A fines de abril, INVAP anunció la firma de un contrato con la empresa responsable de brindar el equipamiento aeroportuario para el Ministerio Federal de Aviación de Nigeria, Jampur Internacional FZE (de Emiratos Árabes Unidos), para la provisión de dos radares primarios 3D móviles de uso civil para ser emplazados en Nigeria.
Según los responsables de la firma local, la exportación de radares a un nuevo mercado en el continente africano le permitirá seguir desarrollándose como “proveedor de tecnología radar en el ámbito internacional”, además de consolidarla como empresa referente en el mercado de sistemas de misión crítica para todo uso.
“HICIMOS UN CAMINO QUE SE CORONA CON ESTA EXPORTACIÓN”
Para conocer los detalles de la exportación y la experiencia de INVAP en el tema, DEF pudo dialogar con los ingenieros Darío Giussi, gerente del área de Gobierno, Seguridad y Defensa, y Juan Pablo Brioni, subgerente comercial de la firma argentina.
“La tecnología de radar es dual, pero de origen militar. Es una tecnología muy sensible, hoy extremadamente compleja en términos de los conocimientos y de las disciplinas que involucra: electrónica avanzada, sistemas de radiofrecuencia y procesamiento de señal, y muchísimo software”, dice Giussi.
“En este tiempo, el desafío ha sido el desarrollo de la tecnología en un país que no se caracterizaba por ser ni generador de esta tecnología, salvo excepciones, ni gran consumidor de radares. Con la Fuerza Aérea Argentina, que tenía una experiencia importante, desarrollamos esa capacidad e hicimos un camino que se corona con esta exportación”, explica Giussi sobre estos equipos que combinan fuertemente hardware y software.
Para llegar a la realidad actual, la radarización en el país debió atravesar varias etapas. El fenómeno, que comenzó en la década del cincuenta, tuvo un momento crítico en los noventa. Los expertos señalan que, durante aquellos años, no solo existió un problema con las licitaciones (que nunca llegaban a concretarse, ya sea porque las firmas participantes se impugnaban o por problemas con los presupuestos que se manejaban), sino que, además, con el paso del tiempo, los radares comenzaron a quedar obsoletos. Sin embargo, la radarización del espacio aéreo cobraría un fuerte impulso partir de los años 2003 y 2004.
“Veníamos trabajando nativamente en reactores de investigación y producción de radioisótopos, con los reactores nucleares, plantas industriales y, en los últimos años de esa época, había incursionado en el tema espacial”, describe Brioni.
LA EVOLUCIÓN DE LOS RADARES
En el año 2004, se publicó el Decreto 1407, firmado por el expresidente Néstor Kirchner. Ante las limitaciones de los sistemas de detección (radares de Tránsito Aéreo) que se encontraban en funcionamiento, la resolución propuso la creación de un Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial (SINVYCA) para contribuir a salvaguardar los intereses nacionales. Cabe destacar que el decreto otorgó el paraguas institucional al rol y a los desarrollos de INVAP en lo que respecta a la producción de este tipo de tecnología.
Para empezar, la firma desarrolló el primer radar secundario, que es el cooperativo. En ese sentido, vale recordar que, en marzo de este año, el Presidente de la Nación, Alberto Fernández, y el Ministro de Defensa, Agustín Rossi, visitaron la firma y participaron de la firma del convenio por una provisión de radares 3D (RPA-200) para el Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial (SINVICA).
Además, la empresa también desarrolló una serie de radares meteorológicos, trabajos para el Ejército Argentino y pudo desarrollar un radar secundario para el rompehielos Almirante Irízar. “Inicialmente, estábamos integrados con el área espacial. A medida que se fue desarrollando la actividad, y fuimos teniendo más volumen de facturación y de demanda de personal, se abrió un área nueva y nos diferenciamos”, explica Giussi.
EL IMPACTO DE LOS RADARES EN LA ECONOMÍA LOCAL
Los radares que fabrica INVAP son realizados en la ciudad de Bariloche. Allí se lleva adelante el ciclo completo. “Obviamente, los componentes electrónicos no se hacen acá, se adquieren. Pero todo lo que es placa, software, entrenamiento del cliente en fábrica o mantenimiento se hace desde Bariloche. Además, trabajamos con un montón de pymes que, de alguna manera, nos dan soporte en distintas áreas. Con lo cual, es trabajo para muchas otras personas”, reconoce Brioni. Un dato: del total del valor por el que se contrata a INVAP, el 50 por ciento representa mano de obra de la empresa y el otro 50 por ciento se ve reflejado en la mano de obra de todo un ecosistema ajeno a la firma.
