El 2024 tuvo homenajes y retrospectivas, así como también preciosas puestas corales y otras que recorrieron el trabajo de grandes artistas contemporáneos nacionales e internacionales.
En un año marcado por lo problemas ecónomicos de los museos nacionales, que devino en una movilidad expositiva muy restringida, así como el cierre por decreto del Museo de la Historia del Traje, los espacios privados y las fundaciones marcaron el ritmo de un calendario diverso.
Con algunas muestras todavía disponibles, Infobae Cultura realizó una selección de grandes muestras, lejos de ser un ránking, para exponer la riqueza y vitalidad del arte.
Joaquín Torres García. Ensayo y convicción, en el Museo Nacional de Bellas Artes
En un año en el que el MNBA tuvo poco movimiento, sin dudas la muestra que celebra los 150 años del natalicio del gran artista uruguayo es la más destacada.
Con alrededor de 80 obras, incluyendo pinturas, dibujos, ilustraciones, juguetes, grabados y libros caligráficos, la exposición, con curaduría de María Cristina Rossi, presenta piezas que creó durante sus estancias en ciudades como Barcelona, París, Nueva York y Montevideo, entre ellas 9 pinturas del acervo del museo y obras de colecciones públicas y privadas argentinas.
La exposición, que continúa abierta hasta el 16 de marzo de 2025, comienza con las primeras ilustraciones del artista para libros y revistas, y se complementa con una sección dedicada a su producción teórica y libros manuscritos, elementos esenciales en cada período de su obra plástica.
Torres García es conocido por su teoría del universalismo constructivo y la fundación del Taller Torres García, un movimiento artístico influyente en la región que se centró en la enseñanza de una pintura basada en la geometría y el uso del color.
”El futuro no es un sueño", de Cao Fei, en el Malba
La muestra de la artista contemporánea china está compuesta por nueve proyectos que incluyen una treintena de obras, la mayoría de ellas videoinstalaciones creadas desde principios de la década de 2000 hasta la actualidad, dispuestas en un gran montaje inmersivo.
Producida por la Pinacoteca de São Paulo, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires presenta una versión adaptada a su espacio, indaga en la experiencia humana deshumanizada, la de los sueños rotos, la de la virtualidad no como divertimento, sino como escape, pero a su vez, ante los escenarios futuro-no-distópicos que puede llegar a plantear, para revela en muchísimos la belleza de la existencia.
La muestra, que permancerá abierta hasta finales de febrero de 2025, procedió a la también interesante Intergaláctico de Gyula Kosice, en la que se pudo observar la mítica Ciudad Hidroespacial, en préstamo desde el Museo de Bellas Artes de Houston.
Otras muestras imperdibles fueron el diálogo entre Manifestación de Antonio Berni y la remake de Mondongo, como John Baldessari. El fin de la línea, la primera exposición panorámica en Sudamérica dedicada al artista estadounidense, gran pionero del arte conceptual. Este año, además, será recordado por la apertura Malba Puertos, su sede de Escobar.
El aprendizaje infinito, en el Museo Moderno
El espacio de San Telmo tuvo múltiples aperturas destacadas, fiel a su costumbre de abordar lo contemporáneo desde distintos ángulos, como los casos de Martín Legon sobre la la relación entre la educación tradicional y la inteligencia artificial, las instalaciones textiles de Celina Eceiza y la de la artista nigeriana Onome Ekeh, que se mantiene abierta hasta abril.
Sin embargo, con El aprendizaje... propuso un interesantísimo viaje en el que se combinaron, por un lado, el reconocimiento a artistas maestros y, por otro, se evidenció la riqueza de las propuestas de enseñanza en el país, tanto en instituciones como a través de proyectos experimentales surgidos en diferentes contextos sociales.
A lo largo del recorrido aparecían la nueva escuela, que rompía con las estructuras decimonónicas de relación jerárquica, y también las pedagogías disidentes, esquemas pensados para situaciones de vulnerabilidad social, para personas en situación de calle, hospitales psiquiátricos o, incluso, para minorías, entre otras.
