El azar o el destino quiso que estuviera presente en el lugar justo en el momento indicado. El elegido fue Rafael Wollmann, quien había llegado pocos días antes a las islas y pudo capturar con su cámara Nikon F2AS las instancias cruciales de lo ocurrido el 2 de abril de 1982. Las imágenes que tomó en Puerto Argentino quedaron plasmadas en las portadas de los principales medios de prensa nacionales e internacionales.
Tal como señaló a DEF en la entrevista realizada para la producción audiovisual “Mensajes de Malvinas”, su llegada al archipiélago obedeció a un proyecto periodístico. “En diciembre de 1981, comenzaron las negociaciones por Malvinas. Ahí se me ocurrió que sería una buena nota hacer un reportaje sobre quiénes eran y cómo vivían los kelpers”, recordó. Sus primeras fotos de las islas muestran “la vida cotidiana de lo que era un pueblito pintoresco en 1982, donde uno podía ver, por ejemplo, un chico con dos gallinas caminando por la calle”.
El plan inicial era regresar a Buenos Aires el 30 de marzo de 1982. “Como estaban las cosas un poco raras, decidí quedarme una semana más”, explicó. La noche del 1º de abril, escuchó que el gobernador Rex Hunt anunciaba una inminente invasión argentina. Los trabajadores argentinos de YPF y Gas del Estado fueron trasladados a la sede de la Municipalidad, o Town Hall, en inglés. A Rafael, sin embargo, las autoridades isleñas le respetaron su estatus de periodista, aunque le advirtieron que no caminara por las calles de la ciudad porque “los marines tenían orden de tirar a matar”.
UNA JORNADA HISTÓRICA
En la madrugada del 2 de abril, Wollmann comenzó escuchar gritos, primero solo en inglés y luego también en castellano. “Ahí supimos que estaban entrando las tropas argentinas, hubo un tiroteo y explosiones de granadas”, rememoró. Fiel a su instinto, tomó sus dos cámaras, una con rollo color y otra blanco y negro, y se dirigió al terreno. “En ese momento, yo no pensaba, solo fotografiaba”, sintetizó. Así fue como obtuvo la imagen de los marines con los brazos en alto, en señal de rendición, y una foto del gobernador Hunt, vestido con uniforme de gala, ya relevado de su cargo en la administración isleña.
Al mediodía del día siguiente, arribó a las islas un vuelo de la Fuerza Aérea con un grupo de reporteros gráficos. “Como ya hablaba porteño básico y tenía de casualidad una remera verde militar, pasaba desapercibido y muchos pensaban que había venido en los barcos”, puntualizó. En esos instantes, todavía no había tomado conciencia del impacto que tendrían sus imágenes. Recién cuando regresó al continente, cayó en la cuenta de la voracidad de los medios de prensa por las fotos y la información de lo que sucedía en Malvinas.
¿Cómo llegaron esas fotos en 1982 a los medios gráficos? No eran épocas de Internet ni de smartphones. Para transportar al personal de prensa, Editorial Atlántida puso a disposición un avión desde Comodoro Rivadavia hacia Buenos Aires. “Llegamos a Buenos Aires, revelaron las fotos en color y en blanco y negro, hicieron duplicados y, a las cinco de la tarde, esas fotos salieron para Europa”, agregó Wollmann. Todo ese material forma parte del libro Malvinas, un reportaje visual, editado en 2007 por TAEDA.
MALVINAS, TREINTA AÑOS DESPUÉS
Tres décadas después de aquellos sucesos, en abril de 2012, Wollmann volvió a las islas con sus cámaras, como enviado especial de la revista DEF. ¿Qué encontró en esas recónditas tierras, que apenas 30 años antes habían vivido el drama de la guerra? “Ellos siguen para adelante, como si el conflicto con Argentina no existiera, si bien hablan de él todo el tiempo y les afecta”, escribía en la edición 79 de nuestra publicación.
Su mayor emoción fue durante la visita al cementerio, donde yacen los cuerpos de los soldados argentinos caídos en combate. Así lo recordaba en nuestras páginas: “Hay lápidas de mármol con los nombres de todos los argentinos grabados, la Virgen, una gran cruz que domina todo y las tumbas individuales con los nombres tallados. Algunas dicen la frase ‘Soldado argentino solo conocido por Dios’, todo con mayúsculas. Un gran placa dice ‘El pueblo de la Nación Argentina, en memoria de los soldados argentinos caídos en acción en 1982’, firmado abajo por la Comisión de Familiares Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur”.
En Goose Green –”Pradera del Ganso”, en castellano–, mientras observaba ese paisaje con “costas sinuosas, mezcla de piedra con turba en el terreno, pasos y vegetación” similar al de la Patagonia, Wollmann reflexionó: “Se veía todo tan desolado, tan desértico, solo algunas aves y el viento, y pensaba en los combates y toda la acción que tuvo lugar precisamente ahí”.
“Si bien para los chicos es historia, ya que varias generaciones actuales no habían nacido en esa época, es historia muy reciente, que duele y encuentra a la mayoría de sus protagonistas vivos para recordarla y contarla”, escribió. Justamente Rafael, también él, un protagonista de aquella histórica madrugada del 2 de abril de 1982.
* Esta nota fue escrita por un periodista de la redacción de DEF.
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