“Hay algo que empieza a fallar con los sub-35″, dice Hernán Casciari. ¿Qué cosas no funcionan? Según el autor de numerosos libros y director Orsai, “Las universidades de cine, literatura y periodismo escupen gente que no nos sirve del todo. Forman empleados, no artistas,” dice Casciari en diálogo con Infobae Cultura desde su casa en el campo, mientras se ajusta los auriculares para evitar interrupciones. La frase funciona a modo de diagnóstico duro sobre el presente y futuro de la narrativa, una de las disciplinas que Orsai busca reimaginar. “Hoy no se hace más todo solo. Tenés que crear equipo, entender tu lugar en él y aprender a venderte,” insiste con el tono de quien insiste en las fallas de un sistema entero.
Casciari habla con la claridad de alguien que recorrió un camino interesante, desde el blog que comenzó en 2009, las primeras ediciones de la revista Orsai en 2010 ―que incluyó artículos de escritores de la talla de Juan Villoro, Nick Hornby y Horacio Altuna, por nombrar algunos― hasta esta nueva aventura: la Escuela de Narrativa Orsai, que abrirá sus puertas el 13 enero (hasta marzo, en principio), en la sala Casals, en el Paseo La Plaza, en Buenos Aires.
El proyecto no es solo educativo, sino como una respuesta contra lo que considera una formación desfasada que “todavía enseña para el siglo XX.” ¿De qué se trata? Según cuenta el autor de Messi es un perro, esta nueva propuesta combina aprendizaje técnico con herramientas para la autogestión, pensado para que los narradores del siglo XXI puedan entender el arte como un trabajo completo y sostenible. El espacio se estrena con talleres de verano en formatos intensivos y modulares, abarcará disciplinas como poesía, crónica, cine, canciones, podcasts, narrativa y humor infantil, para adolescentes, ensayo y hasta arte urbano.
Según Casciari, los participantes no solo aprenderán a escribir mejor, sino a comprender los desafíos del mercado cultural actual: desde cómo identificar audiencias hasta cómo transformar una idea en un producto que pueda moverse en diferentes plataformas, como libros, teatro o series.
La oferta incluye docentes reconocidos, entre ellos, Luis Pescetti, Silvia Hopenhayn, Tamara Tenenbaum, Pedro Mairal, Betina González, Dolores Reyes, Sebastián De Caro, Natalia Méndez, Cecilia Di Tirro, Leo Oyola, Luis Mey, Zamabayonny, y la lista sigue. En cada taller ―algunos ya están agotados a pocos días de haber abierto la inscripción―, los alumnos publicarán o presentarán su trabajo, y los textos destacados tendrán un espacio en la revista Orsai, reflejando el compromiso del proyecto con integrar nuevas voces al ecosistema cultural.
“Esto no es storytelling ni marketing disfrazado; es una educación real para entender qué pasa después de escribir un poema, un cuento o un guion,” afirma. Los cursos están diseñados para quienes buscan romper bloqueos creativos, aprender técnicas específicas o incluso usar la escritura como terapia. “No podemos seguir formando a gente que solo sabe escribir bien, pero no entiende que la narrativa es un trabajo en equipo y que el mercado es parte de ese mundo,” sostiene Casciari.
La escuela nace como respuesta a una necesidad real: encontrar nuevas voces que puedan operar en un mundo cultural donde las historias ya no se limitan a los libros. Según Casciari, “los chicos hoy tienen talento, pero no saben cómo contar mejor su historia ni cómo venderla.”
¿El objetivo? Casciari es preciso: “La idea es que sea lúdico, que sea colaborativo, que nadie sea un individuo, que todos seamos un equipo y que ese equipo sepa vender lo que va a hacer para no tener que trabajar de otra cosa el año que viene”.
Y agrega: “Al gerente de Netflix Latinoamérica le tenés que contar la historia. Te va a dar dos minutos por Zoom, y si no lo convencés, fuiste,” explica. Pero Casciari habla de muchos más temas y apunta a la transformación de la industria cultural.
La narrativa y el Excel no es asunto separado
―¿Por qué formar una escuela de narrativa?
―Nosotros estamos desde 2009-2010, cuando empezamos con la revista Orsai, publicando libros, haciendo concursos de literatura, películas, documentales y obras de teatro. Descubrimos que siempre trabajamos con la misma gente que cumple, pero cuando buscamos talentos más jóvenes, sub-35, algo falla: no tienen un perfil adaptado al siglo XXI.
―¿Por qué?
―Porque las universidades de periodismo, cine, literatura siguen formando personas para el siglo XX, para ser empleados, trabajar en una radio o en un diario, con un jefe. No están preparados para ser artistas que entiendan de todo el proceso, desde crear hasta vender su obra. Nadie les enseña que manejar Excel es tan importante como escribir un soneto. Esto genera artistas mal pagados, dependientes de un sistema que los explota, como las editoriales que pagan el 10% al autor y mucho más al distribuidor. Nadie les explica cómo gestionar y valorizar su trabajo en un mercado moderno. Cuando viene alguien sub-35 a buscar trabajo por primera vez o por segunda vez, incluso con mucho talento creativo, está incapacitado para manejarse en este siglo con una empresa o con un proyecto como el nuestro, que es muy siglo XXI. No estamos encontrando sub-35 que puedan trabajar con nosotros de forma afilada.
