Durante años, pensadores y escritores imaginaron un mundo en el que las guerras fueran menos sangrientas, menos costosas, menos traumáticas. Borges escribió que, para ahorrar, las guerras debían disputarse en un duelo entre los líderes de los países, o incluso en un juego como el ajedrez.
Es difícil imaginar una forma tan pacífica de resolver los problemas territoriales, económicos e ideológicos, pero la inteligencia artificial (IA) permite, al menos, concebir una modalidad de costo humano más bajo. En pleno siglo XXI, como en tantos otros aspectos, la inteligencia artificial puede ahorrar vidas y recursos económicos mediante algoritmos, vehículos inteligentes y sensores.
PUNTO DE INFLEXIÓN: LOS DRONES KAMIKAZES
Hacia fines de 2020, mientras el mundo se consumía por la pandemia, las fuertes tensiones en el Cáucaso derivaron en un enfrentamiento armado. Una mirada rápida haría pensar que simplemente Azerbaiyán y Armenia luchaban por la disputada región de Nagorno-Karabaj, pero quienes prestaron atención se dieron cuenta de que fue un punto de inflexión en el arte de la guerra: el aspecto que supone un cambio de verdad fue la implementación de las municiones de merodeo, también conocidos como drones kamikaze.
No son drones corrientes: los modelos avanzados de municiones que merodean son capaces de un grado de autonomía alto. Una vez lanzadas, las municiones vuelan hasta una zona definida como objetivo, donde “merodean” en busca del blanco, que por lo general es un sistema de defensa aérea. Cuando detectan un objetivo, los drones, que cuentan con una carga de explosivos, vuelan hacia él y se inmolan. De ahí el nombre kamikaze.
Otro punto importante con respecto a los drones se produjo en la guerra civil de Libia, en África, hace apenas unos meses. Un informe encargado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas detalló el proceso por el que un dron sin control humano participó en, al menos, una de las batallas. En el informe, el dron aparece descrito como “un sistema de armas autónomo y letal”, utilizado por el gobierno con sede en Trípoli.
LAS GUERRAS DEL FUTURO: EL USO DE VISIÓN ARTIFICIAL
Otro recurso que ofrecen las nuevas tecnologías es la visión por computadora, también conocida como visión artificial. Se trata de una herramienta que recopila y analiza imágenes del mundo real para luego ser procesadas por un sistema informático, lo que hace posible la distinción de forma automática de los diferentes patrones a través de algoritmos matemáticos. Esto permite una mejor toma de decisiones y la clasificación de imágenes.
Entre las principales aplicaciones concretas, se pueden mencionar: reconocimiento facial, detección de objetos, análisis y peritajes de videos. Además, este tipo de visión tiene funcionamiento 3D, lo que permite simular e imitar la visión humana mediante modelos tridimensionales, ya sea de forma particular a un objeto o una escena específica.
¿VIDEOJUEGOS PARA ENTRENAR ALGORITMOS?
La relación entre videojuegos y algoritmos es frondosa. Pero, para entenderla, hay un dato clave: en febrero de este año, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos voló con éxito un copiloto de IA en un avión espía U-2 en California. Se trata de una proeza, porque es la primera vez que la IA controla un sistema militar de los EE. UU. El copiloto. llamado Artuµ, era un algoritmo µZero desarrollado por DeepMind, diseñado originalmente para jugar al ajedrez y al go.
¿Qué relación tiene Artuµ con los videojuegos? Los juegos como Battlefield son candidatos perfectos para desarrollar un aprendizaje de refuerzo profundo. Se trata del proceso por el cual la IA intuye las reglas, recompensas y penalizaciones de sistemas desconocidos a través de prueba y error a gran escala.
Por ahora, a modo de adelanto, solo diremos que la Fuerza Aérea estadounidense volvió a entrenar este algoritmo comercial para operar el radar del avión espía en menos de cinco semanas.
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