“Creo que hay un consenso importante de que INVAP es una empresa estratégica para Argentina”, dice Darío Giussi y agrega, con respecto a los radares que llevan adelante: “Es un trabajo hecho con mucha pasión. Como empresa, en general, somos reconocidos por la buena calidad de nuestra tecnología”.
TRABAJO EN EQUIPO
“INVAP tiene una estructura matricial. Hay distintas gerencias y proyectos. El equipo es grande, varía de acuerdo con los proyectos. Incluso, en el caso de la F. AA., hemos tenido la experiencia de contar con personal de la Fuerza residiendo en Bariloche. Entonces, cuando ese radar se entrega, conocen al detalle cómo es y cómo se mantiene al equipo”, describe Juan Pablo.
¿Es difícil encontrar personal capacitado para trabajar en este tipo de tecnología? “A lo largo del tiempo, han existido dificultades para conseguir distintas especialidades. Hoy es difícil, por ejemplo, en software por una cuestión de de la dinámica de la pandemia. En general, tenemos de todas las especialidades. Muchos de los que trabajan son ingenieros, técnicos…personas que se reciben, entran a trabajar y todo el proceso de formación lo hacen dentro de la empresa”, responde Brioni y Giussi agrega: “Nosotros apuntamos a hacer formación de talentos jóvenes en la empresa. Lo hacemos desde las universidades, buscamos salir un poco del mercado que está con valores difícilmente equiparables porque se han globalizado”.
LA PRIMERA EXPORTACIÓN DE RADARES
La oportunidad de llevar los radares de INVAP al exterior es reciente. ”En este caso puntual, es la primera exportación de radares. En el largo plazo, tenemos expectativas. Esto sin duda nos va a abrir puertas. Debería, COVID-19 mediante, haber otras posibles exportaciones queque en el corto plazo vamos a lograr concretar”, afirma Brioni.
Otro factor importante en estos productos, explica Giussi, es que no solo buscan satisfacer con sus soluciones las necesidades que tienen los distintos clientes sino que la oferta, si así lo desean, incluye la posibilidad de llevar adelante transferencia de conocimiento, coproducción o desarrollos conjuntos como complemento: “Muchos países, y esto le ha pasado a la Argentina, están un poco cansados de comprar soluciones cerradas en las que, después, cualquier modificación representa una inversión enorme y, además, no tienen soberanía sobre eso, no tienen control. Vemos que hay una demanda de esto”.
“TE LLENA DE ORGULLO TRABAJAR EN ESTOS PROYECTOS IMPORTANTES PARA EL PAÍS”
“La verdad es que para mí es un placer y un orgullo, nos pasa a muchos de los que trabajamos acá. Yo hace más de 20 años que trabajo en INVAP. Primero, está buenísimo poder hacer cosas que el país necesita y, después, la soberanía que eso genera y poder exportar esa solución. Te llena de orgullo trabajar en estos proyectos que son importantes para el país, ya sea en radarización, en Arsat…el ambiente de trabajo es muy bueno”, reconoce Juan Pablo, quien también recuerda que el ex gerente general y cofundador de INVAP—fallecido el año pasado– Héctor “Cacho” Otheguy solía destacar el uso inteligente del poder de compra por parte del Estado. Para él, recuerda Brioni, todos los Estados necesitan comprar cosas, y es sumamente positivo, cuando deciden invertir adentro y generar una capacidad, fenómeno que se produjo cuando tomaron la decisión de hacer el reactor. Hoy, a más de 40 años, INVAP no solo creció, sino que también concretó varias exportaciones.
Sobre esto último, Darío es contundente: “INVAP es un caso de éxito. A nivel personal, nos da mucho orgullo y satisfacción cuando se cumplen las metas. Muchas veces es duro porque los mercados tecnológicos no son fáciles. Pero, finalmente, uno tiene una gran satisfacción cuando resuelve necesidades del país, cuando se logra generar trabajo genuino, desarrollar conocimiento y, básicamente, desarrollar soberanía. Además, está bueno destacar las cosas que se pueden lograr cuando un modelo tiene continuidad”.
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