―Hay un problema inicial, entonces
―Para mí el gran problema inicial es que, cuando entra un chico a un formato tradicional de educación que tiene que ver con la narrativa (estoy hablando solamente de eso), cuando entra alguien le dicen: “Bueno, vos sos un individuo, podés hacer todo solo”. Mentira. Hoy no se hace más todo solo. Hoy tenés que crear equipo inmediatamente y tenés que saber quién sos dentro del equipo. No necesariamente vas a ser el líder, no tenés por qué ser el que entiende todo. Pero el líder tiene que tener un segundo y un tercero y alguien que entienda de finanzas. La narrativa es todo. Me encuentro con gente tremendamente talentosa, pero mal gestionada, mal educada dentro de sus habilidades creativas en el siglo XXI.
Un semillero para nuevas voces y el “hackeo” a las grandes editoriales
Otro de los objetivos clave de la escuela es descubrir e incorporar nuevas voces narrativas. Según Casciari, el mercado actual sigue dependiendo de los mismos nombres de siempre. “Necesitamos con urgencia generaciones que traigan historias frescas. Pero no basta con tener talento; hay que saber contar, vender y gestionar esas historias”, enfatiza.
Este modelo busca replicar el fenómeno de la música independiente en Argentina, donde artistas como Dillom y emergentes del Quinto Escalón han transformado la escena cultural sin intermediarios tradicionales. “En la narrativa aún estamos esperando esa revolución”, admite Casciari, y da cuenta de la importancia de la autonomía creativa y financiera para los nuevos narradores. “Le están enseñando una cantidad de boludeces que son de otra época, que no sirven para un carajo”, suma.
―Hay otro tema sobre el que reflexionas, que es el de las regalías y los derechos de autor, ¿Por qué romper con el sistema tradicional editorial?
―Porque no funciona. Las editoriales tradicionales pagan al autor solo el 10%, mientras el distribuidor se lleva el 30%. En Orsai, cambiamos eso: en los libros damos el 50% al autor y los derechos son totalmente suyos. Además, en la revista vinculamos los honorarios al éxito. Si se venden más de mil ejemplares, el autor sigue cobrando regalías para siempre, algo que no existe en los grandes medios. Esto no pasa por imposibilidad, sino por codicia. Cambiamos el sistema para que el autor pueda concentrarse en su obra y no en subsistir. Vamos a pagar muy bien y además participación accionaria. Todos somos socios. Es un sistema lúdico que funciona muy bien y permite incorporar más talento en distintas áreas.
El financiamiento en la cultura
―¿Cómo ves el rol del Estado en el financiamiento de proyectos culturales?
―Nosotros no pedimos nada al Estado ni a grandes empresas. Si te acomodás mucho en el privado o en el Estado, perdés el músculo de la productividad. Por ejemplo, si dependés de una subvención y cambia el gobierno, te quedás sin nada. Lo mismo con un empresario que un día decide no pagarte más. Prefiero depender del público: si la gente quiere tu proyecto, lo financia. Eso lo hace sostenible, sin importar las crisis.
―¿Entonces rechazás cualquier forma de apoyo estatal o privado?
―No es rechazar por rechazar, es evitar depender de ellos. En 2009 les pregunté a los lectores de mi blog si estaban hartos de revistas llenas de publicidad. Les propuse hacer una revista sin sponsors, sin el Estado. Les pedí 16 dólares y más de 10.000 personas respondieron. Así nació la revista Orsai, que lleva 15 años funcionando.
El día que Casciari hizo llorar a Messi
Una esponja amarilla y un perro llamado Totín fueron el disparador de un relato que conmueve y divierte por igual. Casciari, observando un video de Messi en 2012, tuvo una epifanía: “Messi es un perro”, escribió, trazando un paralelo entre la hipnótica relación del futbolista con la pelota y la obsesión casi mística de su mascota con el objeto doméstico. Así nació el primero de los dos cuentos sobre Lionel Messi que hoy emocionan a miles y que, incluso, lograron arrancarle lágrimas al propio jugador.
Messi es un perro / La valija de Lionel
eBook
Gratis
Ambos relatos, Messi es un perro y La valija de Lionel, forman parte de la colección Leamos Cuentos y pueden descargarse gratuitamente haciendo click aquí. El primero, lleno de humor y nostalgia, conecta las vivencias de Casciari con la figura del astro del fútbol. El segundo, escrito tras el triunfo de Argentina en el Mundial de Qatar 2022, es una crónica que revive los años de migración del escritor en Barcelona, ligándolos a los inicios de Messi en el fútbol. Estas obras no solo exploran al ídolo desde un ángulo humano, sino que retratan las emociones compartidas de millones de argentinos.
Casciari asegura que escribir sobre Messi no fue algo planificado, sino un impulso creativo. “Escribo sobre cosas que me conmueven o me llaman la atención”, explicó a Infobae en una entrevista. En estos textos, el autor despliega su característico estilo para unir anécdotas personales, emociones colectivas y el fenómeno social que encarna el futbolista. Más que cuentos, son un homenaje al vínculo entre el deporte, la identidad y la vida cotidiana.
Para más información: https://escuela.orsai.org/
[Fotos: Candela Teicheira, Alex Okazaki, Fernando Calzada]