En una visita de dos jornadas al organismo militar de los Estados Unidos encargado de América Central, el Caribe y Sudamérica, DEF conoció por dentro el funcionamiento de uno de los actores clave en la dinámica política y social de la Región
La sede del Comando Sur de los Estados Unidos (USSOUTHCOM, por su siglas en inglés) está en el corazón de la ciudad de Doral, dentro del condado de Miami-Dade, Florida. Más allá de los carteles de "zona militar" y de los rigurosos check-points de entrada, los dos edificios que componen este complejo no dan indicios de la importante misión que cumplen en el sistema de Defensa estadounidense.
El USSOUTHCOM, o SouthCom, es uno de los diez Comandos de Combate (COCOM) del Departamento de Defensa (Pentágono). En su caso, el Comando Sur tiene como área de influencia América Central, América del Sur y el Caribe.
No es la primera vez que DEF visita las instalaciones del Comando Sur, pero desde la última oportunidad –en 2009–, el mundo y la región cambiaron sustancialmente. En aquel entonces, Hugo Chávez gobernaba Venezuela con un poder férreo y sin resistencias, el cartel de Sinaloa y la banda de los Zetas eran los líderes indiscutidos del narcotráfico en México, y China iniciaba su desembarco comercial en América Latina. Hoy, el estallido venezolano generó una crisis humanitaria en varios países de América del Sur, los grandes carteles mexicanos se atomizaron, y China ya tiene poderosos lazos con los países de la región, incluso una presunta base militar en la Patagonia.
En este nuevo escenario, DEF tuvo la oportunidad de pasar dos jornadas en las instalaciones del Comando, donde dialogó con responsables de las distintas áreas para conocer al detalle su labor, entrevistamos al almirante Kurt Tidd –el entonces jefe del Comando– y pudo acceder a donde ningún otro medio argentino pudo: el Centro de Comando y Control desde donde se monitorean todas las actividades desplegadas en la Región.
Con mirada al Sur
En Argentina no hay un equivalente al USSOUTHCOM. Para empezar, es un Comando unificado, de manera que allí convergen las cuatro Fuerzas Armadas estadounidenses (Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Cuerpo de Marines). Además, también reportan al Comando Sur tres Fuerzas de Tareas (Task Forces). La primera, la Fuerza de Tarea Conjunta Interagencial Sur (JIATF-S, por sus siglas en inglés), con base en Key West, Florida, tiene como misión detectar y monitorear el tráfico ilícito en el espacio aéreo y marítimo. Por su parte, la Fuerza de Tarea Conjunta Guantánamo, enclavada en la homónima base ubicada en la isla de Cuba, que tiene en custodia a los 40 terroristas relacionados con los atentados del 11 de septiembre que aún están encarcelados. Finalmente, la más antigua y con despliegue más lejano, la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo, está en la Base Soto Cano, en Honduras, y se encuentra enfocada en el despliegue y ayuda ante catástrofes naturales.
En el Comando en sí trabajan unas 450 personas, apoyadas por un número similar de personal de inteligencia. O sea, alrededor de 1.000 personas. Más allá de eso, en cualquier momento que se necesite, cuentan con 6.000 personas del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, el Cuerpo de Marines y la Guardia Costera que trabajan directamente con las naciones socias o con alguna de las 21 oficinas de Cooperación de Seguridad emplazadas en las embajadas a lo largo de la Región.
El SouthCom está actualmente bajo el comando del almirante Craig S. Faller, quien tiene dos segundos comandantes, uno de carácter militar, el teniente general Michael Plehn, y otro civil, la embajadora Liliana Ayalde. Esta última supervisa la oficina de derechos humanos, la de asuntos públicos y la de comunicación estratégica.
Además, como otra particularidad, si bien la organización responde a una típica estructura de comando conjunto, con jefaturas del uno al ocho, también cuenta, en ese nivel del organigrama, con un brigadier general colombiano, Juan Pablo Forero, como director de Ejercicios y Asuntos de Coalición. "Esto ayuda al Comando a tener la perspectiva de un socio clave en la Región", explicó José Ruiz, encargado de prensa del SouthCom. Además, cuenta con oficinas de enlace de Brasil, Chile, Canadá, Colombia, Perú, Reino Unido, Paraguay, Argentina y Francia, y 28 representantes full time de diferentes agencias y oficinas del Estado.
