La abuela abandonó un bebé al huir de Alemania del Este, la nieta es neonazi: un legado histórico que divide a Alemania

La nueva novela de Bernhard Schlink, el autor de “El lector”, aborda las cicatrices de la reunificación, con una mirada provocadora

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El libro del día: "La
El libro del día: "La nieta", de Bernard Schlink

El legado de la reunificación alemana y las heridas no cerradas de la República Democrática Alemana (RDA) son el eje central de la más reciente novela de Bernhard Schlink, autor reconocido por su obra de 1995, El lector. La historia se adentra en las vidas de personajes marcados por el trauma, la memoria y la imposibilidad de reconciliarse con el pasado, temas recurrentes en la obra del escritor alemán.

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La nieta

Por Bernard Schlink

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La trama comienza en el Berlín contemporáneo, donde Kaspar, un anciano librero, encuentra a su esposa, Birgit, muerta en la bañera. Aunque su fallecimiento no es un suicidio, el alcoholismo que marcó su vida desempeñó un papel crucial en su muerte. Kaspar, lleno de una “cansada ira”, reflexiona sobre la naturaleza reservada y cautelosa de su esposa, quien siempre pareció ocultar aspectos de su vida. Al revisar correos electrónicos y cuadernos de Birgit, Kaspar se sumerge en los recuerdos de su juventud y en los secretos que ella nunca compartió.

Entonces la historia retrocede a 1964, cuando un joven Kaspar llegó a Berlín con el deseo de conocer “la Alemania completa” y encontrar similitudes entre las dos mitades del país dividido. Durante una visita al lado oriental, fue etiquetado como “enemigo de clase”, pero allí conoció a Birgit y se enamoró de ella. Juntos idearon un plan para que ella cruzara la frontera hacia Berlín Occidental, un plan que tuvo éxito, aunque con la advertencia de que Kaspar nunca debía mirar atrás.

Sin embargo, los secretos de Birgit no se limitaron a su vida en la RDA. Kaspar descubre que su esposa dejó atrás a un bebé en Berlín Oriental, una decisión que la atormentó durante toda su vida. En sus cuadernos, Birgit confesó su incapacidad para buscar a ese hijo perdido, describiéndose como “una persona incapaz de buscar, de encontrar, de escribir”. Ante esta revelación, Kaspar decide emprender la búsqueda que su esposa nunca pudo realizar.

Guardias fronterizos de Alemania Oriental
Guardias fronterizos de Alemania Oriental la caída del Muro de Berlín. Noviembre de 1989 (Reuters)

El viaje de Kaspar lo lleva a un asentamiento rural de extrema derecha en el este de Alemania, donde encuentra a Sigrun, su nietastra, quien se ha convertido en una ferviente seguidora de ideologías neonazis. Este encuentro obliga a Kaspar a enfrentarse no solo a sus propios prejuicios, sino también a las contradicciones y tragedias que surgieron tras la reunificación alemana. Aunque muchos se beneficiaron de la integración de las dos Alemanias, otros, como Birgit, quedaron atrapados en un sentimiento de pérdida y desarraigo.

Birgit, como otros que emigraron al oeste, se sintió presionada a mostrar gratitud por las oportunidades que Alemania Occidental les ofrecía, pero nunca dejó de añorar el idealismo de los primeros años de la RDA. En sus escritos, Birgit recordaba con nostalgia el entusiasmo de aquellos tiempos en los que los alemanes orientales soñaban con construir “un nuevo país para nuevas personas”. Sin embargo, ese sueño, al igual que la RDA, desapareció, dejando a muchos en un exilio emocional permanente. “Los que se fueron nunca pueden regresar; nuestro exilio nunca termina”, escribió Birgit.

La novela también aborda cómo una minoría en la Alemania reunificada sigue aferrándose a las ideas del nacionalsocialismo. Schlink utiliza la relación entre Kaspar y Sigrun para explorar estas tensiones, mientras el protagonista intenta “salvar” a su nietastra de las influencias extremistas. En este proceso, la obra ilumina las complejidades de la historia alemana y las cicatrices que aún persisten en su sociedad.

Bernhard Schlink (EFE/ Raúl Caro)
Bernhard Schlink (EFE/ Raúl Caro)

Aunque Schlink es conocido por su habilidad para construir narrativas cautivadoras, La nieta no alcanza el lirismo y la profundidad atmosférica que caracterizaron a El lector. El exceso de trama diluye el desarrollo de los personajes y los escenarios, y algunos diálogos resultan poco naturales. Además, aunque el personaje de Sigrun es intrigante, su construcción no siempre resulta convincente.

A pesar de estas críticas, la obra destaca por su disposición a dejar preguntas sin respuesta y personajes sin redención, reflejando la complejidad de los temas que aborda. Schlink logra capturar las turbulencias de la historia alemana y las dificultades de reconciliarse con un pasado lleno de contradicciones. Con esta novela, el autor continúa explorando las heridas de su país, ofreciendo una mirada profunda y reflexiva sobre los desafíos de enfrentar la memoria y el legado histórico.

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