En 2019, un narcosubmarino salió desde Colombia, atravesó el Amazonas y navegó hasta las costas de Galicia. No era una misión más: debía transportar 3000 kg de cocaína, a lo largo de 9000 km. Pero algo salió mal. En un nuevo video de DEF, repasamos el caso de la embarcación que cruzó el Atlántico con un cargamento millonario y falló justo sobre el final.
En los últimos años, se volvió práctica habitual trasladar cargamentos de droga en submarinos para llegar de una costa a otra. El país con más narcosubmarinos detectados es Colombia, y el destino más habitual es Estados Unidos. Por eso, fue una sorpresa cuando se supo que un cargamento había llegado hasta las costas de Galicia, del otro lado del Atlántico.
Cabe recordar que, según datos de la ONU, Estados Unidos es el país que más cocaína consume y Colombia es el país que más cocaína produce: a finales de 2020 existían 143.000 hectáreas de coca cultivada en tierras colombianas.
La embarcación subacuática, de 20 metros de largo, según reconstruyó la Policía española y de acuerdo con la confesión de los tripulantes, zarpó desde algún lugar de Leticia, en el extremo sur de Colombia. Su recorrido fue casi admirable: recorrió durante 3000 km el cauce del río y salió al Atlántico por Macapá, Brasil. De ahí, los esperaban otros 6000 km.
Eran tres tripulantes, dos ecuatorianos y un español que había viajado especialmente para hacer el trabajo. El submarino llevaba en total 20 mil litros de combustible y podía sumergirse 2 metros para evitar los radares de la Armada. Los muchachos dormían en catres sobre los fardos de droga.
UN VIAJE MARCADO POR LOS PROBLEMAS
Gozaron de buen clima hasta llegar a España, en donde aparecieron los problemas. La travesía en total duró 26 días, pero en la décima jornada sufrieron la avería de dos tubos que salen de popa, necesarios para inyectar aire en el motor.
El temor dentro de estos vehículos es tal que los pocos excapitanes entrevistados coinciden en que las condiciones dentro del sumergible son tortuosas, de un calor infernal y con poco oxígeno. Además, no hay espacio ni tiempo para dormir. Según relataron desde la cárcel, los tripulantes de esta embarcación confesaron que el aire del submarino se hizo irrespirable y, a pesar de que uno de ellos era mecánico, no hubo más remedio que abrir la escotilla unas horas por día para ventilar.
Antes de eso, producto de una ola traicionera, se echaron a perder los víveres y agua que iban adosados al casco del submarino y, como si fuese poco, también se les rompió el depósito de aceite.
Hubo un primer intento fallido de acercarse a la costa en Oporto (Portugal). Pasaron varios días esperando coordenadas desde afuera para entregar la mercancía, pero nadie aparecía.
Durante seis días, la embarcación se movió entre Fisterra y Aldán (España) esperando indicaciones. Ante la falta de respuesta, decidieron hundir el submarino y volver más tarde por el paquete. Intentaron escapar nadando con trajes de neopreno en la playa de Hío, perteneciente a Aldán (Cangas de Morrazo).
Sin embargo, en paralelo, la información de que había un submarino con cocaína proveniente de Colombia llegó al Centro español de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) a través del Centro de Análisis Marítimo (MAOC), de la Unión Europea con sede en Lisboa.
EL FINAL: ¿QUIÉN ORGANIZÓ LA TRAVESÍA DEL NARCOSUBMARINO?
Los dos ecuatorianos fueron detenidos en el momento, mientras que el español se escondió en el monte durante cuatro días, período en que llamó pidiendo ayuda a su primo, su tío y un amigo: todos los involucrados fueron detenidos. El submarino fue encontrado en la costa: era una embarcación casera de fibra de carbono con cinco compartimentos y 2000 caballos de fuerza.
Por supuesto, esto no es más que la punta del iceberg. No se sabe qué organizaciones hay detrás ni quiénes financiaron la travesía, aunque se sospecha de los grandes clanes gallegos: el del Burro o el del Pastelero. Solo se llegó a saber que los ecuatorianos podrían haber cobrado por la misión cerca de 90.000 euros, mientras que el español habría embolsado aproximadamente 500.000 euros. Al día de la fecha, la investigación continúa.
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