El lugar de trabajo no le es ajeno. Cuando era estudiante, Nancy Figueroa ya había hecho sus primeras armas en el área de fabricación de submarinos del exastillero Domecq García. Luego de un intervalo, la ingeniera volvió a la actual Tandanor en 2008. Desde enero de 2015, está a cargo de la Gerencia de Proyectos.
Entrevistada por DEF, se refirió a las responsabilidades que tiene en la empresa y no eludió la discusión sobre el lugar de la mujer en el trabajo y los obstáculos que todavía existen para equiparar sus condiciones a las de los colegas varones; diálogo que cobra especial relevancia si tenemos en cuenta que días atrás se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y que, según cifras de la UNESCO, cerca del 30 % de las niñas y los niños pequeños se consideran hábiles en matemática; cifra que desciende al 20 % en los niños y al 11 % en las niñas cuando rondan los 9 o 10 años, o un dato más contundente aun: de acuerdo a este mismo organismo, solo el 8 % de las alumnas matriculadas en educación superior opta por carreras vinculadas a la ingeniería, la fabricación y la construcción.
-¿Cómo asumió este desafío?
-Desde el área de coordinación de un proyecto, uno tiene que mentalizarse y entender que existen varios sectores que conjugan sus esfuerzos para concretar cada iniciativa. Uno debe comprender que es parte de ese engranaje, de esas piezas que se tienen que ensamblar. Lo tomo con mucha responsabilidad y, a la vez, con alegría porque estamos contribuyendo a la construcción de la Argentina. Nuestro proyecto es netamente argentino.
-¿Qué particularidades tienen los remolcadores que están construyendo?
-La particularidad de este proyecto es que es nuestro propio hijo. La gestación ha sido nuestra, desde el principio hasta el fin. Hay que aclarar que cada proyecto tiene, desde nuestra área, una cantidad limitada de personas que se dedican a la planificación, la gestión de los materiales, el seguimiento, el avance, el contrato, etc. Es decir, todo lo que sería la gestión del proyecto.
SIN GÉNERO NI ESTEREOTIPOS
-La mayoría de tus compañeros son varones. ¿Qué fue lo más difícil?
-Indudablemente, es un desafío más. Es muy sabido que las mujeres tenemos que ir dando pruebas todos los días (o casi todos los días). A pesar de los años de experiencia que tengas, al llegar a un área siempre hay un dejo de duda. Es así; hay que asumirlo y superarlo. Uno tiene que demostrar y hacer.
Cuando las mujeres comenzamos a cumplir objetivos, ahí se empiezan a ver los resultados. Ese es el gran desafío que tenemos. El lugar seguramente cada una de nosotras se lo ganó; muy difícilmente, nos lo estén regalando. Tenemos que dar el mensaje: “Si yo como mujer puedo, cuidado que las otras también pueden”. Debemos empezar a sembrar para dejar la puerta abierta a todas las mujeres que quieran seguir este camino.
-¿Cómo hiciste a lo largo de tu carrera para encontrar un equilibrio entre el trabajo y la familia?
-Creo que la clave es que tu familia entienda que estás trabajando en lo que te gusta, que trabajás también para la familia y que querés lo que hacés. Entonces ellos te apoyan. Y eso vale también para los varones.
-¿Hay cierto estereotipo de la mujer todavía?
-Creo que es a fuerza de consensos que las familias o el entorno fuera del trabajo logran entender lo que estás haciendo. Gracias a Dios, yo tuve éxito. Las mujeres tenemos que entender que el trabajo es algo que queremos hacer, estudiamos para eso, dedicamos buena parte de nuestra vida a eso y tiene que dar sus frutos. Si hay algo que lamento es que se pierda la inteligencia y la creatividad de la mujer, y todo lo que ella conoce y puede desarrollar, por no contar con las posibilidades. Al fin y al cabo, la que no se beneficia es la propia sociedad.
-¿Trabajan más mujeres con vos?
-En el área donde trabajo, como recién se está formando, todavía no hemos logrado incorporar más mujeres. Pero sí hay mujeres trabajando en Tandanor, por ejemplo, en el área de jefes de Buques han quedado chicas más jóvenes, siguiendo el camino, con un trabajo duro arriba del buque. Tienen que venir sábados y domingos, estar arriba del barco. Es duro para todos y ellas lo están haciendo muy bien. En Ingeniería, por ahora soy la única, pero van a ir llegando.
-Quizás a vos te tocó la peor parte generacional y fue más difícil.
-Fue y es difícil. Pero también debe haber sido duro para las mujeres que se recibieron de médicas muchos años atrás. Tan o más duro que la Ingeniería Naval ahora. Yo siento que estoy abriendo un camino en este ámbito. Ojalá otras me sigan.
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