Construir puentes
Además de su misión eminentemente militar con proyección en la región, el Comando Sur tiene injerencia en 31 países. Es responsable de proveer planes de contingencia, operaciones y cooperación en seguridad en las áreas de responsabilidad asignadas (con excepción de los protectorados, territorios y posesiones estadounidenses). También se ocupa de proteger a los componentes de las fuerzas militares de los Estados Unidos en esos territorios, y tiene a su cargo asegurar la defensa del Canal de Panamá.
Pero en lo que coinciden y se encargan de enfatizar todos los entrevistados es en la misión de "construir puentes" o "cimentar relaciones" con el resto de los países. O sea, la concepción de este instrumento militar apunta a la integración más que a la segregación. Muestra de ello son programas, como el de Educación y Capacitación Militar Internacional (IMET, por sus siglas en inglés), mediante el cual han realizado programas de estudio en los EEUU, no solo personalidades del mundo militar, como el teniente general Bari del Valle Sosa (actual Jefe del Estado Mayor Conjunto de Argentina), sino del ámbito político, como la ex presidente de Chile, Michelle Bachellet. En ese programa, se invierten 13 millones de dólares al año.
El Comando Sur también cuenta con convenios con universidades, empresas del sector privado y ONG para mantener el vínculo y estar continuamente actualizado. "No queremos esperar a conocernos en tiempos de crisis, sino ya estar conectados desde antes", graficó Paul Murray, encargado del área de convenios con estas entidades.
Otro caso son los ejercicios militares que se organizan periódicamente con distintos países. Entre ellos, se pueden citar el UNITAS, el UNITAS Amphibious, el PANAMAX, ejercicios con Fuerzas Especiales y ejercicios con Fuerzas Humanitarias.
Tal vez uno de los casos más emblemáticos sea el del buque hospital USS Comfort, que, organizado por el Comando Sur, es desplegado para atender crisis sanitarias de diversa índole. Este año se encuentra desplegado, por sexta vez, recorriendo la costa del Pacífico, desde Perú hacia el norte del continente. Desde su primera misión, en 2007, ha tratado a 390.00 pacientes y ha realizado unas 5.000 cirugías. Intervino en desastres naturales, como el terremoto de Haití en 2010 o el huracán María en 2017, en Puerto Rico. En cada misión, trabajan en el buque no solo médicos estadounidenses, sino también profesionales locales, con quienes intercambian sus experiencias. Los Cascos Blancos argentinos han integrado las misiones.
Contra las redes de ilícitos
El combate a las redes criminales es uno de los objetivos del Comando Sur y se canaliza a través de la anteriormente mencionada JIATF-S. Se podría decir que esta fuerza de tarea conjunta es hija del boom del narcotráfico de fines de los '70 y principios de los '80, la consolidación de los carteles colombianos y el auge de la cocaína. Aquel escenario llevó al gobierno estadounidense a crear la Fuerza de Tarea Conjunta 4, primariamente, enfocada de manera exclusiva en el combate a las drogas. Más tarde, en 1994, el presidente Bill Clinton reorganizó estos organismos y les dio el carácter interagencial que poseen hoy en día. Así nació la JIATF-S, que terminó consolidándose en su actual ubicación a finales de la década del '90.
El área de trabajo de la JIATF-S es de 42 millones de millas cuadradas, por lo que excede el ámbito de acción del Comando Sur propiamente dicho. Su campo abarca en parte el territorio del Comando Indo-Pacífico, parte del Comando Norte, y limita asimismo con el Comando África y el Europeo. Esta fuerza especial nuclea a representantes de todas las agencias federales de los EE. UU., de todas las FF. AA. (incluyendo a la Guardia Costera) y de 20 países socios, entre los que se encuentra Argentina.
