que decían ‘Soldado argentino solo conocido por Dios’. Yo me enojé, pensaba que esos chicos ya habían sido identificados. Al volver a mi hogar, me puse a pensar qué podía hacer por ellos. Al día siguiente, le di mi informe a Julio”, relata.

Julio Aro hizo traducir el informe. Así nació la Fundación “No me olvides” y, tiempo después, el Plan Proyecto Humanitario Malvinas. En el trayecto, detalla Geoffrey Cardozo, aparecieron otros actores dispuestos a colaborar, desde familias y periodistas hasta antropólogos. “Soy consciente de nuestro pequeño aporte. Ellos también trabajaron mucho para encontrar a los familiares”, agrega.

El trabajo y el compromiso en Cardozo y Aro los llevó a ambos a estar nominados en 2021 al premio Nóbel de la Paz (Archivo DEF)

Durante esta última estadía en Buenos Aires, Cardozo conoció a Elma Pelozo, la primera de las madres dispuestas a dar su muestra de ADN para que el Plan Proyecto Humanitario Malvinas pudiera iniciarse. “Yo perdí a mi madre hace 10 años; para mí, ella es mi madre argentina”, sostiene, emocionado, Geoffrey. Y agrega: “Se dio un vínculo muy profundo entre las personas. Son cosas de la vida, situaciones tan humanas que no tienen nada que ver con ceremonias”.

Un detalle: Geoffrey llegó a las islas después de la guerra y debió asumir una misión difícil para cualquier ser humano. “Fui un candidato por excelencia al estrés postraumático. Tengo momentos en los que puedo volver a ver algunas cosas en mi cabeza. Pero el sencillo hecho de tener una familia que me ama y un montón de amigos y camaradas con quienes hablar, reír, tomar Malbec o cerveza, hace la diferencia. Tuve esta suerte y creo que esa es la razón por la que no me vi tan afectado”, revela.

Sobre la nominación al premio Nobel, sostiene: “Hay un mensaje muy fuerte de paz y alivio para todos nosotros. Ya recibimos el premio, tanto para mí, como para Julio. Ese premio es el abrazo de una madre. En la vida, no hay recompensa más importante que eso”.

En las placas de los soldados no identificados se colocó la frase "Soldado argentino solo conocido por Dios", en referencia a una frase de Rudyard Kipling (Archivo DEF)

LOS VERDADEROS HÉROES Y SUS FAMILIAS

Por su parte, al ser consultado por DEF con motivo de los 40 años de Malvinas, Julio Aro planteó que, para él, la emoción sigue intacta: “Para nosotros, los sentimientos son siempre los mismos, tanto para los 40 como para los 24 años. Son momentos para recordar, reflexionar y homenajear porque sabemos que los únicos y verdaderos héroes son los que no regresaron. Todo lo que hagamos por ellos es poco”.

Además, Aro insiste en que uno de los mayores compromisos adquiridos fue con las mamás y los papás de nuestros héroes de Malvinas. “Buscamos mejorar la calidad de vida de esos padres cuyos hijos dieron su vida por la Patria. Eso intentamos hacer con la Fundación, ponernos a disposición de ellos”, dice, al tiempo que cuenta que, poco tiempo atrás, debieron comprarle un audífono a una de las mamás que vive en la provincia de Chaco. “Compraríamos lo que fuera necesario, pero creo que el Estado y las provincias tendrían que hacerse cargo. La misma obra social funciona de distinta manera en cada lugar”, lamenta.

“Las considero como mis propias madres. Yo perdí a la mía y, cuando ellas se enteraron, me escribieron diciéndome que ahora tengo muchas mamás del corazón. Lo que nos preocupa es su bienestar y su salud. Colaboramos con mucho placer, como lo hubieran hecho mis amigos de estar en mi lugar. No tengo dudas de que, si a mí me hubiera tocado quedarme, alguno de ellos habría estado al lado de mi vieja, ayudándola”, sintetiza.

Elma Pelozo junto a la tumba de su hijo. Ella fue la primera de las madres en dar su adn para que el plan Proyecto Humanitario Malvinas pudiera iniciarse (Archivo DEF)

Sobre el inicio del Plan Proyecto Humanitario Malvinas, Aro es contundente: “Lo llevamos a cabo a pesar de cientos de palos en la rueda y de barbaridades que se dijeron de nosotros. No se trataba de traer a los hijos, sino de poder identificarlos, porque las mamás lo necesitaban”.

En ese sentido, cuenta la satisfacción que sintió al saber que muchas mamás pudieron conocer la verdad sobre sus hijos. “Pude mirarlas a los ojos y decirles: ‘No te fallamos, vieja, hicimos lo que vos querías’. Sentí la tranquilidad por el trabajo bien realizado. La frutilla del postre fue haber llevado a todos los padres y madres a las islas”, manifiesta.

“La gente siempre estuvo al lado de la causa Malvinas. Lo fundamental, después de tanta desmalvinización, es que hoy tenemos ese respeto y reconocimiento. De todos modos, a 40 años, creo que siguen faltando cosas”, reflexiona el presidente de la Fundación “No me olvides”, un luchador incansable y totalmente comprometido con la causa Malvinas.

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