En este momento, hay galpones diseminados en todo el mundo con cientos de computadoras minando bitcoines, la criptomoneda famosa por crear miles de millonarios de la noche a la mañana. La existencia de tales galpones es un recordatorio de que no todo es placer y rentabilidad: muchos ecologistas y figuras de renombre, como Bill Gates, no se cansan de señalar el impacto ambiental inherente a la “fabricación” de bitcoines. En el video de DEF de esta semana, disponible en YouTube, se analiza el fenómeno del bitcoin, que actualmente consume más energía que Argentina, y sus soluciones.
CRIPTOMONEDAS EN POCAS PALABRAS
El bitcoin es una criptomoneda descentralizada, es decir que no tiene respaldo en ningún banco central o gobierno, ni metales como el oro, sino que se sostiene en las bases de datos de los usuarios, dispersa en bloques que se encadenan entre sí. Este conjunto de bloques se llama blockchain. En los hechos, es como un gran libro contable donde se registran todas las transacciones entre usuarios de cualquier parte del mundo. Por eso, el bitcoin no se puede falsificar.
Hay muchas monedas virtuales. Se estima que hay unas 8400, de las cuales el bitcoin es la más famosa. La idea de criptomoneda es polémica: hay quienes sostienen que es una burbuja que tarde o temprano va a explotar, mientras que otros prefieren no escuchar y simplemente se hacen millonarios, como el noruego Kristoffer Koch, que en 2009 gastó USD 27 en bitcoines, y ahora tiene USD 184 millones. Lo único indudable es que las criptomonedas, y el bitcoin en particular, son reales y tienen un efecto en el mundo real.
EL IMPACTO AMBIENTAL DEL BITCOIN
El protocolo de bitcoines establece que todas las transacciones deben registrarse y validarse en ese gran libro contable, la blockchain. Y quienes validan y registran esas transacciones son los mineros, las potentes y laboriosas computadoras dispersas en galpones de todo el mundo. Un minero, entonces es quien registra y valida los datos, pero para eso tiene que resolver un problema matemático. Si lo logra, cobra una recompensa.
Lo que sigue es la ecuación clásica: cuanto más alto sea el valor del bitcoin, más dinero va a recibir el minero. Y, por lo tanto, más plata está dispuesto a invertir en hardware para resolver el problema matemático y más computadoras va a tener en el galpón. Computadoras que, además, necesitan un buen sistema de refrigeración para no recalentarse.
Según la Universidad de Cambridge, que presentó el Índice de Consumo de Electricidad de Cambridge Bitcoin, CBECI por sus siglas en inglés, el bitcoin consume 121,36 TWh, mientras que el consumo de la Argentina es de 121 TWh, lo que la ubica en el puesto 31.° del ranking mundial de utilización de la energía. El primer puesto en el listado lo tiene China con 5564 TWh. Sigue Estados Unidos con 3902 Twh.
Como la energía eléctrica es cara, las empresas que persiguen la rentabilidad con minería de bitcoines tienen preferencia por los países donde la energía es más barata. Esto explica la profusión de granjas de bitcoines en Islandia y en Kuwait. Irán también es un lugar frecuente, porque la energía está subsidiada por el Estado, pero tanta actividad energética trae apagones, un consumo desmedido de combustibles fósiles y emisiones de CO2 en grandes cantidades.
¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN PARA FRENAR EL PROBLEMA DEL BITCOIN?
Según un artículo de Harvard Business Review, una solución podría ser un incentivo para que los mineros utilicen energía solar u otras fuentes de energía renovable. Por ejemplo, Genesis Mining, empresa con sede en Islandia, utiliza energía 100 por ciento renovable y se encuentra entre los mayores mineros del mundo.
Pero la mejor solución viene de la misma tecnología cripto. Entre otras mencionadas en el video de DEF, se encuentra SolarCoin (SLR). Se trata de una criptomoneda creada en 2014 con el objetivo de migrar hacia el uso definitivo de energías limpias y renovables, que premia a los productores de energía solar. En este caso, la blockchain registra la cantidad de energía producida por los usuarios. Tras obtener la autorización, se recibe un crédito digital (una SolarCoin) por cada megavatio-hora (MWh) producido.
El mundo cripto recién comienza: es esperable que, si genera problemas, por su esencia descentralizada y la constante aparición de versiones novedosas y diversas, encuentre su solución.
El informe completo está disponible en el video de DEF de esta semana.
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