En ese sentido, la exposición curada por Jimena Ferreiro, quien trabajó junto a Alfredo Aracil, jefe del Departamento de Educación del museo, configuró una profunda y riquísima experiencia documental, plena de detalles y tributos que, además, no dejó de lado lo estético, entre las que se destacó la producción de Tomás Espina que con su “Museo popular del arte argentino” trabajó junto a múltiples artistas sobre distintos momentos que componen el relato y los mitos nacionales.
Los incas. Más allá de un imperio, en Fundación Proa
Un año entre lo nacional y lo internacional para la institución de La Boca, que comenzó con Lo que la noche le cuenta al día, que reunió obras emblemáticas de artistas argentinos que habían sido exhibidas en el Padiglione d’Arte Contemporanea (PAC), de Milán, y que siguió con Espejos de México, con piezas de Julieta Aranda, Abraham Cruzvillegas, Rafael Lozano-Hemmer y Damián Ortega.
Por otro lado, Los Incas... es una fantástica exposición -que reúne 138 piezas entre cerámicas, objetos líticos, metales, textiles y pinturas, algunas de las cuales nunca antes se habían mostrado- desafía las narrativas predominantes sobre una de las civilizaciones más fascinantes de la América prehispánica, a través de una perspectiva interdisciplinaria que abarca arqueología, historia, lingüística, arte y diseño.
La muestra, que cuenta con la producción del Museo de Arte de Lima (MALI) y es curada por Ricardo Kusunoki, Cecilia Pardo y Julio Rucabado, se inscribe en la tradición de Proa en la difusión de los pueblos originarios del continente, habiendo realizado en el pasado muestras sobre las civilización olmeca, la del Golfo de México, además de los aborígenes del Gran Chaco, los pampas y sus textiles, la platería mapuche y los caminos sagrados de los habitantes nativos de la Argentina.
Abierta durante enero, incluye ejemplos notables de indumentaria, objetos de uso cotidiano como los queros, figuras talladas utilizadas en ofrendas y rituales religiosos, y los famosos quipus, el sistema contable único compuesto por hilos y nudos, por nombrar algunos de los tesoros, como también toda una serie de piezas de orfebre y pinturas realizadas ya durante la colonización, en las que se puede observar la búsqueda de construcción de una nueva identidad por parte de los españoles.
Juma. Preservar la memoria. Imaginar el futuro, en el Museo Marco La Boca
El solo show pictórico más potente del año vino de la mano del peruano Rember Yahuarcani, con una maravillosa muestra que ingresa en la iconografía Uitoto, pueblo indígena amazónico al que pertenece, y que se puede visitar durante el verano.
Luego de dos muestras centradas en artistas nacionales —La función de la utopía, que puso en diálogo obra de artistas tucumanos con piezas de la Colección y Un país ajeno, una colaboración entre Tomás Espina y la ceramista Adriana Martínez— Juma, curada por Sandra Juárez, marcó el debut en el país del artista y activista que en su obra condensa los saberes y la historia de su pueblo.
Yahuarcani tiene una voz propia, con un estilo en el que sus seres luminosos surgen de una oscuridad que, si bien está relacionada con el origen de la cosmogonía que representa, puede pensarse también como un estado de las cosas, en las que las comunidades enfrentan desafíos por sobrevivir y, a su vez, la necesidad de que sean los propios pobladores quienes relaten sus orígenes.
La muestra -en la que también se presenta una instalación y una serie de dibujos- reúne 20 años de producción, desde sus primeros trabajos más de corte “etnográfico” hasta las actuales, donde deslumbra con una pincelada luminosa y detallista.
Methfessel. El pintor científico, en el Museo Larreta
Félix Ernest Adolf Methfessel, un pintor suizo nacido en Berna en 1836, llegó a Argentina alrededor de 1864 con un título de arquitecto paisajista en tiempos en que se invitaba a extranjeros en el ámbito de las ciencias para explorar y documentar el país.
Así, se convirtió en un cronista visual de la Guerra del Paraguay y recorrió extensamente el territorio argentino, plasmando en sus obras los paisajes, personas y tradiciones de regiones como Mendoza, Tucumán, Córdoba y Misiones.
La exposición, curada por la investigadora y doctora en historia Leontina Etchelecu, presentó su legado artístico en tres secciones: una primera sala dedicada a las litografías del conflicto bélico, que incluía también piezas de Modesto González; en la segunda hermosos óleos paisajísticos que realizó durante sus viajes por Argentina y en la tercera, acuarelas de sus últimos años, cuando regresó a Suiza, donde recreó escenas de la ciudad europea.
