Desde el monte Everest, que se alza a 8.848 metros (29.029 pies) sobre el nivel del mar y marca la separación entre Nepal y China, hasta una pequeña isla en el río Bidasoa que cambia de soberanía cada seis meses entre España y Francia, las fronteras del mundo esconden historias tan curiosas como desconocidas.Hay un nuevo libro que las detalla como nadie nunca lo hizo: Un mundo inmenso 2: explicaciones de fronteras inexplicables, publicado por Editorial Planeta.
El libro, que consta de 240 páginas, explora casos como el de la Franja de Caprivi, una estrecha extensión de tierra en el noreste de Namibia que, por apenas 150 metros (492 pies), impide la formación de la única cuádruple frontera terrestre del mundo. Pero uno de los más interesantes es la República Libre de Liberland, conocida por llevar adelante la utopía libertaria, fundada el 13 de abril de 2015, a orillas del río Danubio, entre Croacia y Serbia.
Un mundo inmenso nació como un canal de YouTube en septiembre de 2018. Son tres personas las que forman parte de este proyecto: Francisco Llorens, en la investigación y la redacción de los guiones; Antonella Grossolano, en el diseño y el desarrollo de la identidad visual; y Diego Briano, en la narración y posproducción de los videos. A partir del año 2022 pasaron del lenguaje audiovisual al escrito: publicaron su primer libro de título homónimo. Ahora llega el segundo.
Luego del tomo 1 (Un Mundo Inmenso: explicaciones de lugares inexplicables), llega esta continuación, que se enfoca en aquellas fronteras que no solo dividen países, sino que también cruzan ríos, montañas y desiertos, creando paisajes únicos y, en ocasiones, situaciones insólitas. A través de mapas detallados, infografías e imágenes, el libro invita a reflexionar. A continuación, Infobae Cultura reproduce el capítulo número 24: “Liberland, la extraña utopía libertaria”.
Liberland, la extraña utopía libertaria
La iniciativa de crear dos nuevas fronteras en los Balcanes puede ser calificada, en términos abstractos, como temeraria o imprudente. No obstante, si analizamos un caso concreto, el de Liberland, podremos sumar otros adjetivos, que van desde insólita hasta esperanzadora o falaz. Todo dependerá de nuestro grado de adhesión o credulidad a un relato sugestivo.
El 13 de abril de 2015 Vít Jedlička y un grupo de amigos se reunieron a orillas del río Danubio, entre Croacia y Serbia, y fundaron la República Libre de Liberland. La fecha no fue aleatoria: el 13 de abril de 1743 había nacido Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de Estados Unidos y reconocido defensor de las ideas de la libertad.
Jedlička, nacido en 1983, es un político de origen checo de tendencia libertaria que quería llevar a la práctica los conceptos de su ideología en un nuevo Estado. Estos principios consisten en que las funciones públicas deben ser mínimas: defensa, seguridad y justicia. En ningún caso se debe atentar contra la propiedad privada, y el resto de lo que suele ser tarea del Estado debe quedar para el sector privado. En esta línea, los libertarios consideran que el cobro de impuestos es un robo por parte del Estado que no debería existir. En algunos casos se contemplan excepciones, que permiten el funcionamiento de un cierto Estado mínimo. Existen distintas ramas dentro del ecosistema libertario, pero a grandes rasgos esos son los puntos comunes de una ideología que fue marginal en el siglo 20 y que en los últimos años ha ganado visibilidad.
La cuestión es que Jedlička tuvo una iniciativa distinta. Después de haber intentado algo similar a lo que pretenden la mayoría de los libertarios —dar la pelea en su propio país sin demasiado éxito— decidió inventar uno nuevo. Para crearlo se propuso encontrar algún territorio que no estuviera ocupado por ningún Estado. Es decir, una porción de tierra que ninguna nación soberana quisiera, lo que se considera en derecho internacional como terra nullius. Esta expresión latina significa “tierra de nadie” en castellano.
Se suele considerar que hay tres de estos lugares en el planeta. Uno es Bir Tawill, una porción de tierra fronteriza entre Sudán y Egipto que ninguno de los dos reivindica. Otra es la Tierra de Marie Byrd, la fracción de la Antártida que ninguna nación soberana reclamó como propia. El tercero, el que nos ocupa, es Gornja Siga. Es una parcela de 7 kilómetros cuadrados —el triple que Mónaco— ubicada en los Balcanes, junto al río Danubio, entre Croacia y Serbia. Para los croatas pertenece a Serbia. Y para los serbios es de Croacia.
