El mundo de la impresión 3D es diverso. Ya no es posible reducir la actividad a la impresión de mates o productos hogareños. De hecho, cuanto más se bucea en ella, más se encuentra: hay usos industriales, medicinales, ortopédicos y, como siempre que surgen nuevos medios tecnológicos, hay también usos artísticos.
Luciana Salvá y Melisa Baldi integran Del bit al átomo, un estudio creativo que fusiona el lenguaje de las artes visuales y esta tecnología. Las tareas son esencialmente dos: acompañar artistas contemporáneos y fabricar art toys.
“Una cosa es el servicio de impresión 3D, en el que cualquier persona puede tener una necesidad y se diseña, modela e imprime una pieza específica para esa necesidad”, dice a DEF Luciana Salvá, “pero nuestra sociedad y la creación de Del bit al átomo tiene que ver con entender la lógica de un proceso creativo y poner a su servicio todas las ventajas o herramientas para el desarrollo del proyecto artístico”.
IMPRESIÓN 3D: DEL CONCEPTO A LA OBRA
Al estudio de Salvá y Baldi, acuden artistas de distinto tipo. Melisa Baldi, quien además participa de otros proyectos, como wip3d, explica que hay quienes, a partir de una idea inicial, son acompañados en el proceso creativo y se llevan un objeto físico, una pieza que tiene una visualidad y una materialidad.
En nuestro caso, o al menos en mi caso, la impresión 3D es mi servicio base paralelo a Del Bit al átomo –señala Baldi–, donde hago un servicio generalista y materializo muchos proyectos, siempre relacionados al arte, pero también hay piezas generales que pueden ser funcionales. Después, sí, preferimos abarcar piezas de artistas contemporáneos. Los art toys son juguetes artísticos que tienen una data agregada a un juguete normal, porque tienen una historia, son seriados, y pueden ser de muchos materiales, pero nuestra base siempre es la impresión 3D.
-¿Qué significa que los art toys son seriados?
Baldi: Le da un valor agregado que alguien que se compra un art toy se compra la primera o la décima copia: quiere decir que no son piezas eternamente reproducibles, sino que hay pocas personas en el mundo que pueden tenerlas. Hace poco, trabajamos con un artista llamado Tranquilo, por ejemplo, e hicimos una serie de 30 art toys. No se van a volver a reproducir con ese diseño y esos colores. Entonces tiene un valor agregado que lo diferencia del juguete.
-¿Qué posibilidades ofrece la impresión 3D para un artista visual?
Salvá: Son piezas exclusivas, con un desarrollo de serie limitada. Con respecto a lo que comentaba Melisa sobre el diferencial, una cosa es el servicio de impresión: cualquier persona puede tener una inquietud o una necesidad y se diseña, modela e imprime para esa necesidad. Pero nuestro proyecto Del bit al átomo tiene que ver con entender la lógica de un proceso creativo y poner al servicio de ese proceso todas las ventajas que nosotras entendemos que aportan a esto para el desarrollo de un proyecto artístico. Es común que acudan artistas que no tienen muy clara la idea o quieren ver cuáles son las posibilidades, quieren ver que, en esa búsqueda, que a veces es más experimental y otras es más lineal, se puedan explorar las posibilidades. Es algo que requiere de un conocimiento que no todos los artistas tienen para hacer por su cuenta.
-¿Esa búsqueda implica una manera distinta de entender el modelado y la impresión 3D?
Salvá: Sí. A veces son artistas que llegan a una pieza y después la quieren mandar a fundición, o quieren intervenirla de una manera específica, o no la materializan en Argentina y lo hacen en otra parte del mundo, o es una proyección de una idea o un concepto que quieren llevar a diferentes escalas. Cada proyecto tiene una búsqueda especial. A un artista, le puede interesar que a su obra no se le saquen los soportes de impresión por razones estéticas, o una pieza que salió mal impresa, o explotar los layers de impresión, cosa que en general se evita.
Cada caso, entonces, tiene su propia búsqueda. A diferencia de los proyectos industriales, no hay una lógica lineal. Muchos artistas contemporáneos acuden a este tipo de tecnologías por la gama de posibilidades que ofrece. La principal característica es que ellos pueden visualizar de forma virtual lo que se va a materializar, rotarlo, hacer correcciones, y luego pasar a la etapa de impresión. En cambio, en la elaboración tradicional, es difícil ver el resultado previamente. “En el caso de la artista Victoria Papagni, por ejemplo, su obra se basa en el escaneo de su cabeza, un escaneo digital que luego se imprimió en 3D”, señala Melisa Baldi, y agrega: “Si bien a veces los caminos se bifurcan, hay una línea inicial que es concepto-boceto-modelado-materialización y, si es necesario, posproducción”.
EL FUTURO DEL ARTE EN LA IMPRESIÓN 3D Y USOS ALTERNATIVOS
-¿Consideran que ya se explotó todo el potencial que esta tecnología puede darle al arte?
Baldi: Yo creo que está verde. Muchos más artistas van a incursionar en este campo. Ahora no son tantos, y varios desconfían del 3D, quizás porque hay muchas manos y muchos procesos que a veces no son tan artesanales.
Salvá: Todavía es costoso con relación a otros procesos. Hoy, mucha gente tiene una impresora en su casa, es más accesible que hace diez años, pero seguramente a futuro sea más accesible todavía. Hay insumos que son bastante costosos. Hay otra artista que se llama Trinidad Metz Brea, que está trabajando en 3D. Nicanor Aráoz, que es muy reconocido, Leandro Erlich. Es decir, hay varios artistas argentinos trabajando en esto, e internacionales también. Creo que, por la situación nuestra, la importación, etcétera, no es tan accesible como nos gustaría, pero eso no significa que el interés no exista.
En el mundo del arte, la impresión 3D tiene también otros usos. Salvá explica que el estudio participó de otro tipo de procesos, con un equipo interdisciplinar, como el traslado de monumentos. Había que evaluar los cortes necesarios y la logística y cálculos de peso para trasladar los monumentos de Cristóbal Colón y Juana Azurduy. “En ese caso, se hizo un escaneo digital del monumento, se trabajó en la malla poligonal, se imprimió una maqueta y sobre ella se evaluaron los cortes; después intervino otro equipo técnico con el que se calculó el peso de las piezas y la cantidad de cortes necesarios”.
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