Cuánto pesa el amor, en el CC Recoleta
La propuesta reunió obras de más de 60 artistas, tanto nacionales como internacionales, con una amplia variedad de formatos, desde instalaciones de gran tamaño hasta pinturas, esculturas, fotografías, cerámicas, dibujos, joyería y videos.
Así, la muestra curada por Daniel Fischer exploró a través de múltiples lenguajes y perspectivas las formas que el amor puede adoptar, con una puesta en la que se evocaba a una nostalgia neblinosa y sombría.
Entre muchos otros se pudo observar trabajos de Carlos Alonso, Manuel Ameztoy, Fabiana Barreda, Antonio Berni, Delia Cancela, Nicola Costantino, Flavia Da Rin, Sara Facio, Ana Gallardo, Carlos Gorriarena, Roberto Jacoby, Marcos López, Matilde Marín, Ad Minolitti, Marta Minujín, Alberto Passolini, Teresa Pereda, Liliana Porter, Claudia del Río, Josefina Robirosa, Anatole Saderman, Pablo Suárez, Mariana Tellería, Clorindo Testa, María Torcello y Luis Wells.
Por otro lado, también se destacó Comienzo del juego, que hasta el 23 de marzo de 2025 reúne por primera vez en el país una colección de objetos personales del escritor, incluyendo fotografías de su infancia, primeras ediciones de sus obras, cartas y audios con su voz.
La exhibición, que se enmarca en el “Año Cortázar” -una iniciativa del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires para conmemorar los 110 años de su nacimiento y los 40 años de su fallecimiento- ocupa una extensión de 1500 metros cuadrados y está alojada en el área bautizada como Cronopios, J y C, inaugurada en 1994 en su honor.
Picabea y Cacchiarelli, en Macba
Entre julio y noviembre, se presentaron El espejo y el desorden de Natalia Cacchiarelli y Deriva utópica de Gilda Picabea, ambas con curaduría de Belén Coluccio,en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires, que propusieron un viaje a la abstracción geométrica contemporánea, a través de más de ochenta obras.
Las exhibiciones, que en el calendario se ubicó entre una con el ojo en la Bauhaus y la actual que reúne a Ernesto Ballesteros y al histórico Roberto Aizenberg, no fueron retrospectivas ni propusieron un recorrido cronológico, aunque sí un ida y vuelta entre obras tempranas y recientes, uniendo los primeros años de producción con el último para, así, revelar “las inquietudes que se van manteniendo y la perseverancia de ciertas búsquedas” que “las vinculan con distintos periodos de la abstracción geométrica de la historia del arte argentino”, dijo Coluccio.
Noche adentro, de Hernán Salamanco, en Arthaus Central
Antes de Sín título de Mondongo, que se encuentra ahora en exposición, Salamanco reunió 17 obras realizadas entre 2002 y 2022, que se iluminaban en plena oscuridad, remitiendo a una caverna pictórica en la que la pincelada feroz y brutal en algunos momentos, y sutil en otros sobresalía en paisajes, autorretratos, monstruos y animales.
Salamanco no pinta sobre lienzo, sus obras -salvo un autorretrato sobre madera- brotan de las chapas, metales industrializados que alguna vez colgaron de un edificio para venta o alquiler, en alguna calle para promocionar algún producto.
Comenzó con esta práctica durante la crisis de 2001, resignificando en arte aquellos despojos en plena crisis económica, que no tan paradójicamente vuelven a convertirse en una declaración sobre las dificultades, los costos de los materiales y, a su vez, en una metáfora social de cómo un objeto pensado para la promoción del comercio, del desarrollo, termina agrietándose, sufriendo sus circunstancias, hasta convertirse en descarte.
La muestra desafió al público a adentrarse en la oscuridad y a dejarse llevar por las imágenes que, más allá de su aparente caos, revelan una profunda conexión entre el arte y la experiencia humana.
Alienígena. Emilio Renart y su práctica artística y social, en Colección Amalita
En abril comenzó la primera muestra antológica del artista mendocino fallecido en 1991, con una selección de más de doscientas obras abarcando todos los períodos de su producción, desde fines de los años 50 hasta su última muestra en la galería Ruth Benzacar en 1989.
