Los rostros del crimen organizado italiano han cambiado en las últimas dos décadas. La escena hoy no está dominada por los históricos capos mafiosos de la Cosa Nostra siciliana y de la Camorra napolitana. Una organización aún más poderosa asoma en el horizonte: la ‘ndrangheta calabresa. En este informe de DEF en YouTube, te contamos cuáles son sus oscuros negocios y cómo entra América Latina en este juego criminal.
La ‘ndrangheta ha sido calificada por los expertos como el holding criminal más poderoso de Europa y una de las organizaciones delictivas mejor organizadas del planeta. Cuenta con alrededor de 60.000 afiliados, de los cuales 40.000 operan desde la Calabria italiana y los restantes 20.000 integran las 400 células operativas en más de 30 países del mundo.
El instituto italiano Demoskopia calculaba, en 2014, la facturación anual de este grupo en alrededor de 53.000 millones de euros. De ese total, unos 25.000 millones proceden del negocio de la droga, principalmente del tráfico de cocaína desde Sudamérica hacia el mercado europeo. Por su parte, el lavado de los activos procedentes del crimen les reporta anualmente unos 19.500 millones de euros. Otras actividades ilícitas, en las que el grupo está involucrado, incluyen: las extorsiones, la usura, su infiltración en licitaciones y contratos públicos dentro de Italia, el tráfico de armas, la prostitución y la inmigración clandestina.
Una pieza clave en este ajedrez criminal es el acceso de la ‘ndrangheta al estratégico puerto de Gioia Tauro, en la provincia de Reggio Calabria, sobre el mar Tirreno. Ubicado en el centro de las rutas comerciales que atraviesan el Mediterráneo, se trata del primer puerto italiano y el noveno europeo en cuanto a movimiento de contenedores. Hasta allí llega la droga transportada desde Sudamérica: entre 2010 y 2019, se incautaron en esa terminal portuaria unos 14.200 kilos de cocaína.
LA ‘NDRANGHETA Y SUS NEGOCIOS EN LA REGIÓN
Para proveerse de la droga, esta organización ha tejido lazos fundamentales con grupos de narcos latinoamericanos. Desde el cartel de Sinaloa, en México, hasta grupos paramilitares y facciones disidentes de la guerrilla colombiana; pasando por el ascendente Primeiro Comando da Capital (PCC) brasileño, todos ellos tienen a la ‘ndrangheta como socio privilegiado. La dimensión del negocio es enorme y, para entenderlo, basta un simple cálculo matemático: por un kilo de cocaína, se paga a los productores de la región andina entre 1000 y 1500 euros; pero, luego de su fraccionamiento y en el momento de la venta al consumidor final, el precio final de ese mismo kilo llega a costar 200.000 euros en Europa.
La Justicia italiana ha aguzado el ingenio y busca cooperar cada vez más estrechamente con Interpol y sus contrapartes en nuestra región para desmantelar estas redes multimillonarias. En los últimos quince años, una serie de investigaciones y acciones policiales permitieron detectar los mecanismos de colaboración entre grupos colombianos y la ‘ndrangheta. Un ejemplo de ellos fue la operación “Decollo Ter”, que en 2011 permitió demostrar la existencia de una aceitada red de narcotráfico que involucraba a esta mafia italiana y antiguos integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
La pista sudamericana no solo pasa por las redes de tráfico de droga. En septiembre de 2017, fue capturado en Uruguay un personaje clave de la ‘ndrangheta: Rocco Morabito, conocido como el “rey de la droga de Milán” y quien se encontraba prófugo de la Justicia italiana desde 1995. Lo que causó perplejidad en los agentes que llevaron a cabo la operación fue cómo se expuso Morabito luego de 13 años viviendo bajo una identidad falsa en una lujosa propiedad en Punta del Este. El capo mafioso, apodado “U Tamunga”, hizo saltar todas las alertas cuando anotó a su hija en el colegio con su verdadero apellido.
La zaga de Morabito no termina ahí: en junio de 2019, se fugó de la cárcel de Montevideo, donde se encontraba detenido a la espera de su proceso de extradición a Italia. Casi dos años más tarde, en mayo de 2021, volvió a ser capturado cuando se encontraba prófugo en la ciudad de João Pessoa, capital del estado de Paraíba, en el nordeste de Brasil. Ahora se espera que el proceso de extradición se acelere y lo trasladen finalmente a Italia, donde debería purgar una condena de 30 años.
Nuestro país tampoco está exento del accionar de esta mafia italiana. En julio de 2020, en pleno aislamiento social por la pandemia, fueron detenidos en Argentina tres individuos –dos italianos y un argentino– vinculados a esa organización. La operación internacional “Magma”, de la que participaron Interpol y la Policía Federal, incluyó seguimientos y escuchas telefónicas que permitieron desentrañar los vínculos de estos sujetos con Carmelo Agliotti, hombre clave de la organización criminal calabresa en Sudamérica.
Los puertos argentinos son muy permeables y la ‘ndrangheta aprovecha cualquier hueco del sistema para infiltrarse. Así lo demostró el operativo que, en febrero de 2017, desmanteló el envío de “narcolimones” al puerto de Gioia Tauro desde nuestro país. Fueron 55 kilos de cocaína de máxima pureza, camuflados en un contenedor que transportaba un cargamento de jugo de limón que había partido desde nuestro territorio.
Lo que está claro es que la organización, que maneja el 40 % del tráfico de cocaína a nivel mundial, no deja cabos sin atar. Se relaciona con los proveedores de droga, pero también necesita aceitar sus vínculos en los países de tránsito. Por eso, Brasil y Argentina aparecen como dos piezas centrales de esta red narcocriminal, que extiende sus negocios y cuenta con el poder de corromper al sector público y contaminar con su dinero distintos ámbitos de la economía de los países en los que opera.
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