"Vivimos y trabajamos juntos", cuenta a DEF el teniente coronel Andrew Ajamian, jefe del Grupo de Iniciativas Estratégicas de la JIATF-S. De esta forma, el organismo fomenta el intercambio de información sobre posibles amenazas y redes de contrabando que operan en el área.
"Si el representante de Chile tiene que hablar con el de Argentina –ejemplifica Ajamian–, cruza el pasillo, no tiene que entrar en un circuito burocrático de embajadas y autorizaciones". De hecho, en la JIATF-S ocurre algo muy curioso: cuenta con representantes de países con los que los EEUU no tienen buena relación diplomática, pero el intercambio en estos temas continúa. "Un ejemplo fue Ecuador. No había embajada pero sí representante en la JIATF-S", grafica el teniente coronel.
La JIATF-S opera de la siguiente forma: recibe información de diferentes agencias u organismos. "Hay tantas amenazas que todos los días tenemos una reunión para establecer prioridades", confiesa Ajamian. Cuando se detectan los blancos, los encuentran y los monitorean. En ese punto, entregan el caso a la agencia policial o de aplicación de la ley pertinente.
"Es importante entender que la JIATF-S no es una agencia policial, sino una unidad del Departamento de Defensa, por lo que no tenemos autoridad para hacer cumplir la ley", aclara el teniente coronel Ajamian. De la misma forma que en Argentina las FFAA no pueden intervenir en temas de seguridad interior, como es el contrabando o el narcotráfico. Pero sí pueden compartir información. "Nuestro trabajo termina cuando se lo entregamos a las Fuerzas de Seguridad. El arresto y la recolección de las pruebas les corresponde a ellos. Luego entra en el sistema judicial, ya sea de los EEU o de los estados socios. Y empieza de nuevo el proceso con información renovada", resume el jefe del Grupo de Iniciativas Estratégicas de la JIATF-S.
La información se comparte con los pares de la Región a través de un sistema desclasificado (CSII) que está basado en la web y no necesita un equipamiento especial. Pero también suele suceder que se compartan los datos por fuera del sistema de computación. Según explicó Ajamian a DEF, se transmite una coordenada o un cuadrante de un mapa donde hay alta probabilidad de encontrar una actividad ilícita. A partir de ahí, ya depende de la capacidad de respuesta de cada país en el que dicha actividad se encuentre.
Desde 2012, la JIATF-S puso en marcha la operación "Martillo", con la idea de empujar a los narcotraficantes mar adentro. En ese entonces, un 80 % del tráfico era por mar; y el restante, por vía aérea. Con el trabajo en torno a la operación "Martillo", el tráfico aéreo se redujo dramáticamente y, en 2017, el contrabando pasó a ser un 98% por vía marítima. "Es un gran éxito –dice Ajamian–, mientras más se las controla y persigue, las embarcaciones tienen que irse cada vez más mar adentro hasta que ya no les queda otra que volver a la costa".
La cocaína no es el único bien que se traslada ilegalmente, pero probablemente sea el más rentable. "Lo que perseguimos, en el fondo, es afectar a las redes de contrabando", subraya Ajamian.
Si se comparan las incautaciones que se hacen con información y seguimiento de la JIATF-S en origen con las que se hacen en destino, por ejemplo en EEUU los números son menores, pero eso es porque a la droga, a medida que avanza en su ruta, se la va fraccionando. Además, es mucho más costoso incautarla una vez ya fraccionada, por los recursos que conlleva esta operación. De ahí la importancia del trabajo de la JIATF-S.
En el peor momento
Otro de los programas del Comando Sur que ha adquirido mayor desarrollo es el Programa de Asistencia Humanitaria. Se focaliza, principalmente, en el apoyo a países aliados para fortalecer su preparación frente a catástrofes naturales, ya sea terremotos, erupciones volcánicas, huracanes o cualquier otro tipo de desastres naturales.
"Mantenemos un activo apoyo a nuestros aliados de Sudamérica, Centroamérica y el Caribe", dijo a DEF William Clark, responsable del programa. "La asistencia que les brindamos está centrada en tres categorías diferentes: infraestructura (con centros de operaciones para hacer frente a emergencias); entrenamiento a personal encargado de gestionar la respuesta a emergencias (como en el caso de Defensa Civil, en Argentina); y equipamiento", explicó.