Con curaduría e investigación de Sebastián Vidal Mackinson, la expo presentó una variedad de dibujos, pinturas y esculturas que reflejaron tanto su estilo más conocido como otras obras menos difundidas, pero igualmente significativas en su trayectoria.
La exposición se centro en la serie Integralismo: Bio-Cosmos, que se complementó con un conjunto de obras que desarrollado para sus últimas exhibiciones, ofreciendo una visión más amplia de su producción artística.
La muestra no solo celebró las obras más emblemáticas de Renart, sino que también puseo en valor aquellas piezas que, aunque menos conocidas, han sido fundamentales en su evolución.
Una cita con el Pop, en Fundación Klemm
La muestra expone parte de la Colección Klemm, a través de piezas de grandes artistas nacionales e internacionales del movimiento surgido en los 60 junto a otras contemporáneas que, de distinta manera, dialogan con el estilo de aquel momento.
El espacio reabrió sus puertas en septiembre, luego de haber estado cerrado desde marzo del año pasado para realizar una profunda remodelación, que sin dudas no solo mejoró la estética, sino también las posibilidades expositivas y de circulación.
Así, en la propuesta se pueden observar piezas de Andy Warhol, Roy Liechtenstein, Christo, Willem De Kooning, Jime Dine, Man Ray, entre otros, junto a consagrados argentinos como Berni, Raquel Forner, Lucio Fontana, Yuyo Noé y muchos más.
Lotty Rosenfeld. Entrecruces de la memoria (1979-2020) en el Parque de la Memoria y el CC Matta
El legado de la artista y activista chilena se presentó desplegado en dos espacios, ambas curadas por la teórica chilena Nelly Richard, siendo el Parque donde se desarrolló la muestra principal.
El recorrido incluyó una selección de obras individuales, como su participación en diversos espacios de activismo, como el Colectivo Acciones de Arte (CADA) y organizaciones de mujeres feministas.
La piedra que predice, de Marcela Cabutti, en el Centro Cultural Borges
La muestra estuvo compuesta por más de una decena de obras que forman parte de una serie más extensa que Cabutti comenzó a realizar durante la pandemia en Balcarce, una ciudad a más de 400 kilómetro de CABA, a la que viaja hace 15 años.
Se centró en las piedras movedizas de la ciudad, en su mitología, historias y formas, a través de una perspectiva que, con la petrología como eje, colocó a los minerales como centro de unión de dos continentes que alguna vez fueron uno y que, a su vez, representan la separación de los destinos de la humanidad, a través de video-esculturas, instalaciones y fotografías.
Dies Irae. Sobre las posibles formas del mañana, de Max de Esteban, en Muntref
Le exposición del artista español en el Museo de los Inmigrantes en Argentina se acercó mediante medios audiovisuales a las infraestructuras contemporáneas y su impacto en la organización social y económica global.
Curada por Ferran Barenblit y con el apoyo del Centro Cultural de España en Buenos Aires, la exposición tomó su nombre del himno medieval “Dies Irae”, conocido por su inclusión en los Requiem de Mozart y Verdi.
Así, estuvo compuesta por seis vídeos y diez series de imágenes que analizaron infraestructuras clave del capitalismo contemporáneo. Los videos de de Esteban son el resultado de un proceso de escritura y conceptualización visual, en los que presenta fábulas contemporáneas que invitan a la reflexión crítica y poética, mientras que en sus imágenes fotográficas opera dentro de la tradición del arte basado en la investigación, creando ensayos visuales que fusionaron múltiples elementos de diferentes orígenes.
Guyra ka’aguy / Pájaro salvaje. Textiles de Mónica Millán, en Fundación Santander
La quinta exhibición anual del la Fundación ubicada frente a Parque Lezama reunió más de 60 obras de arte textil, video, instalación y dibujos de Mónica Millán, artista misionera quien desde 2002 al 2012 trabajó en Paraguay con un pueblo de tejedoras.
Su trabajo de recuperación, identificación y recreación de tejidos tradicionales le permitió generar un vínculo muy fecundo entre creación artística, artesanía popular y lenguaje plástico, que se plasmó de manera preciocista en la exposición curada por María Laura Rosa, donde los motivos naturales y las tradiciones se presentaron en delicados patrones de bordado.
