Como sucede todos los inviernos, con la llegada del frío aumenta la demanda de gas. Con los problemas locales para lograr autoabastecimiento y el cuello de botella del sistema de transporte desde los yacimientos hasta los centros de consumo, la gran incógnita es saber si Argentina contará con el gas suficiente para hacer frente al periodo invernal.
En la actualidad, dado el carácter ininterrumpido del suministro a los hogares, la mayor preocupación tiene que ver con el hecho de poder abastecer la demanda energética de las industrias y buena parte de la generación eléctrica del país. En un nuevo video de YouTube, DEF intenta responder a las preguntas que están detrás de un insumo clave para el desarrollo del país.
GAS NACIONAL: AUGE, ASCENSO Y CAÍDA
En los últimos años, Vaca Muerta se convirtió en uno de los sinónimos de recursos en materia de gas y petróleo. Sin embargo, la irrupción masiva del gas en la matriz energética argentina se remonta a la década del 70: en 1977, se produjo el hallazgo de Loma La Lata, en la provincia de Neuquén, que triplicó las reservas probadas del país. Por aquellos años, el gas natural llegó a representar un porcentaje de consumo total que está entre los más altos del mundo, duplicó el promedio mundial de participación dentro del balance energético nacional.
Cabe destacar que, además del consumo domiciliario, de comercios e industrias, Argentina es, a partir de la década del 80, pionera en el desarrollo del gas natural comprimido (GNC) para su uso vehicular. Hoy, el GNL representa el combustible que utiliza alrededor del 12 por ciento del parque automotor y absorbe alrededor del 6 por ciento de la demanda local de gas natural.
Además, durante los 90, hubo una participación cada vez mayor del gas natural en la producción de energía eléctrica. Hoy, las centrales termoeléctricas representan más del 60 por ciento de la producción eléctrica de nuestro país, en comparación Al 30 por ciento que representa la hidroelectricidad, el 5 por ciento que representa la energía nuclear y el porcentaje restante representado por energías renovables.
En esa misma década, con la desregulación del sector energético, se construyeron gasoductos de exportación, principalmente a Chile, aunque también a Brasil y Uruguay. El problema fue que la inversión en desarrollo de nuevas reservas no acompañó el ritmo de la producción y, con el crecimiento de la economía posterior a la crisis de 2001/2002 empezó a faltar gas. Por ese motivo, se cortaron las exportaciones y Argentina debió empezar a importar energía.
LA PROMESA DE VACA MUERTA Y EL SUEÑO DEL AUTOABASTECIMIENTO
Para poder controlar el problema del faltante de energía local, desde 2010, se hizo imprescindible contar con dos importantes fuentes de energía: el gas proveniente de Bolivia –el cual no es suficiente para satisfacer los picos de demanda– y el gas natural licuado (GNL) importado y regasificado en las terminales de Bahía Blanca y Escobar, inauguradas en 2008 y 2011, respectivamente.
Sin embargo, cuando parecía que el país estaba condenado a una balanza comercial energética negativa, soplaron nuevos vientos desde la Patagonia y apareció Vaca Muerta: un potente reservorio no convencional, a más de 2000 metros de profundidad, en el subsuelo de la provincia de Neuquén, del cual se extraen petróleo y gas.
Ahora bien, ¿es Vaca Muerta la clave para resolver los problemas nacionales de base en materia de energía? Respecto a este último punto, la respuesta no es tan fácil, porque, por un lado, el país cuenta con los recursos y las reservas probadas; pero, por otro, no consigue hacerse de los incentivos para explotar estos yacimientos con precios atractivos para otros actores, además de la estatal YPF.
“Vaca Muerta requiere de inversiones masivas y continuas durante un largo periodo de tiempo, y la situación macroeconómica actual de la Argentina no permitiría desarrollar esos recursos en todo su potencial hasta tanto no se acceda a fondos de inversiones directas o créditos internacionales a tasas competitivas”, apuntó el ingeniero Gerardo Rabinovich, vicepresidente del Instituto Argentino de la Energía (IAE) General Mosconi.
¿VA A HABER GAS EN ESTE INVIERNO?
Para el Gobierno, el abastecimiento del mercado local está garantizado. Pero no va a ser gratis: la Secretaría de Energía estimó que, para el periodo invernal de mayo a septiembre próximo, la demanda de gas alcanzará los 22.466 millones de metros cúbicos (MMm3), es decir unos 150 millones de MMm3 diarios en estos próximos cinco meses. El Gobierno estima que será necesario importar el 26 por ciento, que vendrá de Bolivia y de los barcos metaneros, que transportan el GNL, posteriormente regasificado en Escobar y Bahía Blanca-.
Sin embargo, para los expertos, la situación no es tan clara. Rabinovich advierte que “de acuerdo con las condiciones climáticas y la actividad económica, van a faltar entre 50 y 60 millones de metros cúbicos (MMm3) diarios, que deberán importarse”. El ingeniero recuerda que ya se han licitado los cargamentos de GNL y se ha pedido a Bolivia que incremente sus exportaciones de gas hacia nuestro país. Sin embargo, aclara, “el abastecimiento para este invierno va a estar bastante complicado”.
* Para saber más sobre este y otros temas, visite el canal de YouTube de DEF.
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