Desde la disolución de la antigua Yugoslavia serbios y croatas no han logrado ponerse de acuerdo en todo el trazado de la frontera. Si bien Gornja Siga pertenecía a Serbia, tras la división entre ambos países quedó en el lado croata de la frontera. Sin embargo, si Croacia se quedaba con esta parte del territorio, aceptaba los límites que se habían trazado, que consideraba desventajosos. Por eso ni Serbia ni Croacia se hicieron cargo de lo que hoy podemos llamar Liberland, que quedó despoblado durante más de dos décadas.
Para Jedlička esto significó una oportunidad y actuó. El día que Jefferson hubiera cumplido 272 años se instaló en esos 7 kilómetros cuadrados, creó Liberland como una utopía libertaria y se autoproclamó presidente.
A partir de la fundación empezó a recibir donaciones en la página web, a emitir pasaportes, a cobrar por la ciudadanía del lugar y a divulgar sus ideas por el mundo. El sueño de Liberland se asienta también sobre una marcada visión de la economía. Se promueve el uso de las criptomonedas y hasta el propio Jedlička confesó que quieren convertirse en un paraíso fiscal, sin cobrar impuestos, para que lleguen inversiones.
Pero así como para muchos libertarios del mundo esta historia ha resultado esperanzadora, otros le restan importancia a la posibilidad de que Liberland se convierta realmente en una nación soberana reconocida en todo el mundo. En este sentido Jedlička y sus seguidores trabajan para cumplir con los requisitos de la Convención de Montevideo, detallados en el capítulo dedicado a Somalilandia.
En cuanto al territorio, obviamente señalan Gornja Siga, aunque en estos años han tenido infinitos problemas para acceder al lugar, por lo que no han podido ejercer una soberanía real. La población es un aspecto complejo, ya que las autoridades croatas han impedido el ingreso de personas y han detenido a muchas. Según cuentan las autoridades de Liberland, desde 2023 existe un grupo de colonos que vive en el lugar, aunque no han especificado cuántos son ni de qué manera residen efectivamente.
Durante ese año los liberlandeses disfrutaron de una política ajena que los benefició. Croacia se incorporó al espacio Schengen, por lo que ya no se controla la frontera norte con Hungría. De esta forma hay más posibilidades para desplazarse por tierra o por agua unos 20 kilómetros hasta llegar a Liberland sin hacer sonar demasiadas alarmas.
El tercer punto es el gobierno: Jedlička es presidente y cuenta con un gabinete. Se ha criticado que durante muchos años han prometido elecciones libres pero esto no ha sucedido y se mantiene la dependencia del líder. De hecho, se ha acusado a este y otros espacios libertarios de no tener demasiado apego a los ideales democráticos. Sobre este y otros aspectos le consultamos al propio Jedlička, quien nos aseguró que cree “en las repúblicas, pero no en la forma en que se practica la democracia ahora. Por ejemplo, cuando alguien te representa en el mundo empresarial siempre puedes despedirlo si pierdes la confianza en él. Pero ¿puedes hacer esto con tu congresista o con un miembro del parlamento? Nunca, en ningún país. En cuanto a las elecciones, estamos trabajando duro para que se celebren este año [2024]. Para ello necesitamos dos cosas: que suficientes ciudadanos se unan a nuestro sistema blockchain, en el que se celebran las elecciones, y terminar la constitución”.
El último punto de la Convención de Montevideo es la capacidad para establecer vínculos con otros Estados. Aquí se pueden señalar algunos casos llamativos. Uno se produjo en 2022: el municipio colombiano de Manizales anunció un acuerdo de cooperación con Liberland. El propio alcalde de la ciudad, Carlos Mario Marín, lo anunció en una grabación junto con un representante del experimento libertario. Al poco tiempo las autoridades municipales eliminaron el comunicado de redes sociales y trataron de aclarar el confuso episodio.
Otro caso data de 2021: Nayib Bukele, presidente de El Salvador, anunció la construcción de un hospital gracias a una donación de ciudadanos de Liberland. Para los liberlandeses esto significó un reconocimiento directo.