Argentina, a través de este programa, recibió asistencia y, recientemente, fue provista de un centro de operaciones móviles para emergencias, que permite contar con un equipo de comunicaciones y control para operaciones con equipos de rescate en catástrofes. "También hemos entregado vehículos todo terreno a la provincia de Neuquén, así como tiendas de campaña, cocinas móviles y mantas para eventuales situaciones en las que se necesite evacuar a la población civil desplazada de una zona afectada por una catástrofe natural", agregó Clark.
Estos acuerdos, por lo general, se hacen entre la provincia interesada y la Embajada de los EEUU local. El Comando Sur somete los distintos pedidos a evaluación y determina su financiamiento antes de ejecutar los proyectos. En cualquiera de los casos, trabajan exclusivamente con personal civil de cada uno de los países, no con personal de las Fuerzas Armadas. "Buscamos fortalecer las capacidades de las agencias y organismos civiles para que puedan hacer frente a catástrofes naturales", aclara Clark.
Tal vez el caso más significativo fue el de Haití, luego del terremoto de 2010. Allí, el Comando Sur brindó ayuda por 45 millones de dólares para la reconstrucción de infraestructura y para la preparación para nuevos desastres naturales. "Construimos once centros de operaciones de emergencias, diez estaciones de larga distancia y un refugio humanitario", detalló William Clark. Consultado por esa experiencia, Clark relató: "Fue un gran desafío, porque toda la infraestructura del país se había visto afectada por el terremoto. Debíamos transportar todo tipo de ayuda al terreno y encontrar un enlace en el gobierno haitiano, lo que se hizo muy difícil en las primeras dos o tres semanas".
Incluso el manejo de situaciones aparentemente sencillas, como la llegada de aviones a la isla, debió ser improvisado en el terreno, porque el sistema de control de operaciones aéreas estaba fuera de servicio luego del sismo. "Durante las primeras 72 horas, había más aviones de los que podían ser recibidos dada la capacidad del aeropuerto", narró el responsable del Programa de Asistencia Humanitaria. "Tuvimos que establecer procesos para el control del arribo de aeronaves a la isla, y se hizo muy difícil".
También brindaron ayuda en el terremoto de Chile en 2011 y en el huracán de 2017 que afectó especialmente al Caribe. Clark recuerda que en el caso de República Dominica, el huracán afectó a la totalidad de la isla con impacto en sus puertos y aeropuertos. "Para poder brindar cualquier tipo de respuesta, teníamos que trasladarnos a otras islas y volar hacia Dominica. Lo que mucha gente no sabe es que el Caribe se encuentra bastante alejado, en particular Dominica, Granada o Santa Lucía. Para nosotros, llegar en helicóptero desde Honduras (donde se ubica la Fuerza de Tarea Bravo) y atravesar todo el Caribe implicaba una ecuación de tiempo y distancia para poder transportar la ayuda adecuada", describió. "Desafortunadamente, nosotros aprendemos más de lo que quisiéramos con cada catástrofe natural, pero este tipo de fenómenos es parte de la vida en el Caribe y Centroamérica", admitió Clark.
El entrenamiento, tal como indicaron los responsables de este programa, es la clave para la mejora. Cabe recordar el ejemplo del Volcán de Fuego, en Guatemala: la última edición del ejercicio "Fuerzas Aliadas Humanitarias", cuyo escenario hipotético siempre es un desastre natural, se llevó a cabo en 2018 precisamente en Guatemala, muy cerca de donde se produjo posteriormente la erupción del volcán.
"En ese caso, se utilizaron centros de atención de emergencia y equipos de combate al fuego que les habíamos provisto desde el SouthCom –contó Clark–, así como asistencia médica y suministros médicos que nosotros les habíamos entregado para tratar víctimas de quemaduras y personas desplazadas de las zonas aledañas. Y lo mejor de todo: ya estaban entrenados y preparados".