Aída Carballo: Una puerta abierta a lo infinito, en el Museo de la Cárcova
La exposición presentó una selección de obras y documentos representativos de la trayectoria artística de Carballo, conocida especialmente por el estilo único de sus grabados en los que combina elementos de la vida cotidiana con un profundo compromiso social, como también de su rol docente.
Con curaduría de Lucía Laumann, el evento estuvo organizado en tres núcleos: La Cárcova, que puso en foco su paso por la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova; El alma de la Ciudad, donde se desplegaron sus modos de habitar la urbanidad, y Entre las aulas y el taller, dedicado a su tarea como maestra, todo a través de grabados, dibujos, documentos, cerámicas y fotografías.
Sergio Vega. El Modernismo y sus Descontentos, en la Fundación Andreani
Abierta hasta marzo, la exposición aborda el desarrollo y el impacto de la modernidad en las grandes metrópolis urbanas de Latinoamérica, centrándose en Argentina y Brasil, a partir de una serie de instalaciones.
A través de diagramas habitacionales, Vega critica la ciudad como una institución de modernidad fallida que clasifica y margina a los individuos.
Ary Brizzi. Arte, Diseño y Modernidad, en el Decorativo
Hasta el 2 Marzo se puede visitar la muestra curada por María José Herrera, que invita a descubir, a través de más de 300 piezas, la faceta como diseñador del arista geométrico.
Antes de ser premiado y reconocido por su pintura y escultura desde los años 60, Brizzi se dedicó al interiorismo y diseñó stands feriales y campañas publicitarias para importantes empresas.
Entre 1951 y 1973 creó afiches, arquitecturas efímeras y objetos para los modos de vida que emergían con la prosperidad de aquellos años cruciales para la cultura visual argentina y que hoy se reúnen por primera vez.
Punto de fuga, en Móvil Arte Contemporáneo
El espacio independiente de Parque Patricios celebró su década de existencia con una muestra coral, curada por Solana Molina Viamonte, Alejandra Aguado y Sylvie Fortin, de la que participaron los 21 artistas que alguna vez expusieron allí de manera individual.
Así, por el espacio que se encuentra en cheLA, un centro autogestionado en el que habitan otros proyectos autogestivos e independientes, su pudieron observar pobras de Irina Kirchuck, Joaquin Boz, Tomás Maglione, Mercedes Azplicueta, Sebastián Roque, Nicolás Sarmiento, Santiago de Paoli, Joaquín Aras, Manuel Molina, Elena Dhan, Benjamín Felice, Julián D´Angiolillo, Mariana Ferrari, Jesús Jair Toledo, Celina Eceiza, Denise Groesman, Nicolás Mastracchio y Lucía Reissig.
Mondongo: Retratos, en la Fundación Macro
La exhibición, curada por Patricia Rizzo, presentó una colección de retratos del reconocido dúo artístico formado por Juliana Laffitte y Manuel Mendanha, referentes en el panorama artístico tanto nacional como internacional.
En las piezas, creadas desde desde 2001, utilizaron materiales no convencionales como cera, hilos de coser, plastilina, cristales de strass, tachas y fósforos, y exploraron la relación entre la materialidad y la imagen, reinterpretando figuras emblemáticas de la cultura argentina y mundial, desde escritores hasta coleccionistas de arte, a través de un enfoque tanto realista como metafórico.
Pretérito Imperfecto, en el Centro Cultura Rojas
En el marco de las celebraciones por sus 40 años, el espacio de la UBA reunió obra de Sergio Avello, Elba Bairón, Nicola Costantino, Martín Di Girolamo, Alberto Greco, Jorge Gumier Maier, Miguel Harte, Graciela Hasper, Alicia Herrero, Roberto Jacoby, Magdalena Jitrik, Fernando Kacero, Alejandro Kuropatwa, Fernanda Laguna,Luis Linder, Alfredo Londaibere, Marcos López, Liliana Maresca, Marcelo Pombo, Marcia Schvartz, Pablo Siquier, Pablo Suárez y Román Vitale, entre otros, quienes fueron parte de la que se denominó como la “Estética del Rojas” durante las décadas de los 80 y 90.