A estos contactos se suma otro muy particular: según las autoridades libertarias, firmaron un memorándum con Somalilandia para avanzar en el reconocimiento mutuo, algo que ambos territorios necesitan. De todas formas, Somalilandia ha demostrado tener una capacidad de ejercicio de soberanía muy superior a la de Liberland por el momento.
Además de organismos estatales, Liberland ha sido mencionado por muchos partidos libertarios de distintas partes del mundo y Jedlička ha viajado por todo el planeta para exponer sus ideas y proyectos. Sin embargo, ninguno de esos contactos ha sido tan relevante como lo que sucedió en Argentina. En este país —que sí cuenta con reconocimiento internacional— un libertario y promotor de Liberland logró convertirse en presidente.
“Soy el general Ancap. Vengo de Liberland, una tierra creada por el principio de apropiación originaria del hombre. Una tierra de 7 kilómetros cuadrados entre Croacia y Serbia. Un país donde no se pagan impuestos, donde se defienden las libertades individuales, donde se cree en el individuo y no hay lugar para colectivistas (...). Vamos por una sociedad libre, vamos por el orden espontáneo, vamos por los valores de la libertad.” Esas fueron las palabras de Javier Milei en febrero de 2019, cuatro años antes de ser elegido presidente de su país. Lo hizo en un concurso de cosplay disfrazado de negro y amarillo como el general Ancap, acrónimo de anarcocapitalista. En la parte obviada del discurso insulta a “colectivistas y keynesianos”.
Unos meses después de esa aparición de Milei, en el canal de YouTube de Un Mundo Inmenso lanzamos un episodio sobre Liberland. Elegimos no incluir ese segmento porque nos resultaba algo trash. No imaginábamos que ese economista mediático y libertario que se disfrazaba del general Ancap se convertiría en jefe de Estado de un país que es 390000 veces más grande que Liberland.
No fue la única mención de Milei a Liberland, que habló del experimento en más de una entrevista. Al principio las autoridades liberlandesas no se hicieron demasiado eco del tema. Sin embargo, ante la posibilidad de que ganara las elecciones encontraron una oportunidad única. Enviaron correos electrónicos a sus seguidores en los que explicaban el apoyo de Milei y firmaron un acuerdo con el Partido Libertario de Buenos Aires, uno de los que conforma la fuerza política de Milei. Incluso el propio Jedlička viajó a la capital argentina, se reunió con seguidores locales y hasta compartió un evento con Diana Mondino, que unas semanas después se convertiría en canciller.
En nuestro diálogo Jedlička reconoció que están “entusiasmados porque esta gran nación de América del Sur, que alguna vez fue uno de los países más prósperos del mundo, ha elegido la libertad”. En esa línea agregó: “Esto nos ha ayudado de muchas maneras. La presencia de un defensor tan poderoso de la libertad en la escena internacional como Milei galvaniza a las fuerzas libertarias del mundo y muestra la libertad como una solución real para este siglo”.
Sobre el futuro de su creación el checo aseguró que imagina que “Liberland cumplirá su propósito, alcanzará el inmenso potencial económico y humanitario de sus ideales fundacionales y se convertirá en el país más libre del mundo. Esta es la razón por la que se fundó Liberland: para ser un faro de libertad, la patria nacional para todos los amantes de la libertad”.
El presidente añadió que tenían un mejor vínculo con las autoridades serbias, quienes respetaban el lema de “vive y deja vivir”, mientras que con Croacia las cosas siempre habían sido más difíciles. Igualmente, tanto en Belgrado como en Zagreb han restado importancia a esta cuestión y han coincidido en que Gornja Siga no es ningún terra nullius, sino que se trata de una disputa fronteriza entre ambas partes sin posibles terceros involucrados.
¿Una iniciativa que genera esperanza para los defensores de la libertad o una estafa con la que algunos obtienen réditos económicos? ¿Prosperará Liberland y tendrá control efectivo sobre el territorio o se quedará en su etapa actual de vender pasaportes y ciudadanías que no tienen una utilidad real? Se puede elegir cualquiera de las opciones, aunque al mismo tiempo no es fácil no reconocer la valentía de querer inventar dos nuevas fronteras en la península balcánica.