La belleza de la semana: “Tira y afloja”, de Randolph Caldecott

Desde sus primeras ilustraciones y bocetos, el talento del británico lo catapultó a un papel central en el arte y la literatura. Su legado perdura, honrado en monumentos y con la emblemática medalla que lleva su nombre, simbolizando su influencia

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"Tug of War" ("Tira y
"Tug of War" ("Tira y afloja") (1877), Randolph Caldecott, tinta sobre papel; 175 × 260 mm. Disponible para ver con cita en Tate Britain en la Sala de Grabados y Dibujos

Las tintas sobre papel pueden, muchas veces, evocar a salas de espera de consultorios de la década de los 80. (O tal vez eso solo le suceda a quien escribe estas líneas.) Resulta cómico, sin embargo, el poder del inconsciente, porque evoque lo que evoque, resulta al menos interesante que se haya escogido para la belleza de esta semana una obra que tiene por nombre Tira y afloja. En diciembre ya es demasiado.

Esta obra, de Randolph Caldecott, es una tinta sobre papel que puede verse en la Tate Britain y que representa, con un dejo de humor, el tironeo de un grupo de personas de algo que está fuera de la escena. Y eso provoca curiosidad, al igual que el título. Este destacado ilustrador británico del siglo XIX dejó una huella imborrable en el mundo de la ilustración infantil. Su legado fue tal que la prestigiosa Medalla Caldecott, que lleva su nombre, constituye un reconocimiento a la excelencia en ilustración de libros para niños.

Caldecott, nacido el 22 de marzo de 1846 en Chester, Inglaterra, se destacó por su habilidad para capturar la esencia de las historias a través de sus dibujos, lo que le valió un lugar prominente en la Real Academia. Desde una edad temprana, mostró un talento natural para el arte, especialmente en la representación de animales. Su educación formal se llevó a cabo en el King’s School de Chester, pero fue su experiencia práctica la que realmente moldeó su carrera. A los 15 años, publicó su primer dibujo en el Illustrated London News, un boceto de un incendio en el Queen Hotel de Chester, lo que marcó el inicio de su carrera profesional.

Hay en sus producciones rasgos picarescos, una búqueda del humor, aunque más no sea en la elección de los títulos de sus obras o al plascar escenas que coquetean con el absurdo. Un ejemplo de ello es la acuarela Escena en el cementerio, que en una primera vista pareciera ser una escena campestre, pero al agudizar la vista se descubre que es un campo... santo.

"Scene in a Churchyard" ("Escena
"Scene in a Churchyard" ("Escena en un cementerio") (s. d.), Randolph Caldecott, acuarela y gouache sobre papel; 216 × 305 mm. No expuesta

Caldecott trabajó inicialmente en el sector bancario, pero su pasión por el arte lo llevó a estudiar en la Escuela de Arte de Manchester. Durante este tiempo, comenzó a decorar sus cartas y documentos con bocetos, una práctica que mantuvo a lo largo de su vida. En 1872, alentado por el éxito de sus ilustraciones en revistas, decidió mudarse a Londres para dedicarse por completo a su arte.

En Londres, se integró rápidamente en círculos artísticos y literarios, donde estableció amistades con figuras como Dante Gabriel Rossetti y Frederic Leighton. Su colaboración con el impresor Edmund Evans resultó en una serie de libros ilustrados que se publicaron cada Navidad durante ocho años, con lo que consolidó su reputación como uno de los ilustradores más influyentes de su tiempo.

Además de sus ilustraciones para libros infantiles, Caldecott también trabajó en novelas, relatos de viajes y caricaturas humorísticas. Su amor por la equitación y la caza se reflejó en muchos de sus dibujos, que capturaban escenas de caza con un toque humorístico. Su estilo único y su capacidad para contar historias a través de imágenes lo convirtieron en un pionero del libro ilustrado moderno.

"Good-bye, Baby Bunting, engraved by
"Good-bye, Baby Bunting, engraved by Edmund Evans" ("Adiós, bebé Bunting, grabado por Edmund Evans") (s. d.); impresión en relieve sobre papel; 159 × 184 mm. Disponible para ver con cita en Tate Britain en la Sala de Grabados y Dibujos

A pesar de su éxito profesional, la salud de Caldecott fue siempre frágil. Sufría de gastritis y problemas cardíacos, lo que lo llevó a viajar frecuentemente a climas más cálidos en busca de alivio. Fue durante uno de estos viajes a Estados Unidos, en 1886, cuando su salud se deterioró gravemente, lo que lo llevó a la muerte en St. Augustine, Florida, a la edad de 39 años.

El impacto de Caldecott en la ilustración infantil es innegable. Su enfoque innovador y su habilidad para complementar el texto con imágenes han influido en generaciones de ilustradores. Como señaló Maurice Sendak, su obra marcó el inicio del libro ilustrado moderno, estableciendo un contrapunto ingenioso entre imagen y palabra que sigue siendo relevante hoy en día.

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